Lina Arbeláez, directora del ICBF | Foto: Karen Salamanca

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“No hay respeto por la dignidad de los niños y las niñas de Colombia”: directora del ICBF

Lina Arbeláez habla sobre la transformación profunda que necesita el país para valorar y respetar a los niños. Profundiza en los retos y logros que deja desde la entidad, y resalta la importancia de seguir invirtiendo en la primera infancia.

9 de abril de 2022

SEMANA: ¿La equidad de género sigue siendo una deuda en Colombia?

Lina Arbeláez: Sin lugar a dudas, hemos avanzado. Si hacemos un recuento de las últimas décadas, el rol de la mujer y del hombre ha venido teniendo un equiparamiento en materia de igualdad de derechos. Sin embargo, la brecha continúa. Al país le falta mucho para lograr esa equidad que necesita para un desarrollo real y efectivo.

SEMANA: La pandemia exacerbó esta problemática...

L.A.: En materia de equidad laboral y salarial, la mujer sigue teniendo entre un 18 y un 21 por ciento menos del salario por las mismas funciones y labores que realiza un hombre. Esto provoca vacíos en materia de generación de ingresos y empoderamiento económico. En desempleo vemos que, del 33 por ciento de la población joven nini, que ni estudia ni trabaja, 63 por ciento son mujeres. Esto muestra que fueron las mujeres las primeras que tuvieron que retirarse del mercado laboral o que, siendo niñas o adolescentes, se salieron del sistema educativo para dedicarse al cuidado.

SEMANA: ¿Qué papel juega la deserción escolar?

L.A.: Empieza un rezago escolar en materia de desarrollo humano, que, adicionalmente, es uno de los elementos de medición de los países. Esto pone en jaque el desarrollo pleno de la mujer en el marco de su crecimiento o construcción de proyecto de vida más allá de la maternidad.

SEMANA: ¿Qué acciones han liderado desde la entidad para cerrar esas brechas?

L.A.: Abordamos una serie de estrategias en las cuales hacemos un esquema del curso de vida para deconstruir los estereotipos, lograr un empoderamiento, reducir las violencias de género, y entender que no hay roles asignados a hombres y mujeres. Queremos que haya una pluralidad y una democratización del conocimiento indistintamente del sexo.

SEMANA: En Colombia, el 86 por ciento de las violencias sexuales se ejercen contra niñas. ¿Cuál es su visión frente a este flagelo?

L.A.: Me preocupan y me duelen. De los 37.567 procesos administrativos de restablecimiento de derechos por violencia que abrimos desde el ICBF, 25.897 (69 por ciento) fueron contra mujeres. Si lo desagregamos, 18.616 fueron por violencia sexual, y de estos el 86 por ciento fueron contra las niñas. No hay respeto por la dignidad de los niños y las niñas, y quienes sufren más el flagelo de la violencia, que se ha naturalizado en nuestro país, somos las mujeres.

SEMANA: ¿Qué legado le deja a la niñez, adolescencia y juventud este Gobierno?

L.A.: Un legado clave es la conexión que hicimos entre la primera infancia y el desarrollo. Demostramos la correlación que existe entre la inversión a la primera infancia, el trabajo que se hace de sus cinco primeros años de vida, tanto en materia nutricional como en desarrollo cognitivo y motor, con el desarrollo económico de nuestro país. Atender a 2 millones de niños entre los cero y los 5 años es claramente un hito para Colombia. Otro legado es haber dejado una institucionalidad para la juventud, específicamente en el ICBF, con la creación de la Dirección de Adolescencia y Juventud, que tiene un presupuesto asignado superior a 260.000 millones de pesos anuales, única y exclusivamente para detonar talentos y para trabajar en hábitos y habilidades.

SEMANA: ¿Cuáles son los pendientes?

L.A.: El trabajo con la niñez nunca va a ser suficiente. La transformación de un país para que valore y respete a los niños y las niñas tiene que ser un compromiso de todos. Colombia suele buscar siempre culpables y no responsables. En este tema, nos queda un reto como país.

SEMANA: ¿Qué mensaje le envía al Gobierno entrante?

L.A.: Primero, entender que necesitamos un presupuesto cercano al 7 por ciento del PIB en inversión a la primera infancia, como lo tienen la mayoría de países de la Ocde. Segundo, que siga escuchando y abriendo los canales para que la juventud pueda participar y transformar al país. Tercero: hay que ponerle la lupa a la salud mental.