Nación
Mujer que sobrevivió a accidente de tránsito, lucha cada día por su vida
Gerladine Barajas es un milagro viviente, pues asegura que Dios la ha librado de morir en varias ocasiones en medio de su recuperación, pues bacterias, ahogo, fiebre e incluso ansiedad, se han atravesado en su proceso.
Geraldine Barajas es una joven bumanguesa de 27 años, madre de dos pequeños: una niña de 8 años y un niño de 2 años de edad. Trabajaba como asesora financiera con créditos de libranza.
Por varios meses se encargó de sus hijos. “Siempre fue muy responsable, trabajadora”, según contó Katerine Villabona en diálogo con SEMANA, hasta que, luego de sufrir un accidente, perdió todo, incluso los niños que ahora están a cargo del papá.
El accidente que hoy la tiene enfrentando dificultades ocurrió en febrero, cuando iba en compañía de Luis Carlos Caballero, por la vía Lebrija –Girón, ubicada en Santander, en un sector que se conoce como Cremas, cuando regresaban de un mirador en Bucaramanga, luego de haber compartido un tiempo juntos, pero, al parecer, según contaron testigos, en el suelo había arenilla, y al joven de 22 años le ‘ganó la curva’.
Ambos se movilizaban en moto, una de alto cilindraje (KTM), pero solamente Geraldine logró salir con vida de tal accidente. Hecho que fue considerado por sus allegados e incluso los mismos médicos, como un milagro. Pues la gravedad de sus heridas se ubicó en una escala de 1 a 10, en nivel 7, y según los profesionales de la salud, si hubiera quedado en seis, la joven habría tenido muerte cerebral.
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Por lo cual, el proceso de recuperación ha sido exahustivo, pues ella “volvió a nacer, lo que implicó que no controlaba esfínteres, no comía por si sola, no caminaba, se resbalaba terrible, tocaba estar muy pendiente de ella”, agregó Katerine.
Asimismo, la joven de 28 años tenía su apartamento totalmente amoblado, pero debido a la gravedad de su estado de salud, a sus amigas y algunos familiares cercanos, tuvieron que vender todo, para poder pagar todos los gastos médicos que se han venido generando, para que ella recupere totalmente su salud.
Por fortuna, a la madre de 28 años, la reconocieron como miembro del núcleo familiar en el servicio de salud del papá de sus menores, lo que disminuyó los costos en las atenciones que ella requiere, pero aun así, mensualmente necesita por lo menos 10 millones de pesos, con los que -como cualquier familia típica colombiana- no cuentan.
Motivo por el cual, dos de sus hermanos, sus amigas y sus padres, han tenido que realizar rifas, ventas de lechona, y diferentes actividades e incluso han recibido donaciones en su cuenta de Nequi (314 8679910), porque, además de los gastos médicos, la dieta de Geraldine, se basa en el consumo del pescado, para ayudar a su cerebro y es costoso.
La mujer sufrió un trauma de tórax cerrado, una fractura en el brazo derecho, en donde tuvo una herida profunda, por lo que llegó a vérsele el hueso y tuvieron que hacerle un injerto. En la clínica Foscal, la intubaron con ventilación mecánica, por el trauma de tórax, “incluso el mismo médico nos dijo que estábamos esperando un milagro, porque el trauma era demasiado grave”.
Geraldine pasó 13 días en estado de coma, y los medios locales se comunicaban diariamente para preguntar si la mujer ya había fallecido, debido a que la probabilidad que tenía de vivir ni siquiera superaba el 50 %, manifestó Katerine a SEMANA. Sin embargo, al día 14 ella dio señales de vida, pero su mirada estaba perdida, porque su cerebro no respondía.
Su daño es neuronal, por lo que el médico aseguró que las neuronas que habían quedado vivas, debían tomar las funciones de las que ya no estaban, y a Katerine le dijeron que estaban en una carrera contra el tiempo, “si en 6 meses se recupera en un 90 %” había esperanza, de lo contrario no. Por lo que el internista le sugirió que empezaran las terapias cuanto antes.
Katerine dijo a SEMANA que escuchar eso fue devastador, después de verla cómo era ella antes y cómo estaba ahora, por lo que no le contaban a Doña Gloria, la mamá de Geraldine, pues había sufrido dos preinfartos, y no querían causarle más dolores. Entre tanto, empezaron a hacerle todo tipo de terapias: física, fonoaudiología, respiratoria, ocupacional y psicológica.
Hasta que un día, Geraldine tuvo dificultad para respirar, en medio de una terapia y al revisar sus signos vitales, encontraron que estaba saturando en 80, cuando lo mínimo son 90, por lo que llevan inmediatamente a la clínica Chicamocha, en donde le descartan que tenga covid, pero cuando su amiga le insiste a la doctora en que ella tiene un silbido en la garganta, encuentran que la mujer tiene una estenosis subglótica en un 93 %.
Esto, debido a que en la intubación, su tráquea quedó quieta y se cerró, por eso, la joven se estaba ahogando. Luego de ello, la someten a cirugía de cabeza y cuello, y allí intentan ponerle un tubo pediátrico, pero aun así, no lo recibió su cuerpo. Durante el procedimiento, su cerebro queda 5 segundos sin oxígeno, y no sufre ningún daño, otro milagro, ya que si hubiera pasado tan solo un segundo, su cerebro se habría quemado.
En medio de todo, la bumanguesa, adquiere cuatro bacterias, que le causan altas fiebres y sudor, de las cuales, “Gracias a Dios también se libró, ese fue otro milagro, porque una de ellas pudo haberle carcomido el corazón, el riñón o el hígado, pero la Sangre de Cristo está sobre ella, porque no le ha pasado nada”.
Posterior a ello, la ansiedad atacó en diferentes ocasiones, y el desespero no la dejaba estar en paz. Sin embargo, las cosas han mejorado, y las terapias han surtido efecto en su vida, pues ella misma se esfuerza en salir adelante. La familia y sus amigas, agradecen que quienes quieran hacer donaciones para la recuperación de esta madre de dos hijos, pueden hacerlo a la cuenta de ahorros de Bancolombia #29100000362 de Juan Pablo Puentes, hermano de Geraldine.