“Jamás crucé ni siquiera un buenos días con el expresidente Uribe”.
“Jamás crucé ni siquiera un buenos días con el expresidente Uribe”. | Foto: Juan Carlos Sierra

entrevista

“No me molesta que me digan calladita”: la magistrada Cristina Lombana rompe su silencio

Semana conversó, en exclusiva, con la magistrada Cristina Lombana quien colgó el camuflado para ponerse la toga. Ha estado en el centro de la polémica, pero niega cualquier tipo de cercanía con sectores políticos.  

20 de febrero de 2021

SEMANA: Magistrada Cristina Lombana, ¿qué es lo más difícil de ser mujer en una sala compuesta mayoritariamente por hombres? Son 5 magistrados.

Cristina Lombana: No es diferente a ser una mujer en el Ejército, que realmente es un medio con muchos hombres. El primer reto fue llegar. En la Sala de Primera Instancia estoy yo, aunque recientemente fue elegida la doctora Blanca Barreto. Me siento orgullosa, complacida, por haber llegado a este puesto.

SEMANA: ¿Hay machismo en la Sala de Instrucción, magistrada?

C.L.: No podría precisar que en la Sala de Instrucción específicamente. Haría una reflexión frente a toda la Justicia y muchos organismos del Estado. Fue necesario implementar una ley que exigiera que 30 por ciento de los funcionarios públicos fueran mujeres. Es una situación que poco a poco ha venido evolucionando.

Cristina Lombana Velásquez
Cristina Lombana. Magistrada de la sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia. Bogotá Febrero 19 de 2020. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: Juan Carlos Sierra

SEMANA: Se conoció en septiembre del año pasado un video que muestra el allanamiento al centro de ciberinteligencia del Ejército en Facatativá. Usted llegó allá por sospechas de que se estaba espiando ilegalmente. ¿Qué pasó en ese operativo?

C.L.: No puedo referirme al tema porque está en investigación. Ya no tengo el caso y no quisiera entorpecer la investigación.

SEMANA: ¿Cómo ve a la Sala de Instrucción, a la que usted pertenece, que es, tal vez, una de las más nuevas de la Justicia en Colombia?

C.L.: El día a día de un magistrado de la Sala de Instrucción está lleno de tareas y de retos porque la función que nos asignaron realmente fue de investigadores. Nuestros aforados (investigados) son personas públicas y reconocidas. Obviamente ese tipo de publicidad puede generar algunos tropiezos e incomodidades para el desarrollo de nuestra labor.

SEMANA: ¿Le molesta que le digan ‘la calladita’?

C.L.: No, para mí en este momento es una anécdota (Risas). Me va a quedar para el resto de mis días. Es más, a mi hijo de 7 años le encanta la canción Callaíta, me la canta cada vez que me quiere decir algo o hacerme reír. Más que un insulto o una descalificación, me parece un término jocoso porque finalmente el contenido para mí es eso, jocoso.

SEMANA: Usted ha sido criticada por su supuesta cercanía con el uribismo. ¿Es cierto? ¿Usted habla con el expresidente Uribe?

C.L.: Ni hoy ni antes, porque más allá de verlo como el presidente de la República, en los noticieros, o de pronto en un avión, jamás crucé ni siquiera un buenos días con él. Podrán decirlo personas que tuvieron incluso un grado superior al que yo tuve en el Ejército: su relación con el presidente es nula. De hecho, no hay que olvidar que las Fuerzas Militares no sirven a un Gobierno, sino al Estado. SEMANA: ¿Hay politización de la justicia en Colombia?

C.L.: No lo puedo decir. Nunca he sido cercana a las prácticas políticas ni a mis amigos les pregunto cuál es su corriente ideológica, política o religiosa. Para mí es muy difícil tratar de identificar un tema al cual yo no le doy relevancia.

Cristina Lombana Velásquez
Cristina Lombana. Magistrada de la sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia. Bogotá Febrero 19 de 2020. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: Juan Carlos Sierra

SEMANA: ¿A quién le incomoda que usted sea magistrada de la Corte Suprema?

C.L.: No sé. Seguramente a personas que ven con malos ojos a los miembros de la fuerza pública. Les parece que una representante de la justicia penal militar o de la fuerza pública no debió haber llegado a ser magistrada. Son los orígenes profesionales de las personas. Prejuicios, tal vez.

SEMANA: Hubo una demanda ante el Consejo de Estado para tumbar su elección. SEMANA investigó y descubrimos que la presentaron dos personas que, coincidencialmente, estudiaron en Argentina en el mismo lugar que el magistrado César Reyes. ¿Qué opina de eso?

C.L.: Creo que tienen más noticias ustedes que yo. En realidad, me enteré de las demandas por los medios. Nunca fui notificada ni vinculada formalmente.

SEMANA: ¿Usted sabía de esa coincidencia?

C.L.: Me ocupé más de defenderme jurídicamente que de saber de dónde venía la demanda. Realmente, no se sabe cuál de los dos frentes sería más desgastante.

SEMANA: ¿Cómo pasa usted de ser oficial a magistrada?

C.L.: Le doy gracias a la vida y a lo que me pudo proporcionar el Ejército para perfilarme de esta manera. También a la confianza y a la evaluación de mi hoja de vida de los miembros de la Sala Plena que me eligieron.

SEMANA: ¿Qué es lo bueno, lo malo y lo feo de ser magistrado de la Corte Suprema?

C.L.: Lo bueno, la realización de un sueño. Lo malo, que es muy cortico el tiempo. Lo feo, que todo lo bueno tiene fin.

SEMANA: ¿Poco tiempo para qué, magistrada?

C.L.: Para desarrollar investigaciones. Por mi experiencia en la Justicia, sé que hay cosas que toman más de cuatro años. Por ejemplo, en las cortes de Estados Unidos los magistrados son vitalicios. En algunas reformas a la Justicia se ha tratado de implementar periodos de 12 años, y esto tiene una razón: el tiempo pasa muy rápido y las cosas, no siempre, se dan como uno quisiera.

SEMANA: ¿Qué extraña de las Fuerzas Militares?

C.L:. Más que gustarme, es una vocación; es realmente esa capacidad de servicio que uno desarrolla en las Fuerzas Militares. Adicionalmente, el trabajo en equipo es muy importante; uno adquiere conocimientos para aprender a ser líder.

SEMANA: ¿Están desprestigiadas las Fuerzas Militares en Colombia con ese tema de los seguimientos ilegales?

C.L.: Que las investigaciones determinen qué sucedió. El caso ya no lo tengo y mal haría al pronunciarme al respecto.

SEMANA: Cuéntenos de la batalla que usted dio contra el cáncer...

C.L.: Fue un episodio muy duro, pero siempre he pensado que Dios le da las batallas duras a los mejores soldados. El apoyo de mi familia fue fundamental, pero en ningún momento pensé en apartarme de mis funciones. Era lo que me estimulaba. Invito a todas las mujeres que han padecido esta enfermedad a seguir adelante, porque ya no hay muerte tras un cáncer de estos.

SEMANA: Si Cristina Lombana no hubiera sido magistrada y oficial, ¿qué hubiera sido?

C.L.: Periodista o arquitecta. Me encanta leer y escribir. Y arquitecta porque creo que, definitivamente, la construcción es lo mío. Me gusta reformar aquí, reformar allá. Esas dos eran mis grandes pasiones.

SEMANA: ¿Cuál es el sueño que le falta por cumplir a Cristina Lombana?

C.L.: Ir a estudiar historia del arte en París y escribir un libro de mi vida.

SEMANA: Le gusta mucho París…

C.L.: Amo Francia, París fue mi segundo hogar. Allá viví los momentos más importantes como estudiante y aprendí muchas cosas de la vida.

SEMANA: ¿Qué opina sobre el caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez?

C.L.: Absolutamente nada, porque mi posición y mi condición de juez de la república me impiden pronunciarme.

SEMANA: En su oficina, donde estamos ahora mismo, hay muchas imágenes de Hello Kitty, llama la atención. ¿Por qué? ¿Desde cuándo esa afición?

C.L.: La verdad, esa soy yo. Refleja algo de lo que nunca he dejado de ser desde mi niñez. De mi generación conozco muy pocas personas que no les guste Hello Kitty, eso hace que se rompa el hielo cuando vienen a mi oficina. Igual pasaba en el juzgado, en la justicia penal militar, se aterraban luego de verme en camuflado cuando veían todo de Hello Kitty. Eso matiza la tarea tan dura de ser juez.

SEMANA: ¿De dónde el gusto por el tema militar?

C.L.: Soy la cuarta generación de militares de mi familia. Mi abuelo estuvo en la guerra del Perú, fue secretario general del Ministerio de Defensa, y mi tío abuelo fue comandante general de las Fuerzas Militares. Mi tío, el hermano de mi papá, fue coronel del Ejército.

SEMANA: ¿Qué le gustaría que dijera su epitafio?

C.L.: Aquí yace una persona para quien lo más importante era la amistad, la lealtad y la sinceridad. Buena madre, buena amiga, buena esposa.