JUDICIAL

“No disparen, estamos desarmados, somos guardias indígenas”: sobreviviente de presunto falso positivo en Jamundí, Valle

SEMANA accedió al contenido de la primera declaración que rindió Diego Alexis Vega, el joven que salió con vida de una confusa operación militar que culminó con la muerte de un indígena en zona rural de ese municipio valluno. El Ejército emitió un comunicado.

5 de septiembre de 2019
Denuncian presunto falso positivo del ejército en Jamundí, Valle. | Foto: Archivo particular

Diego Alexis Vega Chavarría es un campesino de 28 años de edad que se gana la vida trabajando en construcción junto a su padre, un reconocido líder comunal. La mamá de Diego labora en un colegio público y todos son oriundos del corregimiento Villa Colombia, zona rural de Jamundí, Valle, el mismo caserío donde en la madrugada de este jueves 5 de septiembre el ejército realizó una operación militar que culminó con la muerte de un joven indígena y heridas en un brazo a su acompañante.

Ese joven herido era justamente Diego Alexis Vega. Milagrosamente él se salvó porque en medio de la balacera logró escabullirse entre los matorrales del patio de la vivienda donde sucedieron los hechos y luego de correr desesperadamente pudo pedir que lo auxiliaran y lo llevaran al hospital de Jamundí. En ese lugar habló no solo con su papá, don Diego Vega, sino con miembros de la policía judicial, a quienes les narró, lo que según él, sucedió esa madrugada.

Según la versión inicial que rindió Diego, él y el nativo Ómar Gusaquillo hacen parte de la guardia indígena que desde hace tiempo viene realizando vigilancias nocturnas debido a los continuos robos de ganado y atraco de buses escalera en la zona.

En contexto: Denuncian presunto falso positivo del Ejército en Jamundí, Valle

Cabe recordar que el corregimiento Villa Colombia está ubicado en medio de un corredor que ha sido baluarte para la extinta guerrilla de las Farc, ahora sus disidentes, el ELN, Pelusos y narcotraficantes. Entre sus montañas florecen cultivos de coca, se mimetizan laboratorios para procesarla y ofrece varias rutas para acceder al mar Pacífico.

Hay que aclarar que la versión inicial rendida por Diego contradice buena parte de lo que reflejó la escena del crimen. Según Diego, él y el nativo Ómar Gusaquillo hacen parte de la guardia indígena que desde hace tiempo viene realizando vigilancias nocturnas debido a los continuos robos de ganado y atraco de buses escalera en la zona.

El joven campesino aseguró que por esa razón esa noche durmieron en una carpa que levantaron en la parte frontal de la finca La Quindiana, ya que ese punto es estratégico para advertir la presencia de extraños en el sector. Relató que pasaron una noche tranquila y a las 5:30 de la mañana se levantaron y se dirigieron hacia el patio tarsero de la casa para el aseo personal.

Fue en ese momento, exactamente a las 5:45 de la mañana cuando escucharon supuestamente el grito “quietos, manos arriba y de inmediato nos asustamos y mi compañero Ómar les gritó ‘no disparen, estamos desarmados, somos de la guardia indígena‘”. Pero de acuerdo con la versión de Diego, inmediatamente los militares comenzaron a disparar y Ómar dijo, “‘nos van a matar‘ y fue cuando salí corriendo”.

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La importancia de esa primera versión de Diego es crucial porque siembra varias dudas sobre lo que posteriormente se observó en la escena de los hechos. A todo ello se suma que hasta el cierre de esta nota el Ejército y en especial la Tercera Brigada con sede en Cali a la que pertenece el batallón de Infantería Pichincha, que estuvo al frente de la operación, no se habían pronunciado.

Para empezar, y tal como lo revelaron vecinos y líderes sociales que llegaron al sitio, el cadáver de Ómar apareció tirado a un lado de la vía principal y no en el patio como lo narró el sobreviviente. Los indígenas señalan ahí una supuesta contradicción porque aseguran que las paredes de la casa tiene impactos de bala: “a lo que se suma que el cuerpo de Ómar y en especial sus manos, presentan rastros de tierra y su ropa señales de arrastre; es decir, una clara prueba de que el cadáver lo arrastraron”, argumentó Lina Tabares, integrante de la organización de derechos humanos, Tesa Paz.

Exactamente a las 5:45 de la mañana cuando escucharon el grito “quietos, manos arriba y de inmediato nos asustamos y mi compañero Ómar les gritó no disparen, estamos desarmados, somos de la guardia indígena”. Pero de acuerdo con la versión de Diego, inmediatamente los militares comenzaron a disparar.

Según la defensora, la prueba más evidente para inferir que se trató de una ejecución extrajudicial y no un combate, “es que el cuerpo de Ómar presenta varios impactos de bala, pero en la espalda”.

Otro hecho que cuestionan tanto ella como los vecinos del sector y líderes indígenas, es que en el sitio aparecieron varios elementos de intendencia, un uniforme camuflado, un radio teléfono y hasta un changón, “pero con la peculiaridad de que estaban impecables, limpiecitos, casi que nuevos. Lo único viejo era el radio teléfono que sí era de las víctimas, porque hacía parte de los elementos de vigilancia para comunicarse con la guardia indígena”, dijo la coordinadora de la fundación de Derechos Humanos.

La Tercera Brigada del Ejército Nacional emitió el siguiente comunicado:


1. En horas de la mañana, unidades militares reportaron que, hacia las 5:30 horas, se había registrado un intercambio de disparos en la vereda Las Pilas, corregimiento de Villa Colombia, municipio de Jamundí.

2. Se informa, una vez cesa esta situación, que existe una persona muerta. Inmediatamente, y en cumplimiento de la obligación de primer respondiente, la tropa solicitó la presencia de policía judicial para que realizara los actos urgentes de conformidad con lo previsto en el Código de Procedimiento penal.

3. Mientras llegaba la Policía Judicial y según información de quienes se encontraban en el área, algunas personas salieron al sitio donde se presentaron los hechos. Miembros de la población tomaron por la fuerza a un soldado, a quien al parecer le quitaron el arma de dotación, lo amarraron y lo golpearon en el rostro. Con mediación de Defensoría del Pueblo, tanto el uniformado como su arma fueron entregados al Ejército.

4. Teniendo en cuenta nuestra política de transparencia, los actos urgentes los adelanta el CTI de la Fiscalía General de la Nación y el Comandante del Ejército ordenó el desplazamiento inmediato de una comisión de la Inspección de la Institución, con el fin de verificar los hechos ocurridos y adelantar las acciones que en derecho correspondan.

En estas imágenes se aprecia la carpa donde durmieron, el sitio donde apareció el cuerpo y las señales de tierra en los brazos del cadáver. Fotos: especiales.