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NACIÓN

La historia inédita del crimen que nunca se cometió en el Valle

Semana.com reconstruye paso a paso los pormenores de la falsa violación y asesinato de Dora Lilia Gálvez y las razones del por qué se cometieron tantos errores para calificar las causas de su muerte.

15 de diciembre de 2016

En la actualidad nadie duda que Colombia sigue fiel a su fama macondiana de producir noticias inverosímiles y muchas veces tan dolorosas que superan la ficción.

Ni el mismo Gabriel García Márquez, padre del ´Realismo Mágico´ y nuestro único premio Nobel de literatura, se hubiera imaginado tantas contradicciones y tan dolorosas conclusiones en un caso de sangre que involucra a una mujer que en menos de un mes pasó de ser violada, golpeada, quemada y empalada, a que su muerte fue natural y consecuencia de un aneurisma.

Se trata de la historia de Dora Lilia Gálvez, la humilde mujer de 44 años de edad, madre soltera que se ganaba la vida como empleada doméstica y oficios varios en su natal Buga, una ciudad intermedia del Valle del Cauca. El país supo de ella cuando sus familiares y amigos dieron a conocer en redes sociales que Dora fue víctima de una brutal agresión en la que supuestamente la abusaron, la golpearon, la quemaron y empalaron.

La humilde mujer permaneció en coma durante 22 días; durante ese tiempo fue sometida a cinco cirugías en cabeza, abdomen y pulmones, pero falleció en la unidad de cuidados intensivos del hospital San José de Buga en la madrugada del 30 de noviembre pasado.

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Si bien la presunta agresión contra Dora sucedió el 7 de noviembre, su historia solo se hizo pública una semana después, mientras los médicos luchaban por salvarle la vida. Desde entonces, tanto medios locales, regionales y nacionales reportaron el caso manejando una misma versión: que Dora fue violada, golpeada, quemada y empalada hasta dejarla moribunda.

Como era de esperarse, la reacción no solo de los bugueños, sino de los vallunos y el país en general fue de total indignación a tal extremo que la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro y el alcalde de Buga, Julián Latorre, ofrecieron conjuntamente una recompensa de 30 millones de pesos para dar con el paradero de los presuntos agresores.

Sumado a ello, reconocidas organizaciones activistas defensoras de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTI, lanzaron su voz de protesta por la agresión contra Dora, exigieron respuestas inmediatas de las autoridades y convocaron a marchas y cadenas de oración. Incluso, la senadora Claudia López asistió al funeral. “No es una estadística, es una vida, y van 181 vidas de mujeres en el Valle, 733 mujeres en el país asesinadas este año, esto es una pandemia”, dijo ante los medios.

Las contradicciones

Pero los vacíos de la versión inicial se asomaron desde el mismo instante que investigadores del CTI de la Fiscalía inspeccionaron la casa vacía donde hallaron a Dora. Esa vivienda estaba desocupada porque ella estaba pintándola para ganarse unos pesos adicionales y justamente el domingo que se disponía a lavarla y entregarla, sucedió la tragedia que ya todos conocen.

Personas cercanas a la investigación le confimaron a este portal varias señales desconcertantes sobre el caso y que en efecto se publicaron en su momento. Lo primero que se aclaró es que lo del empalamiento era falso, “el reporte médico inicial no habla de ese hecho”.

Esas mismas fuentes también desmintieron que la mujer tuviera heridas por quemaduras; pero el dato más revelador corrió por cuenta de un hecho inusual en las víctimas de violación: a Dora la encontraron tirada en el piso, pero vestida por completo y en el sitio no había señales de violencia.

Por esa razón, lo primero que explicaron los investigadores es que si existió alguna agresión sexual, la misma se tuvo que cometer en otro lugar, ya que en la vivienda desocupada no habían rastros de esa conducta, “no hallamos ni sangre o fluidos corporales”, explicó uno de los investigadores del caso.

Mientras las pesquisas avanzaban judicialmente, por el lado de familiares y amigos centraban sus sospechas en una relación que Dora tuvo en el pasado. Otros más osados creían que ella fue atacada por algún drogadicto que la vio sola en la casa e ingresó y la atacó.

De cualquier forma la versión inicial de la supuesta violación y golpiza surgió durante las declaraciones que su familia rindió ante el personal de urgencias del hospital Divino Niño que la atendió. Luego Dora fue remitida al hosital San José donde permaneció los 22 días en coma, hasta morir.

¿De dónde salió la falsa información?

Directivas de ese hospital han dicho ante medios locales que ellos jamás aseguraron que Dora tenía señales de violación y golpizas; no obstante, esa versión queda floja porque en un comunicado de esa casa de salud hacen un detallado informe médico que sí habla de heridas asociadas a una agresión sexual y golpizas. (Ver comunicado)

A ese error clínico se suma otro circunstancial: Medicina Legal nunca pudo valorar a Dora mientras estuvo con vida, porque siempre permaneció en coma y en cuidados intensivos.

Por esa razón el país supo la verdad alrededor de la muerte de Dora solo hasta este miércoles 14 de diciembre, cuando el propio director de Medicina Legal, Carlos Valdés, reveló los detalles de la necropsia, en la que concluyen que la muerte de la mujer fue por causas naturales, asociada a un aneurisma.

El dictamen fue mucho más allá, ya que desmintió la existencia de signos de violencia sexual, “o traumas asociado a ello”, dijo el director Valdés en rueda de prensa.

Como era de esperarse esa conclusión despertó suspicacias, especialmente entre familiares y amigos de Dora, quienes en medios locales han manifestado que no creen en las conclusiones de Medicina Legal e insisten en la tesis de violación y paliza hasta dejarla moribunda.

Pero en cambio para los investigadores que atendieron el caso, Medicina Legal confirma la incertidumbre que siempre rodeó la historia inicial, “eso explica por qué razón un delito tan atroz tenía una escena del crimen tan limpia. Seguramente sufrió el aneurisma, cayó al suelo y se golpeó la cabeza”, argumentó la fuente que pidió reserva de su nombre.

Dora Lilia tuvo una desafortunada muerte que el país entero lamentó, solidario con el dolor de sus familiares y amigos, pero ella no perdió la vida por cuenta de una brutal violación y golpiza, sino víctima de un aneurisma. Su caso deja muchas lecciones sobre la manera como se manejó la información, aunque eso no le entregue mayor consuelo a sus seres queridos, que lloran su partida. Paz en su tumba.