POLÍTICA
“Me obligaron a salir de mi secuestro con saco y corbata”: Armando Acuña cree en las denuncias contra Piedad Córdoba
El hoy diputado dice que las denuncias de Andrés Vásquez contra Piedad Córdoba pueden ser ciertas. “Yo como que le doy la razón a él”, afirmó.
Cuando el diputado Armando Acuña escuchó las denuncias de Andrés Vásquez contra su exjefe, la exsenadora Piedad Córdoba, y su polémico papel en la liberación de los secuestrados, quedó pensativo.
De inmediato, trasladó su mente a su secuestro y determinó que lo denunciado por el entonces empleado de la senadora liberal puede ser cierto. “La radiografía de mi secuestro y liberación me llegó a la mente”, expresó Acuña.
Vásquez le contó a la Corte Suprema que Córdoba, además de decidir el orden en que los secuestrados tenían que salir del cautiverio, les recomendaba a las Farc que quienes permanecían cautivos debían lucir mejor al momento de la entrega.
Por esto, Acuña tiene claro que a él lo liberaron dos meses después de anunciar su salida. La demora, cree él, obedece a que el exconcejal de Garzón (Huila) y hoy diputado tenía que subir de peso.
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Después del secuestro el 29 de mayo de 2009, mientras él sesionaba y un grupo de guerrilleros armados ingresaron hasta el cabildo y se lo llevaron, sus días fueron eternos y empezó a bajar considerablemente de peso.
A medida que pasaban las semanas, la talla era menor, su aspecto cambió y atrás quedaba el rostro del concejal de Garzón que se movía entre la política y las matas de café.
“¿Por qué se demoró la liberación mía? Decían que había operativos, pero no. Yo estaba tan flaco que duré comiendo dos meses bien y me alimenté mucho mejor”, recordó Acuña.
El entonces secuestrado estaba en la selva, casi listo para su liberación, cuando alias Camilo, el argentino de las Farc capturado recientemente en Bolivia, le entregó una bolsa negra que contenía un traje de paño. “¿Eso para qué?”, preguntó. Así querían las Farc que él apareciera ante los medios. “Yo no lo pedí, a mí me obligaron a usar saco, fue una orden”, expresó.
La talla de Acuña es 32 y el traje era 44, pero le cogieron puntadas antes de su liberación. El vestido elegante generó todo tipo de controversias en contra de la víctima, pero ahí se pudo cumplir la solicitud de Córdoba a las Farc, según lo denunciado por Vásquez.
El día de su liberación (11 de febrero de 2011), Piedad Córdoba llegó en el helicóptero de la Cruz Roja hasta las profundidades de la selva entre Caquetá y Guaviare. Allí bajó la congresista, cabeza principal de la comisión humanitaria. “Ella interviene, da unas palabras, pero ahí me hago una idea totalmente diferente de ella. De alguna manera casi que favorable hacia las Farc, les dio el reconocimiento a su lucha. Fue breve”, precisó.
Posteriormente, el helicóptero se desplazó más hacia las profundidades del Guaviare en busca de un nuevo secuestrado, el infante de marina Henry López.
En el helicóptero, delegados del CICR le preguntaron a Acuña si quería cambiarse el traje de paño. “Pero Piedad me dijo: ´No, quédese así, ahí va bien, va de civil´”, recordó.
En el sitio de la nueva liberación había más guerrilleros, sonido, comida, todo un show en medio de la manigua. “A mí su discurso ahí me sorprendió mucho. Fue de justificación de la lucha armada, todo el accionar que tenía la guerrilla, fue un mensaje de motivación, aceptación de lo que hacían”, afirmó.
Ante lo ocurrido en su secuestro y liberación, Acuña, quien no quiere polemizar o ser parte de debates nacionales, concluye: “Paso a creer que es verdad lo que Andrés Vásquez está diciendo”.