JUSTICIA

La prueba reina de los narcojets ‘fantasmas’ del aeropuerto de Cartago

Durante la imputación contra 11 supuestos miembros de una organización que envió toneladas de droga en vuelos chárter, se reveló un video que expondría su forma de operar. La Fiscalía investiga si funcionarios y miembros de la Fuerza Pública participaron en la red.

29 de marzo de 2018
Aeropuerto Santa Ana, en Cartago. | Foto: Aerocivil

La historia de un aeropuerto ubicado a menos de 100 metros de un batallón militar, desde donde los capos del cartel del norte del Valle enviaron aviones ‘fantasmas’ cargados de cocaína durante los 80 y los 90, era hasta ahora un capítulo inverosímil dentro del oscuro mundo de la mafia.

Sin embargo, una investigación de la policía colombiana en asocio con la DEA reveló que no es una historia del pasado y que estaba sustentada en hechos reales. Hace escasos tres años, desde la pista de 2.200 metros del aeropuerto Santa Ana de Cartago despegó un lujoso vuelo chárter repleto de cocaína, en una operación milimétricamente planeada que parece una escena de ficción.

Del episodio hay prueba fílmica. Fue entregada por la Fiscalía durante la audiencia de legalización de captura de once integrantes de una organización criminal que enviaba droga al cartel de Sinaloa. El jefe, según las pesquisas, es Jaime Hernán Velásquez Hernández, un viejo conocido de las autoridades estadounidenses a quien le siguieron la pista por años. Los presuntos implicados no aceptaron los cargos y la Fiscalía pedirá medida de aseguramiento. 

Para este supuesto capo -y otros que están bajo investigación-, se presume que trabajaron Jorge Panchalo Calderón y Luis Armando Rivera, controladores aéreos de Cali que tendrán que responder por tráfico de estupefacientes y concierto para delinquir. Panchalo, además, aparece mencionado en otra investigación de narcóticos.

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El video grabado por las cámaras de seguridad del aeropuerto dejó al descubierto cómo esta organización violaba los controles de seguridad aérea, al punto que la Fiscalía está tras la pista para establecer si integrantes de la Fuerza Pública están involucrados. 

Al respecto el general Carlos Eduardo Bueno Vargas, Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana, afirmó que no es responsabilidad de la Institución la vigilancia o seguridad física de los aeropuertos civiles en el país.

Según las pesquisas, la organización coordinaba los recorridos de lujosos aviones que despegaban desde el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Cali. La ayuda de los controladores aéreos hoy capturados era fundamental pues, supuestamente, eran los encargados de preparar los itinerarios y los detalles del despegue. De ellos también habría dependido que durante los primeros instantes de vuelo, los pilotos lograran verdaderas acrobacias.

Ambos aeropuertos - el de Cali y el de Cartago- están separados por apenas algunos minutos de vuelo. En ese lapso, los controladores debían evitar que los aviones alcanzaran cierta altura que alertara a la Aeronáutica Civil. Así, los pilotos podían hacer paradas ‘fantasmas’ en el aeropuerto de Cartago, en donde por lo menos una decena de hombres estaban listos para cargar la cocaína rápidamente y, ahí sí, enviarla a Centroamérica.

Solo manteniendo una altura inferior a la permitida, lograban que la aeronáutica no observara ninguna irregularidad y el vuelo continuara como si se tratara de su trayecto normal. Por lo ocurrido en Cartago fue detenido Guillermo Restrepo, quien supuestamente trabajaba para la organización.

Un video clave de la investigación fue grabado en el 2015 y deja ver cómo uno de estos vuelos aterriza en Cali en horas de la noche y en menos de 5 minutos, los hombres que salen desde todos los rincones lo dejan repleto de coca para que siga su rumbo. Las imágenes son una de las piezas del caso que comenzó a seguirse en el 2014. Interceptaciones telefónicas, encuentros vigilados por agentes encubiertos y transacciones financieras hacen parte de un expediente al que se le imprimió celeridad con los recientes escándalos de vuelos privados al servicio de la mafia.

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Al comienzo, las interceptaciones telefónicas a Velásquez Hernández arrojaron conversaciones acerca de encuentros futbolísticos en donde manifestaba “tener lista la cancha y los jugadores”. Sin embargo, al momento de cobrar esas ‘vueltas‘ habrían salido a flote los verdaderos negocios que escondía. Los seguimientos a los integrantes de la organización, según las autoridades, dejan en evidencia los encuentros que sostenían sus miembros para saldar esas operaciones. 

Aunque en el expediente figuran envíos exitosos, también quedan en evidencia varios intentos fallidos por los que, en todo caso, los controladores y los otros miembros de la banda habrían recibido sus honorarios, que rondaban los 300 millones de pesos. También existe registro de envíos que se pusieron en marcha pero que se desconoce si llegaron a puerto.

Es el caso de un vuelo chárter que aterrizó en Cali, procedente de México, y que según el análisis de las interceptaciones telefónicas iba a ser cargado con cocaína. Sin embargo, es una pieza incompleta que no ha podido ser verificada, según la Fiscalía, por falta de información de la Aeronáutica Civil. 

Jaime Hernán Velásquez Hernández, el supuesto jefe de la banda, fue detenido en 2003, acusado por la Procuraduría General de México de ser el encargado de conseguir cocaína para ser vendida en Estados Unidos, y de hacer operaciones financieras para el capo Alejandro Flores Cacho, quien dirigió las operaciones aéreas del cartel de Sinaloa.

Según las conversaciones telefónicas, Velásquez Hernández estaba también al frente de la contratación de pilotos, algunos de los cuales encontró en República Dominicana. Las investigaciones indican que en los últimos años este capo se había dedicado a conseguir cocaína y marihuana para la organización. 

Además de los presuntos líderes de la organización, también se adelantó la imputación de cargos en contra de Vicente Murillo Fernández, Juan Carlos Osorio Orejuela, José Norley Ramírez Meneses, José Libardo Echeverri Santana, Víctor Alfonso Cerquera Bastidas, Héctor Armando Ortega Paredes, José Jairo Garzón Salazar y Guillermo Anastasio Restrepo Echeverri. En la tarde de este viernes, un juez está apunto de decidir si los envía o no a prisión.