Entrevista
“No tengo miedo”: el conmovedor relato de Laura Giraldo, víctima de presunto caso de abuso sexual en colegio Marymount
El reconocido colegio Marymount de Bogotá enfrenta un escándalo de marca mayor. Uno de sus docentes es acusado de acoso sexual por más de 20 exalumnas. Una de sus víctimas, Laura Giraldo, se quitó la mordaza y le contó a SEMANA lo que vivió. Un testimonio demoledor.
Laura Giraldo tiene 22 años. Hace cinco, cuando no había cumplido la mayoría de edad, el dolor y el silencio fueron sus confidentes. Hasta hoy rompió su silencio por cuenta de un escándalo de marca mayor que tiene contra las cuerdas al reconocido colegio bogotano Marymount y a un docente de educación física, Mauricio Zambrano, señalado de presuntos actos de acoso sexual contra las alumnas.
Hablan de 15 años de posibles abusos y ya hay 20 exalumnas que lo acusan. Laura se quitó la mordaza y presentó la denuncia ante la Fiscalía, la misma que le narró en detalle a SEMANA. Su historia es demoledora, califica a Zambrano como un “depredador”, pero dice no tener miedo.
SEMANA: Como usted, hay al menos 20 jóvenes que dicen haber sido víctimas del mismo profesor del colegio Marymount. ¿Qué fue lo que pasó?
Laura GIRALDO: Su nombre es Mauricio Zambrano. Era profesor de educación física, nos conocía desde pequeñas. Trabajó 15 años en la institución y tuvo conductas repetitivas en muchas promociones. Sé lo difícil que es ponerle cara y nombre al abuso, quiero que todas las víctimas, como yo, sientan que no están solas. Lo que les pasó no está bien, y la justificación por medio de su manipulación no es normal. Quiero ser la voz del cambio, que sientan la tranquilidad de hablar y romper el silencio.
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SEMANA: ¿Cómo se acercó Mauricio Zambrano a su vida, Laura?
L.g.: Empezó en décimo grado. Me buscaba cuando estaba sola, aunque varias personas de mi promoción fueron testigos de lo que pasó, pero todas lo justificamos. Hacía comentarios morbosos y uno estando en décimo y once piensa que es el dueño del mundo, que ya creció y deja los comentarios pasar. Conmigo logra una relación de confianza pidiéndome el número de WhatsApp. Cuando vio que me iba a quedar callada, fue más directo. Empezó a decirme: “Te quiero proponer algo”, como volviéndome cómplice, usando técnicas de abuso para lograr la satisfacción sexual que él quería. Fue un año en el que estuvo intentando pastorearme, digo yo… como un depredador…
SEMANA: Un año en el que intenta de alguna manera ganarse su confianza...
L.g.: Sí. Él es un depredador. Necesita que todo esté sincronizado y alineado: el ambiente, la persona, confiar en ti. Siempre decía: “si alguien se entera, me voy a la cárcel, el colegio no puede saber, es terrible”. Uno piensa: él es buena persona, un montón de luchas personales aún sabiendo que no debió pasar. La puerta de entrada fue mi celular…
SEMANA: ¿Qué pasó en el coliseo del colegio cuando ud estaba en grado décimo?
L.g.: Una tarde, él se me acerca y me dice: “Quiero hacer cosas contigo”, así, literalmente. Yo tenía 17 años, y él, 41. Estaba sola afuera del coliseo, se acercó e hizo su propuesta. Estábamos a semanas de terminar el año y yo acepté, pensaba que, como ya entraba a once, estaba grande y sería otra historia para recordar. Se lo conté a mis amigas y como todas éramos tan pequeñas, pues fue como “no pasa nada”.
SEMANA: Viene después grado once. ¿Siguió él con sus intenciones y esos comportamientos?
L.g.: Hablaba de ir a moteles e incluso me propuso usar una cédula falsa que él sabía que yo tenía y con la que podía entrar a rumbeaderos. Nunca tuvimos relaciones sexuales, pero sí hubo muchos casos de abuso de otras maneras. Eso pasó una noche.
SEMANA: ¿Qué pasó esa noche?
L.g.: Pasó en el parqueadero del colegio. Yo llevé el carro de mis padres. Él salió, me pidió esperar diez minutos para bajarme del carro, ahí se vio la intención, todo estaba oscuro, llovía y no se veía nada. De repente, estamos en la parte trasera del carro sin que nadie se diera cuenta, se montó al carro conmigo, recuerdo que solo me decía “menos mal está lloviendo, no creo que se vea nada”. Me besó, yo estaba en la jardinera y abusó con su mano, de mí, no me da pena decirlo, es parte de mi historia. Yo no hacía nada, él intentaba que lo cogiera, pero estaba tan nerviosa que me quedé congelada, solo lo dejé besarme y tocarme hasta que se bajó del carro. Fue enfático en que podía ir a la cárcel si le contaba a alguien y que tenía que ser nuestro secreto.
SEMANA: ¿En qué momento, Laura, usted se da cuenta que estaba frente a un caso de abuso?
L.g.: Le conté a dos amigas lo que pasó, veíamos todo como historias locas de adolescencia. Hoy, casi cinco años después, estoy en noveno semestre de medicina en la Universidad de los Andes, y por una rotación que hice en Medicina Legal me di cuenta de que había sido víctima de abuso sexual. Empecé a sufrir trastornos alimentarios, a depender del alcohol.
SEMANA: Dar estos testimonios requiere de valentía...
L.g.: Claro. En esos momentos de manipulación uno siente que es culpable. Me tomó tiempo entender que un adulto no tiene por qué aprovecharse. Solo fue ese evento, pero se demoró dos años en convencerme a tener una relación sexual con él. Yo me mantuve en silencio, paralizada, pasó mucho tiempo para caer en cuenta de que lo que me había ocurrido es un abuso.
SEMANA: A él lo destituyen, pero ¿han podido hablar con el colegio y las directivas?
L.g.: Nunca denuncié en el colegio porque estaba siendo manipulada (por Mauricio), ahora caigo en cuenta. Nunca le dije nada a las directivas, pero quiero ser clara: eso no significa que no supieran. Es increíble que existan estos comportamientos por más de 15 años y que el colegio no supiera. Tengo entendido que hubo denuncias previas, no sé si el colegio verificó qué estaba pasando.
SEMANA: ¿Volvió a saber algo de él?
L.g.: La última vez que hablé con él fue a finales de once, en el colegio. Cuando entré en la universidad, me volvió a buscar, me preguntó si podíamos vernos. No le contesté porque tenía una relación. Tengo su número y vi que me bloqueó de WhatsApp.
SEMANA: ¿Tiene miedo de represalias que pueda tomar esta persona? ¿Qué le dice a Mauricio?
L.g.: No tengo miedo. Esto lo hago por mí y por las víctimas que han sufrido, para que sepan que no están solas. Por eso pedí que no fuera anónimo, esta es Laura Giraldo. Yo lo único que podría decirle a Mauricio es que se le acabó el tiempo, estamos dispuestos a denunciar. Ojalá la justicia lo logre, que sea en un juicio oral, frente a frente.
SEMANA: ¿Qué les dice a las directivas del colegio teniendo en cuenta todo lo que pasó?
L.g.: Amo a mi colegio. Siento que me preparó bien académicamente y entiendo que los depredadores están en todas partes, que le dicen mentiras a todo el mundo, que manipulan, se victimizan.