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Monómeros: una historia que no termina
Cada día surgen nuevos capítulos de una novela que parece eterna.
Pese a los buenos resultados económicos que arrojó Monómeros en 2020, con unas ventas que superaron los 800.000 millones de pesos y utilidades por 32.000 millones, luego de un 2019 con pérdidas, la Supersociedades decidió tomar el control de la compañía.
La entidad argumentó en la resolución expedida, que la empresa “atraviesa por una situación económica crítica, derivada de limitaciones impuestas por el sistema financiero a raíz de haber estado en la lista del OFAC, un organismo de Estados Unidos, que administra y hace cumplir las sanciones económicas y comerciales de ese país en política exterior”.
En el informe se señala que no se han logrado disminuir las cuentas por pagar y por cobrar en intercompañías (especialmente entre Monómeros International y Monómeros S.A.) Y hasta mayo de este año, la deuda con proveedores del exterior se acercaba a 130.000 millones. Además, hubo acercamientos con el Citibank para que gestionara la operación cambiaria de la empresa y de esta manera contar con apoyo financiero, pero esa entidad se negó, argumentando problemas de gobierno corporativo de Monómeros.
La situación viene de tiempo atrás, pero la determinación de la Supersociedades desencadenó hechos no solo económicos y empresariales, sino también políticos, en medio de las discusiones en la mesa de negociaciones entre el gobierno Maduro y la oposición para lograr acuerdos que restituyan el proceso democrático en Venezuela.
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Monómeros, que aporta al menos el 40 por ciento de los fertilizantes que se requieren en Colombia para la agricultura, es uno de los activos de ese país en el exterior y, como tal, quedó bajo el manto de la asamblea nacional que encabeza el presidente interino Juan Guaidó.
Así, la toma de control por parte de la Supersociedades se ha convertido en una novela de varios capítulos. Primero fue la renuncia de Carmen Hernández, presidenta de la junta directiva. Luego llegó el rechazo por parte de la administración y algunos miembros de la junta, a la decisión de la entidad colombiana, lo que coincidió con el pronunciamiento del gobierno de Maduro criticando la medida y tachándola de “robo”. En tercer lugar están las dificultades financieras de la compañía, relacionadas con poco flujo de caja, deuda y escasez de apalancamiento. Pero hay más. Hernández habló del soporte financiero que han sido los proveedores, pues, al menos durante dos años y medio, a la banca privada le fue imposible darle acceso a crédito a Monómeros.
De hecho, calcula que la deuda –a julio de este año– con los acreedores que proveen de insumos a la empresa supera los 50 millones de dólares.
La resolución de la Superintendencia menciona que, con Nitron, principal proveedor, el cupo es de 60 millones de dólares y con Mosaic, de 22 millones. Precisamente Nitron le envió una carta a Andrés Barreto, superintendente (e) de Sociedades, en la que argumenta que, como proveedores, representan 70 por ciento del financiamiento de Monómeros, y que la situación de la empresa está sometiéndolos a fuertes presiones por parte de aseguradores e instituciones financieras, por lo cual, expresaron lo que muchos consideran un ultimátum: “si en el lapso de 48 horas no cambia la situación de gobierno corporativo y autoridades administrativas y representantes legales de la empresa, nos veremos obligados a suspender el suministro a Monómeros”. La posición de Nitron coincidió con una declaración del gerente, Guillermo Rodríguez, en el sentido de que hay un interés por generar una toma hostil de la compañía.
Aunque no se han dado nombres propios, una fuente aseguró que no se le puede arrebatar el control al accionista, así tenga un alto contenido político. “Si se quieren quedar con la empresa tienen que comprar las acciones, a menos que la logren llevar forzosamente a una insolvencia, y allí convertir las acreencias en acciones. De las declaraciones del gerente a algunos medios, se desprende que habría interés de tratar de quebrar la compañía con desinformación, creando un pánico financiero para asfixiarla”, afirma la fuente.
Así, Monómeros no solo ha quedado en medio de una tensión económica y empresarial, en la que se está gestando una pérdida de confianza de los mercados. También está inmersa en una disputa política. Si bien el manejo de la compañía está en manos de Guaidó, Maduro ya anunció que reclamará el control. Y la disputa no es solo entre el régimen y la oposición. Entre los grupos que respaldan a Guaidó está el famoso G4, y cada uno, con fuerzas poderosas, tendría representante en la junta y en las decisiones.
¿Se correrá el velo sobre la realidad de Monómeros? Al cierre de esta edición se desconocía el recurso de reposición que presentarán para evitar la toma de control, pero SEMANA conoció que la empresa entregará informaciones actualizadas no parcializadas y aclarará temas puntuales.
Lo que sigue es que la Supersociedades tendrá que resolver la apelación y determinar qué pasará con la toma de control. Mientras tanto, siguen las peleas intestinas, los mercados están alerta y el margen de maniobra de la empresa podría reducirse.