Política
“Me están revictimizando”: Jorge Tovar, el hijo de Jorge 40 que aspira al Congreso, responde a las críticas
Después de anunciar que se lanza para ocupar una de las 16 curules de paz, SEMANA habló con el hijo del temido líder del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia para conocer a fondo el motivo de su aspiración.
Alicia Arango, como ministra del Interior, defendió a Jorge Tovar Vélez, hijo de ‘Jorge 40′, en su rol como coordinador de Víctimas de la cartera. La funcionaria del presidente Iván Duque aseguró que “los delitos de sangre no se heredan” y resaltó el compromiso del joven con la reconciliación.
Más de un año después de la controversia y renuncia a su cargo, Tovar anunció su candidatura al Congreso de la República para conseguir una de las 16 curules pactadas en el Acuerdo de Paz. Las críticas no se hicieron esperar, con rechazo de organizaciones como el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), porque se le estaría entregando un escaño a “un victimario”.
Por esto, Tovar le contó a SEMANA sobre su compromiso con las víctimas como parte de ellas, defendió su trabajo, expuso sus capacidades y recalcó que quienes ponen en duda sus intenciones lo revictimizan.
SEMANA: En primer lugar, por lo poco que saben los colombianos, ¿quién es Jorge Tovar?
Jorge Tovar (J.T.): Es un joven colombiano, vallenato y abogado. Con énfasis en derecho constitucional y derechos humanos. Especialista en derecho penal y en acción de gobierno. Magíster en dirección pública. Un joven que se ha dedicado a prepararse y trabajar en los últimos siete años por las víctimas, por la paz y reconciliación en Colombia.
SEMANA: ¿A quiénes representa?
J.T.: Jorge Tovar es una de las más de 9.200.000 víctimas que ha dejado este estúpido conflicto armado colombiano. Representa muchas víctimas y jóvenes que crecimos en medio de la zozobra de la violencia. A miles de niños y jóvenes que vivieron separados de sus padres, madres y hermanos, porque el conflicto se los arrebató. A quienes sus padres los mataron, secuestraron o se fueron al conflicto. Yo no hago distinción de quiénes fueron los victimarios, para mí las víctimas somos iguales.
SEMANA: Vivió una parte dura del conflicto y para resguardar su vida le tocó irse del país en varias ocasiones. ¿Cómo fue sentir ese vacío por su padre y tener que dejar Valledupar?
J.T.: Es el mismo sentimiento de zozobra, miedo constante y persecución contra mí y toda mi familia. Me tocó dejar a mi amada Valledupar varias veces, porque me iban a asesinar y porque soy hijo de Rodrigo Tovar Pupo. Ese sentimiento lo vivimos esas 9.200.000 víctimas, cifra con la que no estoy de acuerdo y me gustaría dejarlo claro. Aquí en Colombia las víctimas somos más.
SEMANA: ¿Está preparado para las fuertes críticas que se vienen a raíz de su campaña?
J.T.: Me duele, porque me están revictimizando. Cada vez que me hacen una entrevista y me toca explicar por qué soy víctima me están revictimizando. Es como cuando, por poner un ejemplo, a una mujer la violan y que le pregunten todo el tiempo si sí es verdad que la violaron. Ahí la están revictimizando. Pero si es el precio que debo pagar por trabajar por la reconciliación de este país, estoy dispuesto a pagarlo.
Lastimosamente, para este país soy el hijo de ‘Jorge 40′. Quiero mostrarles mi cédula de ciudadanía y mostrarles que soy Jorge Rodrigo Tovar, que mis amigos me dicen ‘Yoyo’ y que me he preparado. He tenido distinciones académicas, fui personero del colegio, salí de la universidad con distinción por excelencia académica. Que he sobresalido en los cargos que he tenido por mi entrega y esfuerzo. Es una democracia y serán los territorios quienes juzguen si soy o no la persona idónea para representarlos.
SEMANA: ¿Cuál sería su principal aporte o propuesta si llega al Congreso?
J.T.: Primero, es decir, después de la posesión, que esta es la credencial de la paz. Creo que nos falta mucho. Hemos avanzado, hemos silenciado fusiles y eso hay que aplaudirlo. Lo he hecho públicamente. En el último de los esfuerzos que hemos hecho como Estado en el proceso de las Farc, creo que fui una de las voces que más aplaudió y acompañó el proceso, a pesar de que creo que se pudo haber hecho mejor. Pero silenciamos unos fusiles y la consecuencia es que se salvan vidas. Para mí, una vida que se salve vale la pena, pero creo que faltan esfuerzos reales de paz.
No es sino prender un televisor y ver un noticiero. Vemos a un ELN todavía apoderado de territorios, las disidencias, el narcotráfico y grupos armados organizados. No estamos en paz y esa es la realidad. Tenemos que hacer un esfuerzo y lo haremos desde el Congreso. Yo sí me sueño liderando, desde la Comisión de Paz, un acuerdo con toda la sociedad colombiana. Un acuerdo en el que en la mesa estén todos los actores del conflicto, legales e ilegales.
SEMANA: Hasta el momento, ¿con qué apoyos cuenta?
J.T.: Cuento con el apoyo de las personas de la zona rural de estos 13 municipios. De víctimas reconocidas, miembros de mesas y quienes tienen trabajos de liderazgos muy importantes en esos territorios. En general, todas esas personas vulnerables que están a merced de lo que quiera pasar con sus vidas. No es sino empezar a recorrer esos territorios y darnos cuenta que la zona rural está completamente olvidada por nuestro Gobierno. Ese es mi apoyo, esa es mi fuerza. Esta no va a ser la credencial de Jorge Rodrigo Tovar, sino de las víctimas de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena. De los campesinos, indígenas y de la población vulnerable que nuestros gobiernos han olvidado.
SEMANA: ¿Qué opina su madre, Ana Carolina Vélez? ¿Le afectan las críticas y señalamientos que recibe por su labor?
J.T.: A toda mi familia le duele que a mí me juzguen por cosas que no tienen nada que ver conmigo. A mí mismo me duele cada vez que tengo que salir para que me juzguen y a explicar que soy víctima. A contar nuevamente mi historia. Que he sufrido, que mi familia ha sufrido, que nos han matado, que nos han secuestrado y que nos han exiliado. Por supuesto que nos duele. A toda mi familia, pero es la decisión que yo tomé. Si ese es el precio que debemos pagar por trabajar de frente por la reconciliación del país, lo vamos a hacer.
SEMANA: ¿Tiene algún contacto con su padre? ¿Sabe de la candidatura?
J.T.: Sí tengo contacto con mi padre. En la situación en la que está el contacto es limitado. No he tenido la oportunidad de hablar con él frente a este tema. Por lo que ha sucedido el día de ayer y hoy, se enterará por los medios de comunicación. Aprovecho esta pregunta para decir que mis decisiones académicas, profesionales y laborales, desde que mi padre se fue cuando tenía ocho años de edad, han sido propias y no las consulto con nadie. Son mías y no las consulto ni con Rodrigo Tovar Pupo ni con nadie.
SEMANA: ¿Cómo está la relación con su padre? ¿En qué términos?
J.T.: Mi padre es mi padre. Tengo, sin ser exacto, más de 16 o 17 años sin darle un abrazo a mi padre. Yo sueño con volver a abrazar a mi padre. Con volver a tocarlo. Que él me abrace a mí. Quiero a mi padre, porque es mi padre. Tomó una decisión, pero no soy quien deba juzgarlo, porque es mi padre. Aclaro que no justifico la vía armada y mi generación no la justifica. Ese es el aporte de mi generación en este país. No justifico la vía armada, pero, por supuesto, quiero a mi papá. Añoro darle un abrazo que hace más de 17 años no le doy.
SEMANA: ¿Cuándo fue la última vez que lo vio?
J.T.: Él duró 13 años en Estados Unidos. Años antes de que él se fuera, dos o tres años, no lo ví. Entonces, duré más o menos 15 o 16 años sin verlo. Llegó a Colombia y está en una cárcel de Ibagué. Yo he ido a visitar a mi padre y lo veo por medio de un vidrio. Ese abrazo está esquivo, porque me toca coger un teléfono por medio de un vidrio. Muchas veces no funciona y a veces no alcanzo a escuchar lo que me dice.
SEMANA: ¿Su padre le ha expresado orgullo por lo que ha logrado y trabajado?
J.T.: Eso tendremos que preguntárselo a él. Nunca he hablado con él de ese tema y se lo preguntaré cuando tenga la oportunidad.
SEMANA: ¿Cómo nació la amistad con Jaime Palmera, hermano de ‘Simón Trinidad’?
J.T.: Usted lo ha dicho, amistad. Jaime es hermano de Ricardo Palmera, un vallenato que todos conocieron en el conflicto armado que todos conocieron como ‘Simón Trinidad’. Mi padre, siendo también vallenato de una familia respetada en Valledupar, toma caminos opuestos. En la guerra, siempre anhelaron tener el trofeo del otro y asesinar al otro. Fueron enemigos acérrimos, porque se conocían y lograron cargos en las estructuras en las que estuvieron. Se generó esa guerra que dividió Valledupar.
Después de irme del país porque me iban a asesinar, volví en contra de las autoridades por el riesgo que corría mi vida. Regresé muerto de miedo y me di cuenta que al país lo tenía acabado el odio. Dije que quería trabajar para solucionar eso y apareció la reconciliación. Desde ahí, la hice mi propósito de vida. De inmediato, pensé en la familia de ‘Simón Trinidad’. Busqué a la familia y encontré a una persona cercana a mí y a ellos. Me llevó a la puerta de la casa de una hermana de Jaime, tuve una conversación amena y me lleva a él. Nos hemos identificado, porque nos une el anhelo de que las generaciones futuras no sufran lo que sufrimos. Hoy puedo decir que es de mis grandes amistades en Valledupar.
SEMANA: ¿Qué les dice a quienes siguen prolongando el conflicto en Colombia?
J.T.: En la selva, quienes portan fusiles son padres y madres. Piensen en sus hijos, sus padres y sus madres. Esa decisión ya destrozó a sus familias, tal como destrozó la mía la de mi padre. A quienes insisten en el camino armado, simplemente decirles que Colombia anhela paz. El 20 de julio, una vez posesionado, empezaré a trabajar para silenciar todos esos fusiles.