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Mientras la criminalidad azota a Bogotá, hay cámaras de vigilancia que no sirven y son puro adorno
De 5.828 cámaras de seguridad públicas con las que cuenta Bogotá, el 12 por ciento está fuera de servicio. Mientras tanto, los delincuentes tienen azotados a los ciudadanos en la capital del país.
En momentos en que la percepción de inseguridad en Bogotá ha llegado a máximos históricos –88 por ciento de los ciudadanos se sienten inseguros–, las fallas del sistema de videovigilancia capitalino dejan mal parada a la Alcaldía de Claudia López.
La Contraloría Distrital le puso la lupa al principal lugar de inteligencia y vigilancia, el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4), de la Secretaría de Seguridad.
Los primeros hallazgos generan alerta. De 5.828 cámaras públicas con las que cuenta Bogotá, bajo la responsabilidad de la Secretaría de Seguridad, 719, es decir, un poco más del 12 por ciento, están fuera de servicio.
El contralor Julián Ruiz anunció una auditoría al respecto. La mayoría de estas cámaras no funcionan por hurto de acometida eléctrica, vandalismo, obras de infraestructura vial, obras civiles en colegios distritales, mantenimiento correctivo, cortes o fallas en el canal de transmisión de video, entre otras razones.
La Secretaría de Seguridad le confirmó a SEMANA que la mayor cantidad de cámaras fuera de servicio se encuentran en Suba (77), Ciudad Bolívar (70), Kennedy (65), Engativá (56) y Bosa (53). Es decir que en estas cinco localidades se concentra el mayor número de cámaras inservibles (45 por ciento).
De forma inexplicable, estas cámaras se ubican en zonas que históricamente han tenido los mayores índices de inseguridad. De hecho, cifras reveladas por la propia Alcaldía, con corte a septiembre, revelan que el hurto a personas en Suba subió 64,38 por ciento durante septiembre en comparación con igual mes del año anterior. En Kennedy este delito de alto impacto aumentó 43 por ciento; en Engativá, 36 por ciento; en Bosa, 32 por ciento; y en Ciudad Bolívar, 14 por ciento.
En Suba, por ejemplo, de 1.532 casos de hurtos a personas en septiembre, más de la tercera parte, el 37 por ciento, fue con arma blanca o arma de fuego. En Engativá estas modalidades de hurtos representaron el 38 por ciento.Ni hablar de los homicidios que en Suba y Engativá aumentaron 100 por ciento y 67 por ciento, respectivamente, también en septiembre de 2022.
En muchos de los casos de hurtos y homicidios, las autoridades capturan a los responsables para judicializarlos gracias a las imágenes registradas en las cámaras de seguridad. Pero si el sistema de videovigilancia está fuera de servicio, es más complicado llevar a los delincuentes tras las rejas.
Cifras de la Secretaría de Seguridad revelan que del total de cámaras que hay en Suba (497), el 16 por ciento no sirve; en Ciudad Bolívar (498), el 14 por ciento; en Kennedy (500), el 13 por ciento; en Engativá (457), el 12 por ciento; y en Bosa (471), el 11 por ciento.
Si bien son claras las razones del Distrito sobre la falta de servicio en las cámaras, llama la atención que no estén disponibles cuando a lo largo de 2022 la Secretaría de Seguridad ha invertido la no despreciable cifra de 47.582 millones de pesos en servicios de conectividad y de mantenimiento preventivo, correctivo, soporte y gestión al sistema de videovigilancia de Bogotá.
La Secretaría de Seguridad le dijo a SEMANA que está trabajando con el IDU para la programación de los traslados de cámaras por las obras civiles, y con Enel-Codensa a fin de identificar fallas relacionadas con la energía eléctrica para celebrar un contrato y reconectarlas. A pesar de este sombrío panorama, hay que destacar que el Distrito pasó de 378 cámaras de videovigilancia en 2016 a las 5.828 con las que cuenta hoy en día.
Asimismo, en los próximos meses entrarán en funcionamiento las cámaras con tecnología LPR, que permiten el reconocimiento de placas para mejorar los indicadores de hurto a vehículos y motocicletas. También ayudarán en la analítica como apoyo a la investigación criminal.
No obstante, en materia de seguridad, los esfuerzos siempre tienen que ser el doble. La ciudadanía así lo demanda.