JUSTICIA
General (r.) Maza: ¡30 años de cárcel!
La Corte Suprema sentenció a Miguel Maza Márquez por el asesinato de Luis Carlos Galán. El fallo deja una pregunta en el aire: ¿qué motivación tendría el general para participar en ese magnicidio?
Veintisiete años después de perpetrado el magnicidio de Luis Carlos Galán, la justicia llegó a otra conclusión definitiva: el general Miguel Maza Márquez, el principal responsable de la seguridad del candidato presidencial como director del DAS, tuvo gran responsabilidad en el crimen por lo que deberá pagar 30 años de cárcel, según la sentencia que la Corte Suprema de Justicia profirió esta semana.
El máximo tribunal halló sustento en decenas de testimonios, documentos y otros expedientes, para concluir que a finales de los años ochenta el exdirector del DAS tenía una fuerte alianza con el jefe militar de las autodefensas del Magdalena Medio, Henry Pérez. El fallo de la corte señala que el vínculo entre el paramilitar y Maza era tal, que agentes de este participaron en capacitaciones que impartió el mercenario israelí Yair Klein a los paramilitares en el país. Mucho más que eso, afirma la corte que Maza no solo conocía de la “existencia, presencia y actividades de Yair Klein” en Colombia, sino que el DAS colaboró para el ingreso del mercenario al país y para su movilización por las distintas zonas.
Por otro lado, la corte constató que el principal financiador de los paras de Henry Pérez era Gonzalo Rodríguez Gacha –el Mexicano–, socio de Pablo Escobar en el cartel de Medellín. El fallo sostiene que estos dos capos decidieron asesinar a Galán y que usaron para ese propósito la estructura militar de Henry Pérez y sus alianzas con los organismo estatales. Y ahí aparecería el general retirado Maza Márquez en el tinglado del crimen.
El grueso del fallo judicial, de 267 páginas, se ocupa de exponer las circunstancias en las que el esquema de seguridad del candidato presidencial fue sorpresivamente relevado en vísperas del fatal atentando y cómo Maza Márquez tomó tal decisión. “La desprotección de Luis Carlos Galán se consolidó, según el plan trazado por quienes participaron en el atentado en su contra, con el cambio de su escolta, la cual, estaba a cargo del DAS, observándose que Maza Márquez, director del organismo, le asignó a Jacobo Torregroza como jefe de su esquema de seguridad”, se lee en la sentencia.
La decisión sostiene que Torregroza le facilitó el operativo a Jaime Rueda Rocha, el pistolero que acribilló a Galán en la plaza de Soacha el 18 de agosto de 1989. Se estableció que este sicario provenía de los campamentos de los paramilitares del Magdalena Medio, donde recibió adiestramiento en armas.
A lo largo del proceso judicial, Maza insistió en que el cambio en el esquema de seguridad de Galán se produjo por petición del mismo candidato, quien lo consideraba demasiado “chismoso” y entrometido en su vida privada. Además, aseguró que ese relevo se dio también porque el guardaespaldas reemplazado era muy joven y carecía de experiencia. Pero la corte encontró los documentos que soportan la decisión “por necesidades del servicio” y que prueban que la orden provino del director del DAS.
Sin embargo, el verdadero problema no era solo quién había pedido el relevo, sino la persona escogida. La corte cuestiona que se le haya asignado semejante responsabilidad a Torregroza quien tenía una hoja de vida funesta. No solo no tenía ningún entrenamiento en protección de personas amenazadas, sino que tenía antecedentes de irregularidades por hurto y había sido expulsado de la Policía. Y llamó la atención de los magistrados que apenas cuatro días después del crimen de Galán ya Torregroza estaba de vuelta en su anterior cargo como vigilante de un edificio.
El proceso, que terminó con la condena de Maza, arrancó en 2004 cuando el crimen de Galán fue declarado de lesa humanidad y se abrieron nuevas hipótesis investigativas. Hasta entonces la justicia dio palos de ciego al responsabilizar a inocentes como Alberto Júbiz Hazbum y Norberto Murillo, quienes a la postre fueron reconocidos como chivos expiatorios. En el reciente fallo, la corte señala a Maza también por el desvío de las investigaciones que “llevaron a la justicia por un rumbo equivocado” y recuerda que las acusaciones contra Hazbum y compañía se originaron en el DAS.
En su sentencia la corte también recoge la declaración del expresidente César Gaviria, quien dijo que decidió retirar al general de la dirección del DAS luego de que los gringos le transmitieron “las sospechas” sobre nexos de Maza con el cartel de Cali.
Aunque muchas evidencias circunstanciales pesan contra el general, también algunos interrogantes abiertos apuntan a que su participación en ese magnicidio no parece muy lógica. Maza era el mayor enemigo de Pablo Escobar, quien le había puesto dos bombas –incluyendo la del DAS– que mataron a más de 80 personas. Que los dos acabaran en el mismo bando como cómplices del magnicidio de Galán es difícil de entender.
Como el cartel de Cali también estaba en una guerra a muerte contra Escobar, se acabó armando una alianza irregular entre Maza y los Rodríguez Orejuela. Los dos eran blancos militares del cartel de Medellín y se impuso el criterio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Pero el cartel de Cali no está sindicado de haber participado en el asesinato de Galán. Está demostrado que el cartel de Medellín y las Autodefensas del Magdalena perpetraron ese crimen.
Los nexos del general con las Autodefensas del Magdalena estarían basados en una alianza entre él y Henry Pérez, quien era financiado por Rodríguez Gacha. Hay algunos testimonios en ese sentido, incluyendo uno del hermano del propio Pérez. Sin embargo, en ninguno se menciona que el director del DAS hubiera participado directamente en el homicidio del candidato liberal.
Las alianzas irregulares que se dieron entre agentes del Estado, carteles y autodefensas en la época de la guerra contra el narcotráfico no tienen presentación. Pero en la condena contra Maza tuvo más peso el inexplicable cambio de escoltas que desembocó en el debilitamiento de la seguridad de Galán que facilitó el magnicidio. Él era el hombre más amenazado del país, y Torregroza, el hombre que le asignaron para protegerlo, era el menos idóneo para esa responsabilidad. Si bien eso no demuestra automáticamente una complicidad en el crimen, deja en evidencia un nivel de irresponsabilidad muy sospechoso.
Aun así, muchas personas que han conocido al general a lo largo de su vida tienen serias dudas sobre su condena con un argumento elemental. ¿Qué motivación podía tener él para aliarse con Pablo Escobar, el hombre que estaba tratando de asesinarlo? Como él mismo dijo la semana pasada, ¿en qué se beneficiaba él con la muerte del candidato liberal, con quien compartía la condición de objetivo militar del cartel de Medellín? Sobre este punto –el de la falta de motivación–, el fallo de la corte no hace sino una referencia marginal en dos párrafos de las 267 páginas del documento.
En todo caso, la sentencia no tiene apelación. Como el general Maza tiene 77 años, es equivalente a una cadena perpetua. La decisión final tiene el peso de haber sido aprobada por unanimidad por todos los magistrados de la corte.