La cronología del oro en la zona es larga y va siglos para atrás.

MINERÍA

Galería fotográfica: el trabajo centenario del oro en el páramo

En los pueblos alrededor del Páramo de Santurbán hay incertidumbre por la actividad informal de la minería. Sin embargo, la protección del agua y las nuevas delimitaciones y disposiciones del Estado colombiano hacen que el panorama comience a transformarse.

Mauricio Morales*
13 de octubre de 2018

El logo de Minesa se ve por todas partes, en la casa esquinera de la plaza principal de California, en las gorras de los trabajadores que limpian el parque, en los columpios donde juegan los niños, en avisos que llaman al cuidado de la naturaleza, en las carteleras y pancartas de organizaciones de eventos, conciertos y capacitaciones. La empresa minera, sin tener la licencia ambiental ni la resolución de la nueva delimitación del páramo de Santurbán, ya camina fuerte en los municipios de Soto Norte que hacen parte y colindan con este paraiso natural.

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Minesa, la empresa minera creada con capital de Emiratos Árabes, espera comenzar sus actividades en la región de Soto Norte. Durante 25 años proyectan sacar material y procesarlo por fuera de Colombia, extraerán ese mismo oro que durante siglos sus pobladores han socabado. Con el nuevo código minero, muchos de los trabajadores artesanales han tenido que parar la actividad o volverse “ilegales”. En la región la mayoría de los títulos mineros y de las tierras tienen un nuevo dueño, Minesa.

El páramo de Santurbán es un complejo de páramos que se encuentran localizados en los departamentos de Santander y Norte de Santander. En él nacen diferentes fuentes de agua que hacen parte del agua que llega a la capital, Bucaramanga, y a municipios vecinos.

La cronología del oro en la zona es larga y va siglos para atrás, dicen que desde épocas precolombinas. Pero el de las multinacionales es relativamente reciente. La que primero llegó fue la canadiense Grey Star (Eco Oro actualmente), con la idea de hacer una mina a cielo abierto en lo que hoy por hoy es el área protegida del páramo, es dueña de terrenos en el área delimitada de protección del páramo y de los títulos mineros de los que tenían algunas familias y empresas locales, las cuales solo un puñado sobreviven en Vetas.


Una pareja de esposos barequean en uno de los afluentes del río Santurbán. Carmen y su esposo trabajan desde hace años en la zona. En la zona la minería tiene diferentes tipos de trabajos artesanales.

Don Custodio, nacido en Vetas hace 74 años, vive a las afueras del pueblo, donde tiene un par de vacas, cultivos de maíz y de cebolla que vende puerta a puerta en el pueblo. Como muchos de la zona, toda la vida fue minero y trabajó con las diferentes empresas locales que existían la zona. Pero cansado de las condiciones de trabajo de la mina se dedicó a la agricultura a pequeña escala y a la conservación del agua.

El trabajo que día a día hacen en la zona barequeando les puede dejar entre 80 mil pesos diarios.

Muchos, como don Custodio, recuerdan cuando la guerrilla andaba por los cerros y montañas de lo que hoy se conoce como Santurbán, en ese entonces las multinacionales no lograban meterse del todo en proyectos mineros a gran escala en la zona, el secuestro de un empleado canadiense de una empresa exploradora contratista de Grey Star, forzó el cese de actividades de la empresa en 1999.


Muchos de los molinos en la zona están inoperantes y abandonados, algunos de los predios donde estaban ya han sido adquiridos por Minesa.

En el año 2000, en tiempos del gobierno del expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, las Fuerzas Militares de Colombia llevaron a cabo la Operación Berlín, que logró sacar al frente 20 de las Farc que operaba en esta zona. Casi tres años después la Grey Star, la multinacional canadiense, reanudaba operaciones en busca de su proyecto de mina de cielo abierto.

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La finca de los hermanos Guerrero, mezcla actividades agrícolas con minería artesanal.

Movilizaciones ciudadanas en Bucaramanga presionaron a nuevas delimitaciones, a frenar y finalmente a detener del todo el proyecto de Angostura que el gobierno en su momento había declarado como de “interés nacional”, por lo cual la empresa Eco Oro (antigua Grey Star) tiene demandado al Estado colombiano.

Luis Guerrero trabaja en la minería artesanal desde que era joven junto a sus hermanos. Hoy en día trabajan una pequeña mina dentro de sus predios cerca al pueblo de California.

Hoy en día estos mismos movimientos, como el Comité para la Defensa del agua del páramo de Santurbán, que se inició como una propuesta de Fenalco, Bucaramanga, mantienen una lucha por detener el megaproyecto minero de Minesa y han tenido la victoria de una nueva delimitación del área protegida del páramo, cuyo plazo está próximo a cumplirse.

Los tambores artesanales son utilizados para moler al piedra y posteriormente extraer el oro.

Don Custodio ve con preocupación esta nueva delimitación, ya que como está planteado, las áreas protegidas del páramo no podrán utilizarse para diferentes actividades que no solo son las relacionadas con la minería. “No nos vamos a dejar desplazar, si dios me da 74 años más lo enfrento para no dejarme desplazar de Vetas, ni a los hijos ni a los nietos, ni a nadie de Vetas porque todos somos nativos de Vetas”.

Los hermanos Guerrero son de los pocos que han comenzado a buscar nuevas actividades económicas en el área. La casa de los hermanos Guerrero, donde nacieron y crecieron queda cerca del municipio de California, donde la empresa Minesa ha montado su centro de operaciones.

Para muchos pobladores de la zona, los “ambientalistas de Bucaramanga” como los llaman, no se han interesado en los pobladores de la zona, puentes que al parecer no se han tejido creando una tensión entre la gente del páramo y de Bucaramanga y abriendo el espacio para que Minesa comience a ganar terreno en el páramo.

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Juan Guerrero da clases de música a niños de diferentes veradas en la zona. Este, como otros proyectos sociales han sido auspiciados por Minesa.

Don Custodio, como muchos habitantes de la zona, ve con preocupación la situación, piensa que la gente de Bucaramanga los ve como enemigos y resalta algo importante que va mas allá del proyecto minero, el agua, su conservación y quién es dueño de este recurso y cómo se maneja, un tema que seguramente tendrá que abordarse a nivel nacional. Dice Don Custodio desde su finca que tiene varios nacimientos de agua que él cuida con apropiadas arborizaciones. “Nosotros le estamos mandando (a Bucaramanga) el agüita que se da en el páramo de Santurbán, nosotros gastamos lo que necesitamos, el acueducto metropolitano de Bucaramanga nos la vende más caro a nosotros cuando vamos allá y cuando nos tomamos una gaseosa”.

Don Custodio, habitante de Vetas, municipio de Soto Norte, que colinda con las zonas delimitadas del páramo de Santurbán.

Y es cierto que la lucha por la conservación del páramo tiene mucho que ver con el lugar geográfico, pero la lucha también tiene que ver con el agua como recurso importante para la ciudad y su desarrollo, y en esto Don Custodio resalta cómo ve la relación con la nación y con Bucaramanga, que se muestra en la inexistencia de proyectos alternativos en la zona, por parte de gobiernos departamentales y nacionales,  “Ahora toca bregar a mostrar que en el páramo estamos cultivando porque es que creen que acá no hay nada ni gente”.

Don Custodio tiene y conserva una serie de nacimientos de agua en sus predios a las afueras del municipio de Vetas.

La nueva delimitación del páramo no solo afectará al proyecto de Minesa, a campesinos como Don Custodio si su finca entra en las áreas protegidas del páramo. Para otros pobladores, una gran mayoría, el comienzo del proyecto minero es la única opción de trabajo y de poder permanecer en esta zona.

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38 años trabajando en minería, Don Custodio se salió de este trabajo y se dedicó a trabajos agrícolas, cultivo de cebolla, que vende puerta a puerta en el pueblo.

Freddy trabaja en la mina, en predios de su propiedad pero sin títulos mineros. Con el nuevo código minero, muchos de los que han trabajado las minas durante décadas han quedado en un limbo legal en sus actividades.

Tres familias dependen del trabajo de esta mina cerca al municipio de California y colindando con las zonas donde Minesa está explorando para su megaproyecto minero.

Como muchos mineros, Freddy ha trabajado toda su vida en la mina y ve con preocupación el fin de esta actividad y la posibilidad incluso de tener que irse de su tierra.

California, en el departamento de Santander, es el epicentro de las actividades de la multinacional Minesa.

*Esta historia fue realizada como parte del programa para desarrollo de habilidades en medios ‘Descubriendo Seguridad‘, un programa de la Fundación Thomson Reuters, la fundación Stanley y Gerda Henkel Stiftung.