NACIÓN

La aventura de 53 mujeres campesinas para crear su propio café especial

Este proyecto pionero en el Tolima se atrevió a pensar en grande y hoy es señal de emprendimiento para los productores de la región.

4 de mayo de 2017
Marianela Sánchez, Damaris Criollo y Luisa Fernanda Ramírez hacen parte de este proyecto de emprendimiento. | Foto: Andrés Guevara

Cuesta creer que las mujeres que hace diez años juntaban una cuota de 1.000 pesos mensuales, que apenas les daba para cocinar una gallina de vez en cuando, sean las mismas que hoy presentan por lo alto el exquisito Calarma, Café de Origen, una marca de café especial en empaque de primera calidad que lleva con orgullo el rótulo de la mujer pijao y el nombre de su corregimiento, el lugar donde este milagro del emprendimiento sucedió.

La primera semilla se sembró en 1986. En 2008, el anhelo de crear un proyecto productivo se puso en marcha y así nació Aprovocal, un grupo que hoy vincula a 53 mujeres caficultoras ligadas a un solo lema: la unión no solo hace la fuerza, sino las ideas y el progreso.

Berracas e inteligentes

Damaris Criollo, encargada de las finanzas del proyecto, explica que su asociación –exclusiva para mujeres– recibió 30 millones de pesos del Departamento de Prosperidad Social y para sacarles el jugo decidieron vincular a Calarma, una organización de caficultores hombres que tenía las tierras y la fuerza de trabajo, justo lo que a ellas les hacía falta para meterse de lleno a producir el mejor café del sur del Tolima. El resultado no podía ser más grato: de esa alianza surgieron dos marcas de café especiales con sello de excelencia y listas para comercializarse en un mercado que solo para Chaparral, Rioblanco, Planadas y Ataco, se calcula en 219.000 millones de pesos por cosecha.

Un grano de café expuesto o que se transporta demasiado es un grano que pierde la trazabilidad, una característica esencial de los cafés especiales. Por eso Marianela Sánchez, representante legal de Calarma Café de Origen, cuenta con satisfacción que Aprovocal les permitió a los caficultores acceder a más de 1.600 millones de pesos que se tradujeron en 32 beneficiaderos propios de café y en arreglos a las vías terciarias de acceso a las veredas. La infraestructura propia las fortaleció, abarató los costos, mejoró la calidad y propulsó la producción.

Unidas contra los obstáculos

Aunque suena a un caso de éxito definitivo, los retos apenas comienzan. El siguiente paso para las dos marcas exige un centro de acopio que les permita manejar grandes volúmenes y obtener mejores márgenes de cada carga. La meta que tienen para 2017 es poder negociar directamente en Colombia y el exterior y empezar a abrir locales, según sus cuentas cada uno les costaría 150 millones de pesos.

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El camino que estas tolimenses han recorrido para sacar su propia empresa ha sido largo y tortuoso. El precio de la carga (entre 850.000 y 900.000 pesos) todavía no se compensa con su esmero desde la recolección y el despulpado, secado y trillado, con los que han logrado tazas de hasta 89 puntos.

Un emprendimiento contagioso

Los hombres de la Asociación Calarma también asimilaron el progreso de sus socias mujeres y le apostaron a la producción de café pergamino verde con premio de alta calidad bajo la marca Café Calarma, un producto único que ofrece sabor amielado gracias a la polinización estratégica de abejas africanas.

Asopalmera, por ejemplo, es otro grupo de más de 40 familias en la vereda Palmera de Calarma que pretende rescatar el café de calidad en lugar de depreciarlo en el menudeo diario. Hasta hace cinco años en esas montañas enclavadas en el Cañón de Las Hermosas ejercía dominio el frente 21 de las Farc y hoy cuesta encontrar a alguien que no se considere víctima del conflicto. Tal vez por esa razón el café, además de una fuente de empleo directo para más de 28.000 caficultores, es considerado en el sur del Tolima como sinónimo de progreso, pero también de paz.

¿Qué hace especial a un café?

En la calidad de la taza de un café que se quiera llamar especial influyen factores como el genotipo, las condiciones ambientales, las prácticas agrícolas, el tratamiento en todo el proceso (beneficiado) y el almacenaje. Las variedades del Tolima tienen como valor agregado que son prácticamente inmunes a la roya y la broca. La carga de café especial viene oscilando entre los 850.000 y 950.000 pesos; producirla puede costar entre 700.000 y 800.000. A través de cuatro cooperativas del Tolima han logrado que su café llegue a las tazas en Japón, donde pagan mucho mejor la carga. Una libra de café Calarma especial, que logra una calidad de taza 85, se vende por 6.000 pesos.

Por. Andrés G. Borges
En Twitter: @palabraseca

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