Entrevista
“No es tan fácil venezolanizar a Colombia”, afirma el historiador y académico inglés Malcolm Deas
El prestigioso historiador inglés Malcolm Deas es uno de los mayores expertos en Colombia y ha sido un faro académico en el país desde hace seis décadas. En diálogo con SEMANA, analiza lo que puede suceder con la elección del próximo presidente de la república.
Con la prudencia y la sensatez que lo caracterizan, a sus 81 años, Malcolm Deas es un referente de experiencia y conocimiento para hablar de la situación actual del país, a poco menos de tres semanas de saber quien será el presidente de Colombia entre 2022 y 2026.
En diálogo con SEMANA, Deas, quien ha dedicado cerca de 60 años de vida a la compleja tarea de entender a Colombia y a los colombianos, y rodeado de la biblioteca personal que ha construido por años en su residencia en Bogotá, afirmó que el país no está frente al fin del mundo, pero que le desea una mejor suerte. Se mostró optimista, fue crítico e invitó a los ciudadanos y a los candidatos presidenciales a bajarles al pánico y a la tensión política.
SEMANA: ¿Qué puede suceder de aquí a las votaciones de la segunda vuelta?
Malcolm Deas: No tengo ninguna sabiduría superior para decir exactamente qué va a pasar. La historia ha demostrado que son días de tensión. Es preocupante tener unas elecciones que pueden definirse por un resultado muy estrecho, además de un organismo electoral cuestionado fuertemente. Este no es un escenario deseable. La temperatura de la tensión no es la misma en todo el país, porque hay regiones que viven fuertemente el conflicto. Ojalá que todo siga en términos razonables, porque el pánico ha bajado. No estamos frente al fin del mundo o ante una catástrofe, ojalá.
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SEMANA: ¿Nos esperan días de campañas políticas que apelan al miedo y a las mentiras?
M.D.: No podría afirmarlo, pero el mundo está lleno de expertos asesorando campañas. Todos los candidatos tienen equipos de asesores que realizan estrategias, tipos misteriosos, magos. No debería ser así, pero es algo que se presenta en las luchas políticas. No hay nadie para equivocarse mejor que los llamados expertos, porque estos invierten grandes capitales en sus propias conclusiones y por eso son reacios al cambio.
SEMANA: Según las encuestas, Colombia estaría cerca de girar a un Gobierno de izquierda, ¿cómo analiza esto?
M.D.: Incertidumbre es sinónimo de elecciones. No se puede afirmar que Colombia nunca ha tenido un Gobierno de izquierda. Sí ha habido Gobiernos, como se denominan en términos ingleses, laboristas, de izquierda. Por ejemplo, Belisario Betancur era de izquierda, con la vivienda social sin cuota inicial y una inmensa apertura hacia la paz. Y más que ser de centro, era de centroizquierda. Es un mito decir que nunca hemos tenido un Gobierno de izquierda. Lo que sí es cierto es que Colombia no ha tenido un Gobierno populista, porque no llegaron o no los dejaron llegar.
SEMANA: Háblenos de esos referentes de populismos...
M.D.: Colombia ha tenido populismos, pero nunca han llegado a elegirlos como sus héroes. El caso más relevante fue el de Jorge Eliécer Gaitán. Nunca eligieron o permitieron que se consolidara la Alianza Nacional Popular (Anapo), que fue el movimiento que no ganó las elecciones de 1970. Cuando miramos a América Latina y la gama de populismos, son bastante variados, no son lo mismo. Hay que diferenciar las circunstancias cuando llegó Hugo Chávez al poder a Venezuela y las actuales de Colombia si llega Gustavo Petro. Nadie es un profeta para decir qué va a pasar en Colombia si Petro llega a la presidencia, ni sus propios equipos.
SEMANA: ¿Qué decirles a los que piensan que Colombia vivirá una crisis similar a la de Venezuela?
M.D.: Hay muchas diferencias entre todos los populismos. Primero, Venezuela tenía una política civil agotada, en la que los partidos Acción Democrática y el Copei no generaban ningún nuevo liderazgo. Segundo, estaban pasando por un periodo largo de precios bajos del petróleo, lo que generó descontento. Tercero, tuvieron un Ejército que conspiraba siempre. Chávez era un conspirador nato y un político con muchos dotes demagógicos populistas. Cuarto, la economía venezolana era muy estatal, petrolera, y con un sector privado dependiente del Gobierno. Me parece difícil que eso suceda en Colombia, este país tiene fuertes contrapesos. Me refiero a un sector privado independiente, mucho poder regional, que genera control sobre la forma de legislar. Además, está lleno de políticos, y presente la lección de que el chavismo ha sido un desastre total en Venezuela. No es tan fácil venezolanizar a Colombia.
SEMANA: Usted ha afirmado que en Colombia no se generará una revolución...
M.D.: Sí. Lo primero que preguntaría es, ¿cuántos colombianos quieren una revolución? Es normal que la gente se preocupe por temas de la coyuntura política actual, que haya ansiedad, susto; eso es saludable. Si la gente piensa que todo va bien, van a tener una sorpresa en algún momento. Pero hay que hablarlo de manera cruda y aclarar que en Colombia siempre ha habido bastante democracia, libertad, progreso y válvula de escape. Además, no existe una clase revolucionaria dispuesta a apoyar eso. Hay mucha división regional, y demoraría mucho el país en construir, en términos marxistas, un proletariado.
SEMANA: El país está muy polarizado. ¿Con qué momentos de la historia colombiana se puede comparar?
M.D.: Es cierto que hay mucha división, pero se tiende a exagerar la profundidad de esta. Por ejemplo, cuando se presentó la vieja lucha sectaria entre liberales y conservadores, el país sí estaba realmente polarizado y la violencia era cruda. Ahora la división política se traduce en diferencias marcadas del comportamiento de la gente. Lo vemos en disputas en las que no se hablan porque son petristas o uribistas. También hay confrontaciones constantes, verbales, o a través de redes sociales, pero estas no revisten la violencia que vivió el país en otras épocas.
SEMANA: ¿Qué genera esa polarización?
M.D.: Ciertas personas predicen catástrofes, están al límite del pánico. Otros dicen que no es tanto. Hace poco tuve una conversación con un amigo que no está a favor del candidato que está liderando las encuestas, y esa persona hablaba de que Colombia iba hacia un precipicio. Puede llegar a presentarse un declive, pero el precipicio es exagerado.
SEMANA: ¿Por qué es una exageración?
M.D.: Si el Pacto Histórico llega al poder, lo hará a través de una coalición. Eso me parece importante, porque no va a ganar solo lo que matiza el escenario político. Además, en la coyuntura, hay elementos claves a tener en cuenta, como es la fortaleza relativa de las instituciones del país, el Congreso, las cortes, los regionalismos. Todo esto hace que este país no sea fácil de gobernar, y también explica por qué es una exageración decir que vamos hacia el precipicio.
SEMANA: ¿Se puede presentar un nuevo estallido social por los resultados de las elecciones?
M.D.: Es posible, sería atrevido decir que no. Parte del juego es la calle y la protesta. Es un elemento que siempre se debe tomar en cuenta. Si el resultado es muy estrecho, eso genera mucha tensión en el ambiente, acusaciones de fraude, y la gente se pronunciará. Si se presenta, espero que el Gobierno sepa manejar de una mejor manera la protesta, sin violencia.
SEMANA: ¿Cómo analiza la situación actual del país?
M.D.: Después de la firma del proceso de paz con las Farc en 2016, teniendo presente que ganó el No en el plebiscito, y lo que esto implicó, el país hizo la paz con la guerrilla más grande e histórica, y esto es un hito. Ya estamos más o menos de acuerdo en que el futuro político de Colombia no va por la lucha armada, ni por la revolución violenta. La gente esperaba un cambio de la agenda política y de la oferta social, igual que sucedió después del Frente Nacional, y lo que menos querían era un Gobierno de transición. Allí se fundamenta el grueso de la protesta social de los últimos años. La gente añora algo distinto, un futuro mejor, dejar atrás el conflicto histórico, el pasado; pero la política convencional no ofreció eso. Entonces se generó un vacío, y eso es lo que ha aprovechado y lo que plantea el candidato que lidera las encuestas.
SEMANA: ¿A qué se refiere con vacío?
M.D.: Aquí no hay un vacío total, como el que se presentó en Venezuela antes de la llegada de Chávez al poder, donde los partidos políticos tradicionales estaban sin ningún liderazgo u opción de canalizar la política del país. Lo que sí hay en Colombia es cierta frustración, porque después de 2016 no hubo un cambio significativo. Hay descontento, se presentó la pandemia, pero muchos de los colombianos reconocen que, aunque hay muchos problemas por solucionar, lo que se ha hecho no es un desastre total. En la coyuntura actual, en cierta parte del ambiente político e intelectual del país ronda la tesis de que un desastre populista puede llevar a que se pierda lo que se ha construido.
SEMANA: ¿Qué viene políticamente para Colombia?
M.D.: Lo más probable, aunque siempre hay sorpresas, es que sea un sistema de Gobierno de oposición, y esto no debe implicar pánico general. Sea quien sea el próximo presidente, tendrá que hacer sus propuestas, tratar de implantarlas, y los que están en oposición harán contrapeso. Nunca ha sido este un país fácil de gobernar.
SEMANA: ¿Cómo pueden impactar la economía estas elecciones?
M.D.: Siendo optimista, no generarán mayor impacto. Aunque esto depende del candidato. Asumiendo que va a ganar quien lidera las encuestas (Gustavo Petro), considero que su equipo no es tan radical, tampoco creo que vaya a hacer trizas el manejo de la economía. Puede generar desconfianza, y esto tendrá un impacto en la inversión extranjera. La verdad, no creo que la economía cambie mucho con uno u otro presidente.
SEMANA: ¿Es un error creer que un político va a solucionar los problemas del país?
M.D.: Obviamente. No importa cuál sea su nombre o partido político. Gobernar este país es bastante difícil. Los colombianos están bastante organizados, detrás de cada causa hay una organización que exige y defiende sus derechos. Además, están los indígenas, los afrocolombianos, los gitanos, los sindicatos, etcétera. Todos los gobernantes están frente a una tarea difícil para disminuir la desigualdad, que necesita de bastante estudio y voluntad administrativa. Colombia siempre es un reto, no sucederá el milagro de que llegue un presidente y todo sea fácil. Además, la solución a la violencia en Colombia es terriblemente difícil.
SEMANA: ¿Cuáles son los retos más importantes del próximo Gobierno?
M.D.: El reto que tiene Colombia, y que sigue siendo el más relevante, es la continua inseguridad y violencia. Esto le hace mucho daño al país, tanto para quienes viven aquí como para su imagen en el exterior. Esto es penoso, tristemente nos hemos acostumbrado a ello, y no puede ser así. El nivel de violencia es humanamente deprimente, afecta el tejido social, la inversión y el turismo. Es un problema que no tiene una solución rápida, del que no se sale con pactos fantásticos con el ELN, paramilitares y otros grupos ilegales.
SEMANA: No mencionó la corrupción...
M.D.: Claro que hay muchos otros problemas. El país es más corrupto que cuando yo llegué, hace 60 años. Es una nación más rica, la justicia no funciona y a esto lo acompaña el narcotráfico. Todos los candidatos están en contra de la corrupción, pero yo no veo que alguno proponga un programa mejor para combatirla, o que no tengan amigos o personas cercanas cuestionables. Esta problemática ya es bastante popular en Colombia, forma parte del entramado social. Todos tienen que ser, de cierto modo, clientelistas, porque en este país el que gana las elecciones debe contar con la opinión pública a su favor, el clientelismo negociado o decente, y el voto cautivo, y esa es la realidad. Además, la corrupción está ligada a la violencia. Muchos casos no se denuncian porque los corruptos amenazan, y quienes lo hacen, ponen en riesgo su vida y la de sus familiares.
SEMANA: ¿Serán los jóvenes claves en estas elecciones?
M.D.: Yo no creo que todos los jóvenes piensen igual, ni me parece que sea obvio que un candidato tiene mayoritariamente el voto juvenil. Las condiciones de estos son muy diferentes en cada región. Cada persona decidirá según su realidad.
SEMANA: ¿Qué les dice a las personas que desean irse del país si gana Petro?
M.D.: Puede sonar a chiste de mal gusto, pero el resto del mundo pinta tan mal, que las personas que estén pensando en salir del país no sabrán a dónde ir. Los colombianos no son tan solidarios, cada uno tiene su plan, hay mucho individualismo.
SEMANA: ¿Qué mensaje les envía a los colombianos a la hora de escoger a su próximo presidente?
M.D.: Les deseo la mejor suerte, claro. Los intelectuales, historiadores y estudiosos somos un poco hipócritas, creemos que estamos en un nivel en el que desear que un país progrese y que mejoren las condiciones para las personas suena insulso, pero así es.