NACIÓN
"Necesitamos apoyo del Estado porque somos patrimonio nacional", H. Fiorillo
Más que un bar restaurante, La Cueva es un referente cultural del país, el lugar que visitaban Gabo y sus amigos, esos sin los que dijo no hubiese sido nunca un Nobel. SEMANA habló con su director y nos contó las dificultades que viven por causa de esta crisis.
La Cueva es el único bar restaurante bien público nacional, patrimonio de Colombia. Un lugar con una historia cargada de maravillosas anécdotas y una larga lista de destacados visitantes, que fue abierto en 1954, cuando sus comensales más prestigiosos fueron Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Cecilia Porras y Feliza Burstyn.
Este es un sitio especial para la vida de Barranquilla, porque, además de funcionar como bar restaurante, fue el primer proyecto de la Fundación La Cueva, que también produce todos los años el Carnaval Internacional de las Artes, con su versión infantil ¡Fantástico!, el Premio Nacional de Cuento La Cueva, el proyecto Cuentos de La Cueva por Colombia y el programa radial semanal La Cueva en el aire. Todo bajo el mando de un incansable quijote de la cultura caribe, Heriberto Fiorillo.
En febrero, unos cuantos días antes de la llegada del coronavirus, las mesas de La Cueva y su terraza estuvieron repletas de artistas y espectadores que participaron en el XIV Carnaval Internacional de las Artes. Y en días normales funciona de lunes a sábado con una programación musical, literaria y gastronómica en la que se destacan los Miércoles de Jazz, los Jueves de Fusión y los viernes y sábados de música tropical caribeña.
SEMANA: ¿En qué año fue declarada La Cueva como un patrimonio nacional?
H.F.: En 2004, el Ministerio de Cultura declaró a La Cueva Bien Público Nacional por su valor histórico e intangible. La Cueva es patrimonio de Colombia porque en ella se reunían Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Alfonso Fuenmayor y otros artistas e intelectuales de renombre, conocidos como el Grupo de Barranquilla. Fueron ellos quienes iniciaron a García Márquez en la lectura de clásicos norteamericanos como Faulkner y Hemingway.
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SEMANA: ¿Cuál fue la relación de Gabo con La Cueva y el valor de esta misma en su obra?
H.F.: La Cueva se hizo famosa por ser el lugar que frecuentaban los miembros del llamado Grupo de Barranquilla en 1955, cuando el país supo de ellos. También los conocían como el Grupo de La Cueva. En repetidas ocasiones, García Márquez agradeció a sus amigos de este grupo diciendo: "Yo hubiera sido de todos modos un escritor, pero sin ustedes no habría sido nunca premio Nobel.
SEMANA: La emergencia por el coronavirus ha golpeado especialmente a los sectores de eventos culturales y de restaurantes. En su caso, ¿cuántas personas trabajaban en su equipo antes del coronavirus?
H.F.: Entre 8 y 12 empleados, más una docena de músicos que se presentaban de miércoles a sábado.
SEMANA: ¿Qué día tuvieron que cerrar y cómo fue el proceso?
H.F.: Cerramos el fin de semana del 16 de marzo, cuando el coronavirus empezó a amenazar y asustar a la gente, que decidió quedarse en casa.
El emblemático aviso luminoso de La Cueva sobre la carrera 43, en el barrio Boston de Barranquilla.
SEMANA: ¿Cuáles son los problemas más grandes a los que se están enfrentando con el bar restaurante cerrado?
H.F.: Así no hay forma de que este pueda ser autosostenible y los ingresos actuales de la Fundación, en su mayoría donaciones, se destinan fundamentalmente a los proyectos contemplados para este año, los dos dedicados al cuento y el programa radial.
SEMANA: A muchos gerentes y dueños de sitios como el que usted dirige les ha tocado cambiar la forma de trabajar o reinventarse. ¿Cómo están sobreviviendo?
H.F.: En estos momentos laboramos 4 personas de la fundación, todos desde nuestras casas.
SEMANA: ¿Cuánto tiempo podría aguantar La Cueva en medio de esta situación?
H.F.: En este caso no hay negocio. La Cueva es una fundación sin ánimo de lucro que ejecuta dos proyectos culturales y espera contar con apoyos públicos y privados para reabrir el sitio que le dio origen: La Cueva misma.
SEMANA: ¿Han considerado nuevas opciones para reactivar el servicio de restaurante, hacer domicilios, por ejemplo?
H.F.: No lo hemos considerado. Somos algo más que un restaurante. Somos un museo y un centro cultural que quiere recuperar la identidad de eso que siempre ha sido.
SEMANA: ¿Cómo así que además de restaurante funcionan como un museo?
H.F.: La Cueva es museo porque luce en sus paredes una exposición permanente de obras de Obregón, Alfonso Melo, Nereo López, Juan Antonio Roda y Gonzalo Fuenmayor, entre otros. Y tiene la Biblioteca Fuenmayor con buena parte de los libros que pertenecieron a José Félix Fuenmayor y a su hijo Alfonso. También muestra instalaciones artísticas de Heriberto Fiorillo, como son El Ahogado, El Arcón del Hielo y las Huellas del Elefante. Reabrir La Cueva no es activar entonces una operación de domicilio que ella nunca tuvo. Reabrir La Cueva es abrir de nuevo las puertas de un centro cultural, de un ícono de la cultura colombiana.
SEMANA: ¿Cómo ven el futuro para una posible apertura?
H.F.: Necesitamos apoyo del Estado porque somos patrimonio nacional. Necesitamos que la ciencia médica produzca la vacuna y/o los tratamientos que curen el virus para poder recuperar nuestra condición humana, la misma que nos lleva sin tapabocas a un bar restaurante como La Cueva, no solo a buscar platos o cocteles, sino, y sobre todo, a experimentar lo que significa. Por la gente que lo ha visitado, por los músicos y los escritores que animan su agenda. Por su valor histórico e intangible.