ESTADO
El primer hijo de la Misión
El mismo día en que la Misión de Sabios dio a conocer sus recomendaciones, el presidente Iván Duque firmó el decreto que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, una deuda pendiente por años. Preocupa su presupuesto.
Hace un par de años, cuando al doctor Rodolfo Llinás le preguntaron por la conveniencia de crear un ministerio de ciencia, contestó escuetamente: “No me parece importante, me parece esencial”. El científico, uno de los más importantes del país, resumía así un anhelo postergado de esa comunidad. Por eso, el nacimiento de esta cartera, el día que la Misión de Sabios entregó su informe, tiene tanto significado.
Con la decisión del Gobierno, el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) se transforma. La entidad, creada en 1968 por Carlos Lleras Restrepo, había liderado en el país la investigación y desarrollo. Ahora, como ministerio, deberá dirigir la política y el sistema de ciencia, tecnología e innovación de Colombia. “Colciencias necesitaba una nueva oportunidad para hacer las cosas mucho mejor, y es esta”, señala su director, Diego Fernando Hernández.
El alto funcionario explica que este cambio permitirá estructurar los retos del sistema de ciencia, tecnología e innovación, así como participar del Consejo de Ministros y en los Conpes para lograr un mayor impacto. La estructura de la nueva dependencia incluye el Viceministerio de Conocimiento, Innovación y Productividad y el Viceministerio de Talento y Apropiación Social del Conocimiento, ambos propuestos por la Misión de Sabios.
El Ministerio de Ciencia no está exento de polémica. Su financiación es uno de los malestares del movimiento estudiantil. Líderes como Jennifer Pedraza y Alejandro Palacio han señalado este punto como una de las razones para salir a marchar. Según Pedraza, después del paro estudiantil de 2018, acordaron que en 2020 el rubro para Colciencias llegaría a 300.000 millones de pesos. Sin embargo, en la Ley de Presupuesto quedó estipulado un monto de 78.500 millones.
No solo los estudiantes se preocupan. De hecho, el informe hace especial hincapié en este punto. “El financiamiento de la ciencia, tecnología e innovación en Colombia ha sido crónicamente bajo y es el principal cuello de botella para su desarrollo”, dice el documento.
El director de Colciencias asegura que esos temores no tienen asidero, pues habrá una inversión creciente y cada vez más cercana al promedio de los países de la Ocde. Niega que solo dispongan de 78.500 millones de pesos para el próximo año. “La entidad cuenta con 392.000 millones de pesos para 2020, de los cuales 90 por ciento son para inversión, es decir, 26.000 millones para funcionamiento… Lo que ha dicho el presidente, y está anunciado en el Plan Nacional de Desarrollo, es que queremos llevar la inversión al 1,5 por ciento del PIB, que representa 16,2 billones de pesos”, sostiene.
Pero entre los expertos hay una molestia puntual. La Ley 1951 de 2019 estipula que “el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para iniciar su labor no debe generar gastos adicionales de personal ni generales a los que al momento de su creación tenga presupuestado Colciencias”.
Uno de sus desafíos consiste en apalancar el crecimiento de recursos con el sector empresarial. Ecopetrol, por ejemplo, anunció que destinará 30 millones de dólares en tres años para proyectos de investigación y desarrollo, trabajo colaborativo con universidades y centros especializados. El ministerio deberá lograr que otras empresas destinen más recursos como esos.
Por otro lado, el nuevo organismo es apenas un paso. Los sabios aseguran que se necesita un sistema de gobierno de la ciencia mucho más extenso, en el que la nueva cartera oficiará “como un director de orquesta”. También proponen crear un consejo nacional de política de ciencia, un consejo científico nacional y una agencia ejecutora. De que este sistema engrane, fluya y cuente con la inversión necesaria dependerá que el ministerio tenga éxito.