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SALUD PÚBLICA

En busca de la belleza encontraron la muerte

El boom de las cirugías estéticas no para en Colombia y tampoco las muertes durante estas operaciones que muchas veces son clandestinas. Este año han muerto 14 mujeres, 10 en Cali. ¿Qué pasa?

23 de noviembre de 2017

La fiebre por cuerpos esbeltos está llevando a la tumba a las mujeres colombianas y en algunos casos a extranjeras. Toda muerte es trágica y dolorosa. Más aún cuando se trata de personas que gozan de buena salud y que en algunos casos cayeron en manos de falsos cirujanos, clínicas de garaje o errores de procedimiento.

 Precisamente el año pasado el país padeció un escándalo relacionado con 43 cirujanos plásticos que al parecer validaron títulos falsos obtenidos en Brasil y que son investigados por la Fiscalía. Ese mismo año el ente investigador imputó cargos a tres especialistas por los mismos hechos, pero por títulos irregulares certificados en Perú y Argentina.

Más allá de esos detalles legales y las lagunas en materia jurídica, lo cierto es que en Colombia aún persiste un boom alrededor de las cirugías estéticas y el tema se ha desbordado de tal forma que las autoridades se quedaron cortas y sin dientes para frenar la informalidad en el sector.

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Y las consecuencias saltan a la vista; ya que de 14 mujeres muertas durante procedimientos quirúrgicos estéticos en 2015, pasamos a 30 casos en 2016 y según datos que maneja Medicina Legal, solo hasta octubre de este año la cifra era de 13 fatalidades; pero al detallar esas estadísticas encontramos que el 71 por ciento de las muertes ocurrieron en Cali.
 
Más grave es descubrir que al menos tres de las víctimas fatales en la capital del Valle fueron intervenidas en clínicas de garaje. Le acabó de suceder a Fátima Casanova Rengifo, de apenas 21 años edad. La jovencita murió este fin de semana luego de inyectarse una sustancia aceitosa en sus glúteos y hasta el momento las autoridades no tienen ni idea del sitio donde se sometió a ese procedimiento estético que le quitó la vida.
 
Algo parecido le sucedió a Leidy Johanna Leyton, una vendedora de chontaduros de 34 años de edad. A ella, por 300.000 pesos le aplicaron una sustancia oleosa en los glúteos en una sala estética del oriente de la ciudad. Como era de esperarse la mujer sufrió una embolia pulmonar y murió el 3 de marzo de este año; el mismo día de la intervención.
 
Similar suerte corrió Luz Mery Gómez Díaz, de 43 años. Ella también quiso aumentar el tamaño de sus glúteos en una clínica de garaje del oriente de Cali y una embolia pulmonar acabó con la vida de la paciente.
 
Pero no todas las muertes de este año sucedieron en clínicas clandestinas o más conocidas como de garaje. De hecho, las restantes siete muertes ocurrieron en quirófanos avalados por las autoridades.
 
Como le sucedió a la ciudadana estadounidense Christine Ann Deres, de 28 años; ella murió a comienzos de mayo en una reconocida clínica de la ciudad, mientras le realizaban una lipoescultura. A los tres días de su muerte, las autoridades de salud visitaron la reputada clínica (Colombia) y ordenaron el cierre de once quirófanos porque no cumplían con las normas de salubridad.

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Y ese mismo siniestro se repitió con otra extranjera que murió durante un procedimiento quirúrgico estético en una clínica que también contaba con todo los permisos en regla. Se trató de la chilena Lorena Victoria Reyes Doñas, de 48 años de edad, quien falleció el pasado 3 de agosto.
 
A esa lista de calamidades en medio de intervenciones quirúrgicas estéticas en la capital del Valle, se suman los nombres de Gloria Helena Moreno, 34 años; Jacqueline Bravo, 53 años; Gloria Janeth Cuéllar, 43 años y el de Gladys Gallego Obando, de 35 años: este caso se registró el pasado 11 de septiembre.
 
¿Y los controles?
 
Precisamente la muerte de Gallego Obando motivó la clausura de otros quirófanos: esta vez de la clínica Mediplastic. La secretaría de Salud del Valle realizó una inspección a la clínica y encontró varias irregularidades que desencadenaron una medida sanitaria de seguridad consistente en la clausura temporal total del establecimiento, “y todos los servicios de salud que esté prestando actualmente tiene que suspenderlos de inmediato hasta que subsane los hallazgos”, dijo Cristina Lesmes, secretaria de Salud del departamento.
 
Pero lo más revelador, es que la propia funcionaria reconoció que este año realizaron inspecciones a 40 instituciones y tuvieron que cerrarles los servicios en 38 quirófanos, “pero debo aclarar que esas clínicas ya estaban habilitadas desde tiempo atrás; lo que estamos haciendo ahora es verificar que cumplan con las condiciones de funcionamiento”, precisó la señora Lesmes.
 
Una tarea que no será fácil si recordamos que en el Valle del Cauca hay por lo menos 70 clínicas habilitadas con quirófanos para realizar cirugías.
 
Los expertos estiman que la mejor prevención para evitar más muertes en esos procedimientos estéticos “es la capacitación y la educación”, reflexionó Jorge Paredes, funcionario de Medicina Legal en Cali que escribió varios libros y estudios sobre el tema.
 
Otra investigación desarrollada por dos médicas egresadas de la universidad Icesi de Cali (Manuela Galvis y Paula Hormaza) recogió cifras de muertes de mujeres durante procedimientos quirúrgicos estéticos entre 1998 - 2015 y los resultados fueron contundentes.
 
El estudio arrojó un total de 65 muertes y que en el 44 por ciento de los casos las intervenciones fueron realizadas por personas que no eran cirujanos plásticos. Que los servicios más solicitados eran liposucción, biopolímeros en glúteos, lipectomía, mamoplastia de aumento, inyección de glúteos y cirugías faciales.
 
La investigación reveló además que los médicos generales, esteticistas y dermatólogos hacen parte de la lista de personas que sin la debida especialización, practican esas cirugías.
 
La meca de las cirugías estéticas
 
La realidad es que en Colombia la cirugía estética se convirtió en otro renglón de la economía que mueve cifras astronómicas. El más reciente ranking elaborado por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética, Isaps, reveló que el país es el octavo en el mundo donde se realizan más procedimientos estéticos: alrededor de 250.000.
 
La cifra podría parecer insignificante frente a los 20 millones de procedimientos que se practican cada año en el mundo; pero resulta que en el país las cirugías estéticas como liposucción y aumento de senos, son las más solicitadas, al extremo que ocupa el sexto puesto en ese ranking y el cuarto lugar en cirugías en el cuerpo y extremidades.
 
Si bien Bogotá, Medellín y Cali figuran entre las ciudades con más procedimientos quirúrgicos estéticos, llama la atención que el 20 por ciento de esas intervenciones se practican solo en la capital del Valle.
 
¿Qué hacer para evitar más muertes?
 
La cirujana plástica Lina Triana, quien además es la vicepresidenta de la Isaps insiste en la aplicación de cuatro pilares para desarrollar buenas prácticas en el gremio, “Quién opera, dónde, los exámenes de chequeo y un plan quirúrgico”, explicó.
 
Otro asomo de solución al problema fue la expedición, el año pasado, de la Ley que prohíbe las cirugías estéticas en menores de edad. Según cifras que manejaron los ponentes de la norma, el 30 por ciento de las 340.000 cirugías estéticas que se realizan cada año en Colombia, eran para adolescentes.
 
Irónicamente, ese mismo año el propio Congreso hundió otro proyecto que buscaba ponerle freno de mano al problema, obligando que las cirugías estéticas fueran practicadas solamente “por personal altamente calificado, en quirófanos debidamente habilitados y con insumos debidamente certificados”, explicó el senador Jorge Iván Ospina, ponente del proyecto hundido.

Justamente en septiembre pasado se conoció un nuevo intento por revivir ese proyecto de Ley que busca restringir la profesión solo a los especialistas; pero de inmediato saltaron versiones de posible tráfico de influencias en el Congreso.
 
El malestar con ese proyecto que se discute en el legislativo radica en que restringe a los médicos generales para ejercer la práctica de cirugías estéticas. Por eso algunas voces del sector exigen que se debe agregar un parágrafo “que les permita (a los médicos generales) regularizarse por una sola vez”, precisó Eduardo Domínguez, presidente de la Sociedad Colombiana de Médicos Cosméticos.

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Lo preocupante es que ninguna de esas normas resuelve el problema de fondo: la falta de conciencia sobre los riesgos que asumen los pacientes cuando se someten a cirugías con precios sospechosamente bajos. Esas tentaciones mezcladas con una dosis de ingenuidad y embuste, acarrean las consecuencias que ya padecen algunas de las mujeres colombianas que este año murieron en la ´sucursal del cielo´.