NACIÓN
“Mis recuerdos con Carlos Holmes Trujillo”: Ernesto Samper
El expresidente Ernesto Samper le contó a SEMANA algunas de las anécdotas que vivió con el exministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, fallecido esta semana.
El expresidente Ernesto Samper Pizano compartió experiencias con el exministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, cuya muerte por covid-19 ha conmovido al país.
Lo conoció en los 80, cuando Samper postuló su nombre por primera vez a la Presidencia. “Su padre estaba con Hernando Durán y él y su hermano, José Renán, me apoyaron a escondidas con unos voticos. Para la segunda candidatura, que fue la de la vencida, ya se destaparon con el papá y lo hicieron de frente”, recordó el exmandatario en diálogo con SEMANA.
“Los solía molestar diciéndoles que tenían con el hermano un carrusel de inhabilidades: él se retiraba del servicio publico (su carrera política la hizo a través de la administración pública) y el hermano se postulaba al Congreso (fue un gran congresista)…”, añadió.
Los hijos de Holmes, además de su madre, también fueron militantes activos de la causa política de Samper y, además, amigos de sus hijos.
“Carlos Holmes fue un caballero de la política: jugaba limpio, decía lo que tenía que decir sin altisonancias ni los insultos que hoy están de moda en la política. Era excelente orador académico, tan bueno como su padre en la plaza pública. Tenía las condiciones para nombrarlo como el primer Comisionado de Paz de mi gobierno…”, narró.
Como comisionado –según Samper– cumplió una tarea apostólica convenciendo a las FARC de que se metieran en un proceso de paz que, entre otras cosas, “me permitiría cambiarle la agenda a los EE. UU. que no querían hablar sino de lucha contra las drogas.”
Mientras tanto –recordó el exmandatario– “fuimos perfilando un ambiente propicio para la paz aprobando los protocolos del DIH, abriendo la Oficina del Alto Comisionado para Naciones Unidas en Colombia, sacando la ley de facilitación logística y jurídica de los posibles diálogos… Recuerdo que él siempre miraba con calma los portazos que nos mandaban las FARC a nuestra iniciativa (y que están bien resumidos en el libro de los correos de Tirofijo) y me contestaba que ‘había elementos positivos en la respuesta’. En uno ya abiertamente desafiante me contestó lo mismo y yo le pregunté: ¿pero qué hay de positivo en esta vaciada? Y respondió: ‘que nosotros pensemos que hay algo positivo’… Entendí el mensaje”.
Cuando Carlos Holmes Trujillo tomó la decisión de migrar al uribismo, invitó a Ernesto Samper a almorzar. “Nos reunimos y le hice ver las críticas que le lloverían… Me dijo que estaba consciente de ello, que él no renunciaba a sus convicciones, pero que no encontraba ningún espacio en el liberalismo y que quería encontrarlo en el uribismo”.
Holmes le recordó que Uribe era amigo. “Le contesté: ¿cuál de los dos Uribe, el de antes de la Gobernación de Antioquia o el de ahora, porque son totalmente distintos? “Al final, en son de chanza, le dije que si quería pasar del cielo al infierno que lo hiciera, y me contestó socarronamente: ‘o al revés’… Su intención era la candidatura presidencial”, expresó Samper.
Se volvieron a encontrar cuando Iván Duque lo nombró canciller. “Me visitó cortésmente para contarme de su cargo y hablar sobre algunas inquietudes sobre política internacional que recibió con respeto y cortesía… Al terminar le dije que afortunadamente su nombramiento lo sacaba de la política interna que veía venir muy dura por las posiciones radicales de Uribe. Y que en la Cancillería podría tener un espacio distinto y casi que, premonitoriamente, le dije, en son de chiste, que lo grave sería que lo nombraran ministro de Defensa. Soltó una de sus carcajadas vallunas. No volvimos a vernos…”.