Polémica

Medellín: ¿Daniel Quintero tiene una pelea contra el GEA?

Las acciones del alcalde de Medellín apuntan a desacomodar al poderoso Grupo Empresarial Antioqueño en el rol que ha desempeñado en la ciudad durante muchos años: la toma de decisiones sobre lo público.

13 de febrero de 2021
Las tensiones entre el alcalde Daniel Quintero y los empresarios empezaron cuando este decidió demandar al consorcio constructor de Hidroituango, en el que participaron dos firmas paisas. Desde entonces la relación no ha mejorado.

En campaña política, Daniel Quintero Calle no encontró ningún apoyo local para llegar a la Alcaldía de Medellín. Ni el Centro Democrático, ni el fajardismo, ni el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), ni las oenegés que han estado detrás de otras campañas le dieron su apoyo. Fue visto como un advenedizo y como un populista –no le ayudaron propuestas descabelladas como la de bajar el precio de la energía–. Ya en medio de la carrera para llegar a La Alpujarra,tuvo algunos acercamientos a Luis Pérez y a Aníbal Gaviria, sin embargo, no fue nada concreto y debió remar solo. “Yo hice campaña con la gente, y este es el gobierno de la gente”, suele repetir Quintero con algo de insistencia cuando le preguntan por qué ahora tiene media ciudad en contra.

Lo cierto es que la renuncia de la junta directiva de EPM después de que el exgerente de la empresa demandara al consorcio constructor de Hidroituango, a lo que se sumó la renuncia de la junta directiva de Ruta N, puso al alcalde de Medellín contra las cuerdas, pues desde entonces los empresarios que han trabajado de la mano con las diferentes alcaldías de la ciudad empezaron a criticarlo de manera frontal. No ha sido gratis, ya que Quintero mismo ha recalcado que su intención es devolverle la identidad a lo público: “Empresas como EPM o entidades como Ruta N están hechas para el beneficio de la ciudadanía; son de los ciudadanos, no de los privados”. No hay que olvidar que la reciente salida del gerente de EPM, Álvaro Guillermo Rendón, tuvo que ver con que “no estaba velando por los intereses públicos”.

Quintero sí ha tratado de independizar la Alcaldía de las compañías de la ciudad, la muestra más clara está en la demanda contra el consorcio CCC, en el que participan dos firmas locales. Esta decisión la tomó pese a que la anterior junta no estuvo de acuerdo. A esto se suma el cambio en las reglas de juego para los operadores del programa de atención infantil Buen Comienzo, a quienes se les exigió que se inscribieran en el Banco Nacional de Oferentes del ICBF, lo que terminó en protestas incesantes por redes sociales y en el descubrimiento de que la Fundación Carla Cristina había presentado un documento falsificado para cumplir con los requisitos. Dicha fundación cuenta en su junta directiva con varios representantes de empresas grandes de la ciudad. Fue raro entonces que muchos adalides de la moral paisa salieron en defensa de un comprobado acto de corrupción.

El punto es que Quintero tampoco ha sido muy explícito, y en las redes sociales no suele ser muy acertado a la hora de interactuar y comunicar. Lo que sigue en el aire y sin respuesta es cuál es su propuesta de nuevo gobierno de ciudad, cómo va a garantizar que Medellín siga por un camino de “progreso e innovación”. Y es que en esta capital, dicen los contradictores del alcalde, había un modelo que funcionaba y que garantizaba un diálogo entre el Estado, las empresas y la academia.

Mientras el alcalde mueve las piezas del tablero, desde la Cámara de Comercio de Medellín aseguran que no es cierto que los empresarios no lo quieran. “Sí es cierto que el alcalde en Twitter y otras redes se ha expresado de manera desobligante contra varias empresas importantes de la región. Esas compañías, de hecho, apoyaron la gestión de la administración en pandemia: las empresas antioqueñas aportaron recursos muy importantes (por cerca de 30.000 millones de pesos) para que la administración dotara unidades de cuidados intensivos. La sociedad civil, las instituciones y los gremios están defendiendo un modelo de articulación público-privada que ha demostrado ser exitoso en la ciudad”, dicen.

Ahora Quintero tiene un proceso de revocatoria en contra, lo que no le ha impedido seguir en una batalla por recuperar 9,9 billones de pérdidas en Hidroituango, además de mover las estructuras en las que participaban los empresarios de la ciudad. El alcalde pateó la mesa establecida; el futuro es incierto.