TRANSPORTE
Descuido del río Medellín paralizó el metro
Durante 20 años el agua deterioró los muros de contención y no se hicieron mantenimientos.
Ninguna ciudad está preparada para seguir una vida normal si su sistema de transporte se detiene. Por eso la prevención de los riesgos no da espera. Y menos si se detectan amenazas que puedan afectar el normal funcionamiento del servicio público.
Precisamente, la pregunta que se hacen los ciudadanos hoy en Medellín es si faltó tomar medidas para evitar el caos que se generó esta semana con la parálisis del metro en seis estaciones. Todo se debió a los fuertes aguaceros que se presentaron en el comienzo de enero. El río Medellín, que corre al pie de las vías férreas del metro, se creció, corrió con inusual fuerza, arrastró un muro de contención y desestabilizó las carrileras del tren. Entre las estaciones Ayurá y Envigado se ve un derrumbe de piedras y lodo que cayó sobre el río.
El director del Área Metropolitana del Valle de Aburra, Carlos Mario Montoya, entendió que estaban en riesgo los pasajeros del metro. Como jefe de esa autoridad ambiental, pidió que el tren dejara de pasar por el sitio del derrumbe. Eso implicaba dejar sin servicio cuatro estaciones al sur del Valle de Aburrá. Luego, en la tarde del martes, se suspendió el servicio en dos estaciones más.
Lo paradójico es que un daño como el que se presentó era algo que se veía venir. Según Montoya, desde hace más de 20 años, cuando estaban iniciando las obras del metro, se hicieron muros en el cauce del río y nunca se les ha hecho mantenimiento. El agua y el tiempo los han deteriorado.
Desde hace año y medio el Área Metropolitana llamó la atención al respecto. Mediante un comunicado publicado en junio del 2012 advirtió que iniciaría urgentemente “un proceso de evaluación de todas las obras construidas sobre el río Medellín para verificar el estado y determinar las causas que originaron las socavaciones y deterioro sobre el canal de la corriente”.
El estudio, de acuerdo con el comunicado, buscaba definir la responsabilidad de las empresas que construyeron sobre el cauce del río y exigirles que asuman las obras necesarias para la estabilidad de las placas de la canalización. “Las afectaciones en el canal podrían generar cambios en la dinámica del río, inundaciones, daños en las estructuras existentes en su cauce, socavaciones y erosión de márgenes”, se leía en el documento.
El estudio se hizo y arrojó que a lo largo del río hay 13 puntos críticos, entre ellos el sitio que se derrumbó con los recientes aguaceros.
Como se puede ver al transitar cerca del cauce, la empresa que más ha construido es, precisamente, el Metro de Medellín. Los rieles, las estaciones y los puentes peatonales son los vecinos del río.
El Área Metropolitana destinó los dineros para intervenir esos puntos críticos, que requieren una inversión de 7.500 millones de pesos, adicionalmente existe un fondo con 5.500 millones y el daño que alteró el funcionamiento del metro costará unos 800 millones de pesos.
Las consecuencias de todo lo que ha pasado bien se conocen. Ciudadanos afectados por la suspensión del servicio del metro se encargaron de mostrar sus dramas por las redes sociales y los medios de comunicación. A quienes ya estaban acostumbrados a viajar en tren, les tocó volver al bus. Se presentaron demoras en algunas estaciones, sobre todo en la mañana del martes, pero la crisis no fue extrema. El Metro logró reaccionar a la contingencia sin ocasionar mayores traumas en la noche.
Inicialmente se dijo que el diagnóstico del daño se iba a demorar dos días. Pero el mismo martes se definió que arreglar el daño tardará 12 días.
Por fortuna, no hubo tragedia, aunque las condiciones estaban dadas para esa posibilidad. Sí se presentaron molestias en los usuarios del metro, pero nada que lamentar. Ahora la explicación que queda pendiente es, ¿por qué en dos décadas no se hicieron mantenimientos en los muros que soportan los trenes sobre el río Medellín?