DERECHOS HUMANOS
Modelos webcam: brutal informe de Human Rights Watch sobre Colombia. “Apunté la cámara a mi regazo para poder llorar”
Human Rights Watch revisó las políticas de las plataformas de BongaCams, Chaturbate, LiveJasmin y Stripchat, cuatro de las plataformas de webcam utilizadas habitualmente
La industria de modelos webcam en Colombia, el millonario negocio del contenido erótico transmitido en vivo por Internet, está plagada de casos de explotación sexual y laboral, denunció Human Rights Watch (HRW) en un informe divulgado el lunes. El documento está lleno de testimonios dolorosos de lo que significa ejercer en el día a día ese negocio.
“Un cliente estaba siendo muy violento y en el estudio me dijeron que continuara. Yo seguía diciendo ‘no quiero’ y ellos seguían diciendo ‘tienes que seguir conectada’. Apunté la cámara a mi regazo para poder llorar”, dijo María, una de las mujeres entrevistadas por la organización de derechos humanos.
El informe cuenta su historia. “María es una modelo de webcam de 33 años. Trabaja turnos de 12 horas retransmitiendo actuaciones de adultos para espectadores de todo el mundo desde su cubículo de 1x2 metros en Bogotá, Colombia. Los propietarios del estudio donde trabaja colgaron cortinas como separadores del cubículo”, narra el documento.
Además, cuentan que decidió trabajar como modelo de webcam hace cinco años, después de que una compañera de colegio le hablara de los horarios flexibles. “Ahora trabaja en uno de los miles de estudios de webcam que existen potencialmente en Colombia, donde pueden trabajar las modelos que quieren ganar dinero, pero carecen de la privacidad, el equipo o la conexión a Internet para retransmitir desde casa. Por término medio, las plataformas multinacionales de cámaras web que acogen las sesiones de transmisión se quedan con entre el 50 y el 65 por ciento de los ingresos generados por las modelos webcam. Luego, a cambio de proporcionar un computador, una cámara y WiFi, el estudio se queda con el 60 por ciento de lo que paga la plataforma. Las trabajadoras como María reciben como pago lo que sobra”, agrega. Human Rights Watch cuenta que la mujer aparece en al menos 11 plataformas diferentes de webcam para adultos, pero que nunca ha visto ni firmado personalmente las condiciones de servicio de ninguna de ellas.
El negocio de las plataformas de web cam es redondo para empresarios, que además esquivan controles de las plataformas para la protección de menores. Elaborado a partir de entrevistas a medio centenar de modelos webcam, el extenso reporte de la oenegé hace públicas las “condiciones horrorosas de trabajo” en los estudios de producción en la capital Bogotá (centro) y las ciudades de Medellín (noroeste), Cali y Palmira (suroeste). También revela prácticas reiterativas de “abusos verbales, físicos y sexuales”, turnos de 18 horas sin descansos, “coacciones” para realizar actos “degradantes” y espacios en “condiciones antihigiénicas” que han afectado la salud física y mental de las trabajadoras, que han presentado “erupciones cutáneas e infecciones”.
Muchas modelos se unen a estudios “porque no disponen de la intimidad, el equipo tecnológico o la conectividad a Internet necesarios para retransmitir desde casa”. Las empresas se quedan “hasta con el 70 por ciento” de los ingresos y comúnmente manejan los accesos a las cuentas que las modelos usan para transmitir a través de
diversas plataformas, según HRW. “Las plataformas de webcam para adultos con sede en EE.UU. y Europa deben abordar de inmediato los abusos laborales y la explotación sexual en los estudios de webcam colombianos”, enfatizó.
La investigación, para la cual colaboraron organizaciones locales de trabajadoras sexuales, recoge crudos testimonios como el de una modelo “aterrorizada ante la posibilidad de que se rompiera una botella de cristal que le habían presionado a insertarse”. Los relatos develan un “sistema de coerción” y amenazas a modelos para “realizar ante las cámaras actos sexuales que no querían realizar”. Aunque los testimonios recogidos por HRW eran de mayores de edad, varias personas revelaron que comenzaron a trabajar desde adolescentes en la industria de contenido erótico.
Los estudios “violaron las restricciones de edad de las plataformas al ‘reciclar’ cuentas que estaban registradas a nombre de antiguas modelos adultas”, apuntó la oenegé. Varios entrevistados aseguraron de su lado haber visto a personas que parecían ser menores de edad en los estudios y que los productores con frecuencia fomentaban actos de modelos que “fingen ser niños” a pedido de los clientes. El trabajo sexual, que es legal en Colombia, está bajo la mira debido a varios casos de alto perfil de explotación y violencia sexual contra niños ocurridos en 2024. El año pasado, en el país se denunciaron 264 casos de explotación sexual, la cifra más alta en los últimos 15 años, de acuerdo con la Procuraduría.
*Con información de AFP