OBITUARIO
Murió Carlos Sánchez, el icónico Juan Valdez
Como un intrépido campesino con su mula este antioqueño recorrió el mundo mostrando el café colombiano. Personificó durante décadas a Juan Valdez e incluso apareció en la película Todo Poderoso, protagonizada por Jim Carrey.
Todo el mundo conoce a Juan Valdez, el personaje sombrero, mulera y carriel que promociona el café colombiano en el exterior. Este sábado falleció Carlos Sánchez Jaramillo, quien lo personificó por 37 años. Así lo informó Roberto Vélez Vallejo, el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. "Se nos fue Carlos Sánchez. Toda su vida encarnando de manera orgullosa el personaje de Juan Valdez alrededor del mundo. Un homenaje a su memoria y un agradecimiento eterno de los cafeteros de Colombia por su devoción y trabajo denodado a favor de los productores colombianos", escribió en su cuenta de Twitter.
Sánchez encarnó a Juan Valdez desde 1969 hasta 2006, cuando cedió su labor. Durante este tiempo fue el encargado de personificarlo donde quiera que hubiera un stand de la Federación de Cafeteros en el mundo.
Este antioqueño oriundo de Fredonia, hijo de un empleado del Ferrocarril de Antioquia y de una campesina del Eje Cafetero, tuvo una doble vida. Cuando era Sánchez, el esposo de Alma Cataño y el abuelo de Amalia, se dedicaba a producir serigrafías en un pequeño estudio y a pintar paisajes en acuarela. Pero cuando era Valdez tenía una vida glamourosa.
Durante el tiempo que fue Valdez fue a casi todos los países y tuvo la oportunidad de conocer numerosos personajes internacionales. En uno de sus viajes Sánchez tuvo una conversación con Stefan Edberg, uno de los cinco mejores tenistas del mundo, a quien pidió un autógrafo. Pero otras veces fueron los famosos quienes se lo solicitaron a él, como le sucedió en 2004 en Sevilla con la infanta Elena de España, quien al verlo le dijo: "¿No me va a firmar a mí? ¡Si yo le compro toda la cosecha!".
Sanchez llegó a la pantalla grande. Actuó en la película Todo Poderoso, en la que Jim Carrey, haciendo de Dios, pide una taza de café servida por Juan Valdez.
Pero Sánchez no siempre fue Juan Valdez. El símbolo colombiano por excelencia durante sus primeros 11 años fue un extranjero. Fue José Duval, un cubano, hijo de españoles pero nacionalizado en Estados Unidos, un requisito indispensable en esa época en la cual los sindicatos estadounidenses presionaban por emplear sólo mano de obra local. Su debut fue en Nueva York. Una tarde salió a caminar por la Quinta Avenida con su sombrero típico, su poncho y su mula, cargada de dos bultos de café. Su foto le dio la vuelta al mundo. Y ese fue sólo el comienzo.
La campaña publicitaria se concentró en explicarles a los consumidores por qué el café colombiano era el más rico del mundo. Juan Valdez habló de su país, del clima paradisíaco, de cómo se siembra, se recoge con la mano y se seca al sol para preservar el exquisito sabor. La campaña fue un éxito. Cuando arrancó, sólo el 4 por ciento de los estadounidenses identificaban a Colombia como productor de la bebida. Al poco tiempo, la Federación pudo demostrar que el 60 por ciento de los compradores de supermercados estaban dispuestos a pagar un precio más alto por el café colombiano, y esa sola cifra convenció a los comerciantes de lanzar nuevas marcas de "café ciento por ciento colombiano".
La campaña fue tan exitosa que Duval se convirtió en una diva, o por lo menos así lo creyó y exigió unas condiciones de trabajo que la Federación no estuvo dispuesta a concederle y dio por terminado su contrato. Emprendió entonces una frenética búsqueda de un nuevo Juan Valdez, este sí ojalá ciento por ciento criollo. Lo encontraron a finales de agosto de 1969 en Medellín. Una comitiva de la Federación de Cafeteros, que vio la fotografía de Carlos Sánchez, con un bigote postizo parecido al de Juan Valdez, en el cartel de la Zapatera Prodigiosa, una obra de teatro de García Lorca, que estaba en temporada en el Teatro Pablo Tobón Uribe, de Medellín, fue a entrevistarlo. Y aunque el casting de Sánchez fue un fracaso, a la Federación le pareció que este actor paisa tenía la personalidad descomplicada y el carisma necesario para ser un buen vendedor de café. No se decepcionaron. Ahora, casi 50 años después le dan un sentido adiós al icónico Juan Valdez.