ANÁLISIS

¿Por qué la migración venezolana hacia Colombia es más grande que la cubana hacia EE. UU.?

El excanciller explica por qué la crisis humanitaria que vive el hermano país es tan grave. Nunca se ha presentado en el continente.

Julio Londoño Paredes*
12 de febrero de 2018

La grave situación que afrontamos por la migración masiva de venezolanos es una crisis humanitaria que nunca se ha presentado en el continente. Ni siquiera en la llamada “Guerra del Fútbol” entre Salvador y Honduras en 1969 ni en los tiempos de las dictaduras militares en el cono sur había sucedido algo parecido.

Poco a poco inexorablemente, todos los colombianos sentiremos el impacto y no solamente los habitantes de los departamentos fronterizos. Precisamente en el momento en el que, no obstante las estadísticas y los comunicados oficiales, el desempleo aumenta y se registra un aumento sin precedentes de la criminalidad urbana.

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En las condiciones actuales, no sería extraño que muchos migrantes vayan a engrosar a los cultivadores de coca en diferentes partes del país, precisamente cuando se está tratando de reducir los cultivos ilícitos.

Muchos de los colombianos se desplazaron a Venezuela durante varios años, lo hicieron fundamentalmente para buscar mejores condiciones de vida en un país próspero y opulento con posibilidades de ocupación en actividades que los venezolanos no realizaban: muy pocas veces simplemente para sobrevivir como lo están haciendo los venezolanos ahora.

Además, la migración colombiana nunca fue masiva, como la que ahora presenciamos y que no está muy lejos, guardadas proporciones, de la de los sirios y subsaharianos que tratan de llegar a Europa.

Muy complejo el problema en una frontera abierta de 2.219 kilómetros. Sin embargo, países como Brasil y Argentina han sufrido, aunque en proporciones mucho menores, problemas similares con Bolivia y Paraguay. Naturalmente que los Estados Unidos con Cuba.

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En el caso de Cuba debe recordarse que, en la crisis de Mariel en 1980, uno de los momentos más críticos de las complejas relaciones entre los dos países, 125.000 cubanos salieron masivamente hacia los Estados Unidos, generando un colapso económico y social en todo el estado de la Florida e incluso en otros estados del sur del país. Naturalmente que había cubanos en Miami y en La Florida e incluso varios de ellos eran parientes de los migrantes, pero esa condición no le quitó gravedad a la situación. Al presidente Jimmy Carter, que pretendió con esa apertura afectar a Fidel Castro y dar la imagen de gran defensor de los derechos humanos, las cosas no le salieron bien. Recibió muchas críticas e incluso perdió las elecciones cuando pretendió la reelección, aunque no fue esa la única causa. Hasta hace muy poco tiempo, los “marielitos” fueron un problema muy serio para los Estados Unidos e incluso para muchos cubanos residentes.

A pesar de las noticias casi cotidianas que durante muchos años se dieron sobre la migración de cubanos hacia Miami, incluso utilizando llantas y primitivos botes en arriesgadas travesías marítimas, Cuba y los Estados Unidos, incluso en los peores momentos de las relaciones siempre trataron el tema y adoptaron medidas para controlar la migración.

La gran preocupación de muchas autoridades norteamericanas era la de que se les facilitara el ingreso indiscriminado de los cubanos a los Estados Unidos. Con angustia temían una oleada de 300.000 o 400.000 se les apareciera en La Florida y su objetivo era evitarla.

En acuerdo tácito con Washington, el Gobierno cubano no obstante las críticas que se le formulaban, se encargaba de controlar con los medios a su alcance la salida de la isla, mientras que los norteamericanos se comprometían a expedir a los cubanos 20.000 visas de residentes anuales, tratamiento que no tenía ningún país latinoamericano.

En una situación como la que se atraviesa con Venezuela, por más diferencias que puedan existir entre los dos países, para tratar de que Colombia no se sumerja aún más en un problema casi insoluble que recibirá de herencia el nuevo gobierno, deberá contarse con el gobierno de Maduro. Que por sus mentores sabe perfectamente que en la crisis de “los marielitos” en 1980 el Gobierno cubano como retaliación a la “apertura” de Carter, aprovechando la migración masiva, abrió las puertas de las cárceles y expulsó hacia los Estados Unidos a todos los reclusos que en ellas se encontraban.

Ojalá que “don Maduro” no siga la misma política, ya que con los delincuentes que tenemos aquí y que cotidianamente quedan en libertad, es suficiente…

*Exministro de Relaciones Exteriores, exembajador de Colombia ante la OEA.

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