VIOLENCIA

Lo que hay detrás de la masacre de cinco menores de edad en Cali

Las víctimas tenían entre 14 y 15 años y fueron encontrados en un cañaduzal cerca al río Cauca. Vecinos del sector dicen que la violencia está disparada.

12 de agosto de 2020
Los jóvenes fueron hallados hacia la medianoche de este miércoles. Foto: cortesía Alcaldía de Cali | Foto: Cortesía

A pesar de la crudeza de la masacre de cinco jovencitos en el barrio Llano Verde, oriente de Cali, muchos de los vecinos no sienten asombro. Para ellos, la violencia hace parte del día a día: "Así es aquí", dicen. 

Llano Verde es un barrio de casas estrechas y calles grandes. A su izquierda está la Cali próspera, esa que utilizan para hacer comerciales y sacar pecho ante las visitas internacionales y oficiales. A la derecha (de norte a sur) tienen cañaduzales que caen al río Cauca. Todo el sector pertenece a lo que se conoce como el Distrito de Aguablanca. La mayoría de pobladores hasta hace dos años vivían en el jarillón, pero por el riesgo de inundaciones cuando el Cauca crecía fueron reubicados en ese lugar. Entre la población también hay un alto número de afrodescendientes desplazados del Pacífico nariñense. 

En el barrio hay microtráfico, guerra de pandillas, fronteras invisibles y violencia. Mucha violencia. Los cinco jóvenes asesinados convivían con ese panorama oscuro. Entre los muertos hay un menor de 14 años, tres de 15 años, y uno más sin identificar, que desaparecieron hacia las 11 de la mañana del martes y fueron encontrados doce horas después. Todos afrodescendientes y menores de edad. 

Los cuerpos estaban tirados en una zanja kilómetro adentro del cañaduzal. Aún no se sabe por qué los mataron, ni en qué circunstancia. "Es un hecho doloroso que enluta a nuestra ciudad. Eran jóvenes residentes del sector, amigos entre ellos. Es una situación que se da en el marco de un día difícil", dijo el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina. 

Lo que el mandatario describe como un "día difícil" son once asesinatos este martes en diferentes puntos de la ciudad, la mayoría en el oriente de Cali, en barrios cercanos a Llano Verde. En lo corrido del 2020 la cifra de asesinatos asciende a 613 casos. La violencia en la capital del Valle no es menor, en plena pandemia se ha convertido en una tormenta de sangre. 

El alcalde lo sabe. Por eso citó este miércoles a un consejo extraordinario de seguridad para analizar el fenómeno y definir el monto de la recompensa que dará la administración por información sobre esta masacre. “Nuestra alcaldía va a orientar una recompensa importante para todo aquel que nos pueda ofrecer información detallada de lo ocurrido, pero además vamos a hacer una reunión con la comunidad para establecer acciones que eviten que estos hechos vuelvan a ocurrir”, expresó Ospina.

¿A qué se debe tanta violencia? 

Dicen las autoridades que se trata de ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales en algunos sectores de la ciudad. El Distrito de Aguablanca, zona oriente de Cali, es la que más muertos aporta a este desafortunado conteo. 

Enero (95), mayo (88), junio (98) y julio (88) fueron los meses con más homicidios. Mientras que marzo (67) y abril (48) meses de cuarentena total son los menos violentos. 

Carlos Rojas, secretario de Seguridad, dijo en su momento que la ciudad estaba recibiendo los coletazos de la violencia en el norte del Cauca, donde hay disputas entre narcotraficantes, disidencias y pequeñas estructuras. Cali está a escasos 40 minutos en carro de municipios críticos como Corinto, Caloto y Miranda, el denominado ‘triángulo de la marihuana‘. 

Cali, por su cercanía, hace las veces de centro de acopio para los criminales. A esta ciudad llegan partes de armas de largo alcance que las estructuras criminales han comprado en el exterior. En armerías clandestinas de la capital del Valle las acaban de diagramar. Desde allí salen hacia el sur del país y muchas se quedan en manos de las disidencias Dagoberto Ramos y Jaime Martínez.

La hipótesis de las autoridades es que los hombres tras las sombras del narcotráfico en el norte del Cauca viven en Cali. Desde esta ciudad despachan la droga, monitorean las rutas y custodian oficinas de microtráfico en sectores vulnerables. En pocas palabras, muchas de las muertes violentas tendrían relación con esa disputa por quedarse con puntos estratégicos. 

Sin embargo, analistas de seguridad consultados por SEMANA creen que esa es una lectura facilista de la administración municipal para justificar el alza en los asesinatos. Y es que a cinco meses de terminar el año, Cali está a 30 homicidios de superar todos los asesinatos ocurridos durante 2019. 
El fenómeno de violencia en Cali es mucho más que un coletazo de lo que ocurre en el vecino departamento del Cauca. “Aquí hay asesinatos por hechos de intolerancia, por disputa de bandas de pandilleros que matan porque se cruza una frontera imaginaria, por sicariato y, una de las causas más preocupantes, por robo”, dice un experto en seguridad que prefiere omitir su identidad. 
Por eso en Llano Verde, y otros barrios vulnerables, las muertes violentas no son algo que produzca asombro. La comunidad ha aprendido a  normalizar los asesinatos. Y también masacres.