Nación
Medellín quieta y su aire continúa contaminado
El alcalde Daniel Quintero le pidió al Área Metropolitana del Valle de Aburrá —autoridad ambiental de la región— que investigará con seriedad cuál era el problema de la contaminación del aire, lo que terminó en un rifirrafe entre las partes.
Medellín es una sola quietud desde el viernes en la noche. Los carros no se escuchan y de cuando en vez se escucha alguna moto que ronronea con la caja de domicilios. Ni a marihuana huele en las calles. La vida está encerrada en las casas. Y sin embargo, el aire sigue siendo esa humareda invisible que se mete a los alveolos y puede llegar al torrente sanguíneo para contaminarlo todo. Catorce estaciones de medición marcaban en las primera horas del día que el aire era nocivo para ancianos, mujeres en embarazo, niños y personas con problemas pulmonares o cardiacos.
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Es difícil explicar por qué el aire continúa contaminado mientras la ciudad está paralizada, nada la turba. Ya se ha dicho que hay incendios en el sur del país y en Venezuela como los que sucedieron hace unos meses en Brasil y que devoran la selva para ampliar la frontera agrícola y ganadera, sin embargo nadie hace nada. Ese humo espeso —que contamina con mayor severidad ciudades como Florencia— llega a Medellín con el PM 2,5 que ocasiona centenares de muerte cada año.
Pero este argumento no convence enteramente al alcalde Daniel Quintero, pues en Twitter dijo hace unas pocas horas: “La crisis ambiental a pesar de la cuarentena deja claro que el Área Metropolitana por años no ha reconocido causas reales de contaminación, ha sido simplista. Hay que aprovechar condiciones actuales para investigar a fondo y establecer medidas que permitan anticipar fenómenos”.
La acusación directa a la autoridad ambiental del Valle de Aburrá no cayó muy bien y la respuesta llegó pronto: “Buenos días Alcalde. La calidad de aire se afecta por nuestras propias emisiones y por eventos externos. Ambos son importantes. Anoche los aportes externos asociados a incendios de cobertura vegetal en el nordeste del departamento fueron dominantes” Y continuó: “Es una sumatoria que en ningún momento debe invisibilizar nuestro aporte interno. Si bien los incendios han disminuido en número, aquellos localizados en el nordeste de Antioquia nos afectan significativamente”.
El contrapunteo no llegó muy lejos, sin embargo hace pensar que los problemas de Medellín están lejos de solucionar, pues cuando acabe la cuarentena —el trece de abril o en algunos meses— la ciudad recuperar sus dinámicas, su vida, su contaminación propia y no quedará el coronavirus sino ese otro mal pulmonar: la partículas que llegan a los alveolos, luego a la sangre, y matan.