Masacre en Tumaco
Masacre en Tumaco | Foto: Tomado de Twitter @jhonrojasca

MASACRE

Masacre en Tumaco: cinco muertos y seis heridos dejó tiroteo en una discoteca

Los hechos se presentaron en el corregimiento de Llorente sobre las 3:30 de la mañana y las autoridades atribuyen su autoría al grupo armado residual Urías Rondón.

26 de septiembre de 2021

Una nueva masacre se presentó en la madrugada de este domingo 26 de septiembre en el departamento de Nariño, específicamente en el kilómetro 63 corregimiento de Llorente, municipio de Tumaco, que dejó cinco personas muertas y seis heridas, reportó el Ejército Nacional.

Posteriormente, soldados de la Fuerza de Despliegue Rápido No. 2 del Comando de la Fuerza de Tarea Conjunta de Estabilización y Consolidación Hércules atendieron la emergencia encontrando dos cuerpos sin vida en las instalaciones del lugar.

Igualmente, se supo que dos heridos más se trasladaron al centro de salud del corregimiento de Llorente pero, dada la gravedad de sus heridas, fallecieron en el lugar.

Además, al Hospital de Tumaco se trasladó a uno de los heridos con arma de fuego, pero también falleció en las instalaciones médicas.

De acuerdo con el mayor general Álvaro Vicente Pérez Durán, comandante del Comando Conjunto Nº2 Sur Occidente, el hecho fue atribuido al grupo armado residual Urías Rondón y específicamente a su cabecilla, alias Javier.

“Tanto la Policía Nacional como el Ejército se encuentran adelantando los actos correspondientes para investigar los hechos, ya que en la zona operan diferentes grupos armados residuales como son Contadores y Oliver Sinisterra, así como esta estructura, que mantienen en vilo a los habitantes de la zona”, aseguró Pérez Duran.

Igualmente, el mayor general Carlos Ernesto Rodríguez Cortés, director de Seguridad Ciudadana afirmó que se estableció contacto con la Fiscalía General de la Nación que hará parte de la investigación con una comisión especial de la Dirección de Policía Judicial Interpol para el esclarecimiento de los hechos en un trabajo articulado con autoridades municipales, la Fiscalía y demás actores.

Entre tanto, la alcaldesa del municipio de Tumaco, María Emilsen Angulo Guevara, aseguró que desde el gobierno lamentan el fallecimiento de estas personas y afirmó que es normal que este tipo de hechos generen “pánico e intranquilidad en la población”.

Sin embargo, aseguró que “desde la Alcaldía tomamos la decisión de revisar los horarios en los cuales operan estos establecimientos comerciales, discotecas, bares y demás, con el fin de analizar si cuentan con los requisitos de ley, trabajo que se hará en conjunto con las Fuerzas Militares”, dijo la mandataria local.

El mandatario, a través de su cuenta de Twitter, reiteró la solicitud al Gobierno nacional para que se dé una intervención integral que permita devolver la tranquilidad y la convivencia a esta zona de Nariño.

El mandatario solicitó atención urgente y aseguró que la magnitud del problema de los grupos al margen de la ley , así como la disputa por las rutas de narcotráfico, han sumido a la ciudadanía en hechos constantes de muertes, desplazamiento y violencia.

Los Contadores son una forma delincuencial que ha venido azotando desde hace más de un año el sector de Tumaco. Tuvieron su génesis directamente en el narcotráfico. Esta sangrienta estructura, a la que señalan de asesinar a un sinnúmero de líderes sociales y campesinos, fue creada por José Albeiro Arrigui, alias Contador, un sanguinario narcotraficante, capturado en febrero cuando se movilizaba con 14 hombres rumbo a Caquetá.

De Contador se sabe poco. Tiene 29 años y estuvo involucrado con el inicio de las disidencias Oliver Sinisterra y Guerrillas Unidas del Pacífico como financiador de la lucha para proteger su negocio ilegal. Hombre de pocas palabras, tras algunos malentendidos con los cabecillas de estas disidencias decidió conformar su propia estructura armada y plantarles cara. Se presume que los Contadores tienen más de 300 hombres bien armados y apoyados por carteles mexicanos.

Los Contadores, según líderes de la zona, son despiadados, como los paramilitares en los peores años del conflicto. “Fácilmente ellos pueden llegar a un caserío y llevarse animales, ultrajar a la comunidad y, si les da la gana, dejar uno o dos muertos”, cuentan.

Entre enero y febrero, junto con la Oliver Sinisterra, protagonizaron violentos combates en la subregión del triángulo del Telembí. También, en el Consejo Comunitario del Río Chagüí, en Tumaco, y dejaron alrededor de 3.500 personas desplazadas, desaparecidos y un número sin determinar de muertos.

En esas zonas se encuentran cultivos ilícitos, grandes cocinas en medio de la selva para convertir la hoja de coca en cocaína, fábricas de semisumergibles con los que sacan la droga a Centroamérica, vías fluviales y terrestres, y un total abandono estatal. Quien controla estos territorios controla el negocio. Y la disputa armada se reduce a una confrontación narcotraficante: para los grupos emergentes no hay ideologías políticas o sociales, solo los mueve ganar dinero.

Ante esa amenaza, varias comunidades indígenas han decidido salir de sus territorios hacia el casco urbano de Tumaco o Pasto. No quieren repetir el ciclo de violencia .