“La violencia sexual es parte de una cultura machista y agresiva”

El caso de Yuliana, la niña de siete años raptada, abusada y asesinada el pasado fin de semana en Bogotá, tiene conmocionado al país. En charla con Semana.com, Carlos Valdés, director de Medicina Legal, advierte de la violencia sexual contra menores es uno de los mayores males que sufre el país.

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Semana.com: ¿Por qué se da un caso tan aberrante como el de la pequeña Yuliana?

Carlos Valdés: Cada vez la vida nos presenta más señales para que nuestra sociedad cambie y llame la atención sobre el cuidado y la protección a poblaciones más vulnerables, en este caso, a los niños y las niñas. Creo que debemos movilizarnos para que no exista más violencia dirigida a los niños. Recordemos que la violencia que desarrollamos contra ellos, se nos revierte en pocos años, en un círculo vicioso, lo que vamos a tener es una constante y permanente sociedad sumida en el caos de la violencia.

Semana.com: ¿Cada cuánto aparece en Medicina Legal un caso de un niño víctima de violencia sexual?

Carlos Valdés: A nivel nacional, a diario es muy preocupante el fenómeno. La violencia sexual en niños y niñas tiene unas cifras que van en aumento respecto de los dos últimos años. Para octubre 31 teníamos más de 18.000 dictámenes a nivel nacional, estudios sexológicos forenses realizados sobre menores de edad en todo el país. Esto significa que la violencia sexual dirigida a menores y niños es uno de los mayores males que sufre el país. Es preocupante, toda vez que todo lo que hagamos contra los niños y las niñas termina en un círculo vicioso, porque estos niños y niñas se convierten en los victimarios que van a reproducir estos hechos.

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Semana.com: ¿Por qué en Colombia las agresiones contra niños van en aumento?

C. V.: Estas conductas son reiterativas, se replican, si hacemos balance sobre la situación de los victimarios nos podemos dar cuenta que en su mayoría son personas que en algún momento de su vida sufrieron agresión de este tipo. Y que desde momentos muy tempranos de su vida aprendieron a ejercer violencia contra los demás, han aprendido a obtener gratificación del ejercicio de la violencia.

El instituto ha llamado desde hace mucho tiempo la atención sobre el incremento de la violencia intrafamiliar, y es porque es en la familia donde se generan los principales vínculos afectivos y donde se dan las pautas de las relaciones que va a tener un niño: su ambiente social, laboral o de educación. Es donde se están gestando estas violencias. En estos ambientes familiares es donde se enseña al niño a obtener todo a través de la violencia y se enseña que es un mecanismo más rápido para obtener lo que quieren. De tal manera que son conductas reiterativas, integradas todas, la violencia intrafamiliar, la violencia de pareja, la violencia sexual, son conductas que están íntimamente relacionadas, y que llevan a un país a presentar estos niveles de enfermedad. En este sentido, Colombia está sufriendo unos niveles muy altos y sabemos que Colombia vivió unos picos importantes de violencia en su historia contemporánea.

Semana.com: El Presidente pidió que caiga todo el peso de la ley sobre el responsable de este caso, ¿qué hacer para que los agresores no evadan la acción de la justicia en una clínica?

C.V.: Es frecuente esta acción en personas que saben que les va a caer el peso de la justicia. El Fiscal General dijo de manera clara que se están tomando una serie de acciones, de actividades investigativas, para que casos como estos no queden en la impunidad. Se vienen desarrollando estrategias para evitar que estas personas utilicen estas condiciones de salud o simulen condiciones de enfermedad para eludir la acción de la justicia. El instituto es el organismo científico que auxilia la administración de justicia. En el momento en que los fiscales, los jueces, la policía judicial lo requieran estaremos prestos a apoyar sin descanso. A solicitud de la Fiscalía vamos a intervenir en el momento en que lo consideren necesario.

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Semana.com: ¿Qué encontró Medicina Legal en el caso de Yuliana?

C.V.: El Instituto realizó un muy cuidadoso estudio de la niña de siete años, un estudio que duró en total 10 horas y que pudo constatar con elementos probatorios suficientes dos hallazgos: el primero de ellos, que la muerte de la menor fue a consecuencia de asfixia mixta. Esto es que hay una asfixia mecánica con dos tipos de acciones: primero, una asfixia por sofocación; segundo, y simultáneamente, una asfixia por estrangulamiento. La manera de muerte fue una manera violenta.

Además, se pudo constatar con elementos suficientes que la menor fue objeto de abuso sexual. Los hallazgos han permitido documentar muy bien esto y se han podido tomar documentos de prueba que son muy útiles para la Fiscalía General de la Nación. Los elementos de prueba que hemos podido recuperar fueron llevados a los laboratorios y los resultados serán entregados a la Fiscalía.

Semana.com: ¿Por qué los niños son el blanco de estas agresiones?

C.V.: Generalmente los victimarios van a aprovechar los niveles de indefensión de la víctima. Y el niño ofrece unas condiciones de indefensión mayores. Los juegos son utilizados para que el adulto disimule su acción. Es básicamente la búsqueda de la indefensión y el aprovechamiento de las condiciones que hacen de los niños las personas más vulnerables.

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Semana.com: ¿Cuál es el perfil común del agresor?

C.V.: Lo que sabemos, por el estudio que se hace sobre este fenómeno, es que tratándose de niños y de niñas, el 95 % de los agresores son personas conocidas. Dentro de ese 95 % los principales agresores son las personas que están en la línea directa del afecto: padres, padrastros, abuelos, hermanos mayores.

Semana.com: ¿En qué influye el factor económico?

C.V.: De acuerdo al panorama que el Instituto estudia de violencia sexual, el factor económico no incide en el fenómeno. Se da igual en estratos uno, dos, tres que en estratos cuatro, cinco y seis. No hay influencia directa sobre la violencia económica y social. Es un factor generalizado que hace parte de una cultura machista y agresiva que existe en toda Latinoamérica pero Colombia es un país donde más vemos este fenómeno.