El sacerdote católico-anglicano Hernán Darío Ortiz López. | Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Obedecimos a un clamor de la gente”

El padre Hernán Darío Ortiz explica su participación en una marcha de mineros en el municipio de Buriticá (Antioquia).

28 de junio de 2016

El sacerdote católico-anglicano Hernán Darío Ortiz López llegó a Buriticá a finales del 2013. En ese tiempo era diácono encargado de abrir misión y porque había estudiado años atrás en la Diócesis de Santa Fe de Antioquia (Antioquia) puso los ojos en el municipio del occidente antioqueño donde el auge minero empezaba a coger fuerza.

Y es que en ese municipio ha crecido una crisis inédita: es la montaña con más oro del país, fue concesionada a la multinacional canadiense Continental Gold, cuyo vicepresidente para el 2012, Eduardo Otoya Rojas, filtró los planos de los yacimientos a mineros ilegales venidos del nordeste antioqueño.

A grandes rasgos: llegaron 5.000 mineros a un pueblo de 3.000 personas, armaron sus entables y muchos de ellos llegaron a terrenos cuya explotación, legalmente, le pertenece a la Continental. El padre Ortiz empezó a trabajar por la causa de los foráneos, pues estos pedían el derecho a explotar los recursos.

Hace pocos días SEMANA publicó un artículo que contaba que Ortiz López era uno de los defensores férreos del trabajo de los mineros en Buriticá y había participado en una marcha en la que los mineros reclamaban el derecho a trabajar.

De acuerdo con informaciones de la Fiscalía, se afirmó que en los archivos de esa entidad Ortiz tenía varios procesos judiciales. SEMANA intentó durante dos días, antes de la publicación, comunicarse con el padre Ortiz para conocer su punto de vista, pero no fue posible contactarlo y no devolvió las llamadas. El religioso se comunicó posteriormente y presentó algunos soportes según los cuales los procesos que en algún momento adelantó la Fiscalía se encontraban inactivos. El lunes 27 de junio el padre asistió a un acto de desagravio en la Asamblea de Antioquia. Allí se realizó una rueda de prensa convocada por el diputado del Polo Democrático Jorge Gómez y varios representantes de los mineros, quienes resaltaron la labor del padre Ortiz.

En ese acto, Soraya Jaramillo Bedoya, presidente de la Mesa Minera de Buriticá y expersonera del municipio de Remedios, le dijo a un periodista de SEMANA presente en el lugar que debido a los informes que se han realizado sobre la problemática de la minería ilegal, el comunicador estaba “como para declararlo objetivo militar”. No es claro si se trató de una amenaza directa o de un comentario muy pesado.

Semana.com habló con el sacerdote Hernán Darío Ortiz López sobre su situación.

SEMANA ¿Cómo pasó de pedir ayudas en Unicentro de Medellín para dar regalos a niños necesitados a luchas por la causa de los mineros en Buriticá?

Hernán Darío Ortiz: Porque soy de Santa Fe de Antioquia, estudié en el seminario de allá. Llegué motivado por el trabajo social, no por más nada. Conocí muchas empresas mineras, unas en proceso de legalización, otras no, y comenzamos a acompañar con el mensaje, de ahí surgió la idea de poder hacer presencia física con una obra social de gran envergadura.

Este año hicimos la Semana Santa por primera vez en una vereda, Pinguro, y fue la consolidación, mostrar que ahí estábamos los anglicanos y queríamos hacer una obra social. Yo llegué a finales del 2013. Llegué como diácono y ya cuando me ordenaron como sacerdote me pidieron que consolidara la misión. Se pretende seguir acompañando, aunque yo me voy a retirar porque uno no sabe qué puede pasar, pero la idea es que la Iglesia, la misión social, siga allá.

Semana.com: ¿Cómo ha sido su relación con el sacerdote Jorge Mario Restrepo Castaño, capellán católico en Buriticá?

H. D. O.: Relaciones buenas, amistosas, guardando las diferencias, aclarando que él es católico romano y yo católico anglicano, pero relativamente ha sido buena.

Semana.com: Usted dijo que él lo iba a acompañar en una marcha de los mineros en la que usted estuvo, pero el padre Restrepo lo desmiente y niega lo que usted señaló sobre el respaldo de él a la convocatoria.

H. D. O.: Él no estaba de acuerdo en que tomáramos parte de la marcha. Incluso él me dijo “Vamos a participar” y momentos antes, horas antes, me mando a decir: “Anunciar no significa confirmar, no puedo estar”. No estuvo de acuerdo con esa marcha. Nosotros obedecimos más a un clamor de la gente y por eso el obispo nuestro se presentó, eso puede causar entre las iglesias algún tipo de celos, pero es entendible.

Semana.com: ¿Los anglicanos pasan por los mismos seminarios que los católicos?

H. D. O.: Sí, porque la estructura anglicana aquí todavía no es tan vigorosa. Yo me formé en la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia. Yo recibí órdenes menores de mano de monseñor Eladio Acosta Arteaga y ahí paré. Salí del seminario y me casé tres años después, en 1996. Llevo 24 años de casado y tengo tres hijos. Mi formación fue de 1988 a 1994. Tres años de teología y tres años de filosofía.

En la Universidad Católica del Oriente estudié Licenciatura en ciencias religiosas y educación, aunque no terminé. Me dediqué a la docencia, fui director comercial de algunas empresas del área de lectura rápida e inglés.

Después, por sugerencia de monseñor Eladio, me presenté ante el obispo católico anglicano monseñor Germán Orrego Hurtado. Me recibieron, hice un proceso de discernimiento, después de estar con ellos tres años me ofrecieron el diaconado y dos años y medio después me ordenaron como sacerdote.

Semana.com: Hay versiones que dicen que usted tenía acciones en la mina El Hebrón y que incluso usted ingresaba a ese lugar.

H. D. O.: Falso. Los vine a conocer en la crisis de enero de este año por la labor que hacía la doctora Soraya (Jaramillo Bedoya) como presidente de la Mesa Minera, que ella sí hacía parte de la sociedad minera El Hebrón. A muchos de ellos ni los conozco.

Semana.com: ¿Usted es consciente de que lo sucedido en Buriticá es ilegal?

H. D. O.: Puede que sí, si vamos a hablar de legalidad o no legalidad. Si yo tengo la propiedad de una cosa y a mí se me meten, es un delito, pero detrás de eso hay un problema social. ¿Cómo poder hacer una cobertura en lo que se denomina el licenciamiento social que debe tener una gran empresa? Le pongo el ejemplo modelo de Hidroituango, ellos tienen oficinas de atención al usuario. Acompañan con quejas, indemnizaciones.

La Continental no, ellos dicen: “Todos son ilegales, este es mi título, vamos a desalojar a toda la gente del título”. Y hay unos antecedentes de unos contratos que dieron, que fue lo que hizo que se conociera y empezara el auge de la minería en Buriticá, cuyos mineros los trajeron exfuncionarios de la Continental en su momento.

Ahora, hay que organizar este problema, claro. La Mesa Minera está de acuerdo con organizarse, pero sentémonos más, escuchemos a la contraparte. Esto vengo diciendo yo desde el 4 de febrero en la asamblea, que nos sentemos a negociar porque en el trasfondo está un tema social. Ahí hay un tema grande.

Semana.com: Pero la mayoría de esos mineros no son de Buriticá, ni siquiera del occidente del departamento…

H. D. O.: Pero mire, el párroco tampoco es de allá.

Semana.com: Pero una cosa no se compara con la otra, hablamos de un padre frente a 6.000 mineros que llegaron a un pueblo de 3.000 personas con las consecuencias que eso acarreó.

H. D. O.: Está bien, pero son colombianos. El 100 % de los empleados la Continental no son de Buriticá. La condición de legalidad la tiene ella, pero es el mismo fenómeno que va a seguir pasando. El problema no es estigmatizar al que llega, sino organizarlo. Yo quiero insistir en el tema: Estamos de acuerdo con que haya intervención, con lo que no estamos de acuerdo es con que se presente guerra.

A un problema social, lo estamos diciendo desde el principio, no se le puede dar solución de guerra, incluso que se criminalice todo, hasta el cura que estaba hablando de un proceso social terminó criminalizado. Ahí volvemos a poner el tema sobre la mesa: Continental, usted tiene su licencia, pero hay una comunidad.

Semana.com: ¿A usted le pagaban los mineros?

H. D. O.: ¿Me pagaban? No, oiga pues, antes había que llevarles porque en la mayoría de ocasiones ellos estaban en necesidad. Se les llevaban mercados, se les recogían cositas, en Navidad se les mandaron regalos, no sólo en la crisis sino antes. Cuando llegábamos al hotel de Pinguro siempre nos acompañaban alimentos para darle a alguien. La minería no produce riqueza, a veces produce demasiada pobreza. Es una realidad social muy dura y eso era lo que queríamos acompañar, queremos educar al minero, que cuando tenga apogeo piense en él, en su familia, darle elementos de posición ética.

Semana.com: ¿El Clan del Golfo (Urabeños) está en Buriticá?

H. D. O.: Me imagino que sí. A mí nunca me salieron. Puede que estén, están, pero si usted formaliza y blinda esos contratos, será más fácil.

Semana.com: En la base de datos de la Fiscalía usted aparecía con algunos procesos. ¿Cuál es la realidad judicial?

H. D. O.: Yo fui a todas las unidades de la Fiscalía a pedir uno por uno los certificados que demuestran que esos casos están inactivos.