Cauca
Desespero total: Nariño está sitiado y su gente no sabe qué hacer. No hay gasolina, hay desabastecimiento y muchos lo han perdido todo
El derrumbe en Rosas, Cauca, ha generado varias afectaciones. SEMANA recoge relatos de quienes lo perdieron todo, de los que están a punto de quedarse sin comida y de aquellos que luchan en la vía para pasar.
Rubén Ignacio Calambás intentó entrar por última vez a la que hasta hace poco fue su casa en la vereda Soledad, de Rosas, Cauca. No pudo ingresar, así como en los días pasados. No hay manera de desafiar el lodo, escabullirse entre el piso movedizo de una montaña caída y llegar hasta sus enseres. “Quería saber si podía rescatar algo, así sea algunas prendas para mis hijos, que en las noches les da frío, pero no pude”, dijo y luego sus palabras se las tragó el llanto.
Al igual que aproximadamente 650 personas, Rubén lo perdió todo en el derrumbe, ahora vive con su esposa y dos hijos en uno de los albergues instalados en el casco urbano de Rosas. Es una escuela pequeña donde están hacinadas más de 37 familias. Todos duermen en improvisadas carpas de plástico y comparten dos baños.
“En la noche hace frío. Los niños lloran porque quieren estar en su casa, y yo lloro en silencio al verlos así y saber que no puedo hacer nada. No solo perdimos el hogar, también se fue un ganadito que teníamos y la moto que me servía para trabajar en ella”, recrimina Rubén.
Su estadía en ese albergue no es cuestión de días, y ellos lo saben. Ya todos están enterados de que el problema es mucho más grave de lo que pensaron inicialmente y la solución –reubicación en otra zona– puede tardar meses.
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Del otro lado del derrumbe, a 204 kilómetros de Rosas, en Pasto, Nariño, Cecilia Muñoz batalla en silencio para que su hijo menor de edad y dos nietos que viven con ella no se acuesten sin comer nada. A su casa dejó de llegar el gas hace tres días, pero ese es uno de los males menores, pues además hay desabastecimiento de combustible, víveres, carne y otros productos de la canasta familiar, lo que ha generado un encarecimiento sin precedentes de todos los elementos.
Pasto, a raíz del derrumbe, quedó incomunicada del resto del país vía terrestre. A la capital de Nariño no llega ni sale nada. Cecilia trabaja a las afueras de la ciudad en unos de los puntos de expendio de leche; antes del derrumbe en la vía Panamericana, ella era la encargada del despacho para varias regiones del país, hoy acude su sitio de trabajo para ver –con gran lamento– cómo tienen que botar el lácteo porque no hay manera de distribuirlo.
“Ni en la pandemia ni en el paro la habíamos pasado tan mal. Ya todo escasea y la necesidad aumenta; nuestra única esperanza es Ecuador, pero todo llega más caro, porque a ellos hay que pagarles en dólares y el dólar también está por las nubes”, cuenta Cecilia.
José Vicente Rodríguez ya se cansó de hacer cálculos. Al cuarto día de estar parqueado sobre una orilla de la vía Panamericana lo embargó una angustia tan fuerte que perdió el conocimiento; cuando despertó, sus compañeros camioneros le habían quitado la camisa y trataban de darle aire para que volviera en sí.
“Yo soy camionero, pero con el agravante de que la mercancía que llevo aquí es mía, es todo mi patrimonio y ahora está a punto de perderse por el bloqueo. Ya nos dijeron que la carretera no se abrirá en al menos tres meses. Imagínese”, reseña José.
Él pretendía llegar a Pasto, viaje que hace cada dos meses desde Medellín. Mientras este reportaje veía la luz, José planeaba un intento más por la vía alterna por La Sierra, que es una carretera secundaria en tan mal estado y con abismos pronunciados que muchos la llaman ‘el trampolín de la muerte’.
“Sé que esa vía también se derrumbó, pero ya han removido la tierra. Le rezamos a la Virgen para que no llueva, porque si llueve, se quedan los camiones atascados o se puede venir parte de la montaña. Nosotros nos vamos a arriesgar y que sea lo que Dios quiera”, sentenció antes de echar a rugir el motor.
Rubén, Cecilia y José son solo algunos de los rostros que deja esta emergencia en la vía Panamericana, que une al centro con el suroccidente del país. Relatos de desespero, dolor y llanto.
Presidente comprará haciendas para reubicar a los afectados
Tras la emergencia que se registra en la zona de Rosas, en el departamento del Cauca, el primer mandatario colombiano, Gustavo Petro, anunció que ya tiene un plan para superar la alerta.
El jefe de Estado reveló que comprará haciendas que se encuentren cercanas al punto de emergencia, para adelantar un proceso de reubicación de las personas que se vieron afectadas por la remisión en masa.
Además, el presidente Petro señaló que no pudo llegar al punto exacto de la emergencia en Rosas, Cauca, debido a varios problemas climáticos; por el momento, permanecerá en Cali hasta que las condiciones mejoren y pueda ir al sitio y verificar los trabajos de los organismos de socorro.
“Habrá un plan para comprar haciendas cercanas, ojalá a la zona, que nos permita reubicar a la población, no puede volver la población a ese mismo lugar”, sostuvo Petro.
Añadió en una primera declaración tras conocer la emergencia por el deslizamiento de tierra: “En esa medida, la población entra para ser compensada con más tierras de las que tenían antes, media hectárea por familia, a producir alimentos con ayuda del Estado y a lograr que sus nuevas viviendas tengan los niveles de dignidad que necesitan”.
Por orden del jefe de Estado, la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo (UNGRD) instaló un Puesto de Mando Unificado (PMU), medida que detalló Javier Pava Sánchez, director de la entidad.
Según el funcionario, la emergencia deja hasta el momento un saldo de 160 familias afectadas e incomunicadas de las veredas Alto de las Yerbas, Soledad, Párraga Viejo, Santa Clara y Chontaduro, pertenecientes al municipio.
“Uno de los propósitos principales del Puesto de Mando Unificado (PMU) es definir la reubicación de las familias y encontrar una solución definitiva a su lugar de vivienda. En este momento, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres se encuentra activado, no solo atendiendo a las familias afectadas por el movimiento en masa, sino trabajando en la apertura de una vía alterna a la Panamericana para habilitar la circulación entre los departamentos de Nariño y Cauca”, sostuvo Pava.
De acuerdo con la Unidad de Gestión de Riesgo, ya se envió un paquete de ayudas humanitarias a la Gobernación del Cauca para su entrega a las familias afectadas que se encuentran ubicadas en los albergues dispuestos.
Sobre el movimiento en masa, las autoridades de socorro informaron que las afectaciones por los flujos de tierra probablemente se desencadenaron por las lluvias acumuladas, “las cuales están presentando una variación de 445 mm en 38 días y de 132 mm en los últimos diez días, sumado a las condiciones estructurales y a las fallas geológicas que se presentan en la zona”, explicó el Gobierno nacional.