POLÍTICA
“No podemos convertirnos en ese partido que a toda hora está protegiendo la moral y la fe”: Gabriel Santos
El representante del Centro Democrático habló con SEMANA sobre su postura crítica en el partido. Busca representar a un sector de centroderecha y, a pesar de que sabe que esto le puede traer costos políticos, va a seguir diciendo lo que piensa.
SEMANA: ¿Se siente parte del Centro Democrático? ¿Cuál es la postura dentro del partido?
Gabriel Santos: Sin duda. Yo creo que este es un momento importante para la construcción de partido. Yo creo que se entiende como un partido de centro derecha con algunas personas que pretendemos acercarnos más al centro. Yo sí me siento representado y todavía siento esa vocación de llevar al Centro Democrático a unos pensamientos distintos que hoy en día no se ven representados de ciudadanos que creen en una centro derecha y que hoy no se sienten representados por esas posturas excesivamente dogmáticas de la derecha, muchas veces confesionales.
SEMANA: Por esas posturas ha recibido diferentes críticas pero también elogios. ¿Qué le han dicho de parte y parte?
G.S.: Trato de no concentrarme mucho en dos cosas: ni en los elogios inmerecidos ni en las críticas que ofenden, creo que hay que buscar en la mitad. Por supuesto hay muchas personas que tienen una postura dentro de mi partido distinta a la mía y hemos tenido unas críticas respetuosas. Desafortunadamente hoy el debate público está copado por posiciones cada día más extremas sobre todo en las redes sociales o algunas personas que pertenecen a esas posturas ideológicas más cavernarias. Yo no tengo ningún problema con personas que no piensan como yo o quienes me lo han hecho saber, tengo problemas con el insulto y yo creo que el Centro Democrático tiene que tomar una decisión de cuál es el valor de esas personas en nuestra colectividad.
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SEMANA: Algunas de las críticas que le hace ese sector que usted menciona es que ha apoyado proyectos como la eutanasia, la legalización de las drogas, la reforma policial, entre otros temas que desde el Centro Democrático se rechazan. ¿Por qué ha tenido estas posturas frente a estos proyectos?
G.S.: Cada postura obedece a un raciocinio distinto, pero en general hay un convencimiento íntimo de que a este país esa fractura ideológica lo lleva a pensar que el tema de las libertades individuales es de la izquierda. Uno de esos argumentos nefastos que escuchaba en redes sociales es “eso déjeselos a la izquierda, eso no es derecha” y nada más falso.
En el tema de la policía yo creo la Policía es una de las instituciones más importantes y está sujeta de mejoras, y yo soy una persona que admira y adora a la policía como pocos y por eso creo que se puede modernizar, se puede mejorar, por eso es tan importante que salga del Ministerio de Defensa.
SEMANA: Hablando del Ministerio de Defensa, la próxima semana se dará la moción de censura en Cámara contra el ministro Carlos Holmes Trujillo, ¿Cuál será su posición?
G.S.: El Congreso se ha vuelto tan irreflexivo, primero hay que escuchar los argumentos. Un debate de moción de censura no debe empezar con un resultado predispuesto para ningún lado, ni eximir de alguna responsabilidad a una persona. Yo espero que el ministro tenga unos argumentos contundentes y que le haya perdido temor a pedir perdón, que entienda que eso no es un signo de debilidad sino de empatía.
SEMANA: ¿Qué opina de la gestión del presidente Duque en estos dos años?
G.S.: Yo tengo diferencias con el Gobierno que he hecho públicas, pero sí hay que reconocer que con la pandemia he hecho unos esfuerzos enormes que han llevado a que haya sido tan grave como en otros países. También hay cosas que no me gustan como la entrega de ministerios para generar coaliciones, cosa que tanto le criticamos a Juan Manuel Santos.
SEMANA: ¿Con su postura dentro del Centro Democrático se establecen varias corrientes? Es decir, hay uribismo más puro y duro representado por otro sector, otros que son más moderados, la suya sería un pensamiento más cercano al centro?
G.S.: Esa es la lucha sin duda. Es representar a esa gente que hoy en día no está concentrada en ningún partido político. Yo hacía una reflexión que he hecho pública en estos días y es el Centro Democrático no se puede volver un partido o que se quedó únicamente en oposición a Juan Manuel Santos como cuando nació. Hoy tiene que evolucionar o nos vamos a convertir en un partido que le compite al Conservador. No podemos convertirnos en ese partido que a toda hora está protegiendo la moral, la fe de la gente.
SEMANA: Usted es de los más jóvenes del partido. ¿Cuáles son sus aspiraciones políticas? ¿Se quiere dedicar toda su vida a esto? Teniendo además como referente a su padre Francisco Santos.
G.S.: Toda la vida a ser congresista, no, sin duda que no. En la política desafortunadamente ese pensamiento le ha hecho daño. Cuando la máxima de la vida de uno se convierte simplemente en salir electo, yo creo que se pierden una cantidad de ideales, de vocación de transformar el país, es importante tenerla en cuenta y no mezclarla con cálculos electorales. Esa fue la decisión que tomé y esto puede tener un costo electoral altísimo pero yo espero que esa forma de pensar trascienda y para mí sería más importante dejar un buen ejemplo en política, ser transparente y frentero, de pelear por mis convicciones más allá de los retos electorales que seguir en política mucho tiempo.
SEMANA: Hay un proyecto suyo insignia que busca reducir las vacaciones de los congresistas, algo que la ciudadanía apoya, ¿Cómo va este proyecto?
G.S.: El martes (6 de octubre) tenemos el primer debate. Vamos a estar dando bombo a este proyecto a como dé lugar. Es absolutamente vergonzoso que hoy en día a los congresistas nos paguen doce meses al año y vayamos cuatro, mientras todos los colombianos tienen quince días hábiles de vacaciones al año. El Congreso ha sido una institución que se ha rehusado de manera histórica a modernizarse, incluso a modificar sus temas más básicos. Yo creo que esto es un paso enorme para que la ciudadanía vuelva a confiar en el Congreso. Está de segundo del orden del día estaremos armando el boroló en caso de que lo quieran hundir con artimañas.