NACIÓN

Colombianos, en la cima del mundo

Los dos premios Nobel de Gabriel García Márquez y Juan Manuel Santos son los mayores reconocimientos que han recibido compatriotas en el mundo. Pero no son las únicas conquistas de los nacidos en el país del realismo mágico.

Rodrigo Urrego, periodista de Semana.com
8 de octubre de 2016
El ciclista Nairo Quintana, el presidente Juan Manuel Santos y el escritor Gabriel García Márquez. | Foto: Fotomontaje SEMANA/ Fotos: AFP

Cuentan que en Colombia, el país bañado por dos océanos, el de todos los climas, el de la leyenda de El Dorado, el del mar de los siete colores, y donde los 47 millones que lo habitan son considerados los campeones mundiales de la felicidad, los colombianos eran víctimas de un raro sentimiento que les nacía en las entrañas pero que en el peor de los casos hacía metástasis en el corazón. A esa especie de bola, de nudo contaminante, que como si se tratara del ‘Almohadón de pluma’ de Horacio Quiroga, se alimentaba de sangre colombiana, lo llamaron envidia.

Quienes estaban consumidos por ese extraño bicho, cada vez que veían a uno de los suyos escalar con firmeza hacia la cima, lo esperaban a la orilla del camino, y cuando veían el ‘papayazo’ -así le dicen a la mejor oportunidad-, le atravesaban una zancadilla, pero si el paisano solo trastabillaba y conseguía coronar la cuspide, los envidiosos, como se les llama, son los primeros en tirarle piedras para bajarlos del pedestal. 

Según Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez, el primer campeón mundial de ciclismo que tuvo el país (récord mundial en persecución individual en 1971) y el primero en ganar un par de etapas del Giro de Italia, “en Colombia muere más gente de envidia que de cáncer”.

En el país donde el que tira la piedra suele esconder la mano, donde todo lo del pobre es robado, en el que al caído hay que caerle, donde los que se acuestan como héroes amanecen siendo villanos, el de que la cuña que más aprieta es la del mismo palo; en el país de poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, como describió García Márquez en la Soledad de América Latina, que pronunció en Estocolmo, en 1982, parece un auténtico milagro que un colombiano haya conquistado lo más alto de la cima. Pero un milagro que año tras año parece estar en vías de multiplicación.

Los Nobel

En la madrugada de 21 de octubre de 1982, las emisoras de radio despertaron al país con la noticia de que Gabriel García Márquez había sido reconocido por la Academia Sueca con el premio Nobel de Literatura de ese año. El primero de diciembre, vestido de guayabera, el traje de gala del Caribe, se consagró en Estocolmo (Suecia) como el colombiano que más lejos había llegado hasta entonces. Desde ese día y para siempre, Gabo se inscribió en la historia como el más grande colombiano de todos los tiempos.

Si algo hacía Gabo mejor que escribir libros y enamorar lectores por los cinco continentes, era conseguir amigos. Así como fue confidente de Fidel Castro, también lo era de Bill Clinton. Quizá por eso, nadie se atrevía a ponerle zancadilla en la camino. A nadie se le atravesaba semejante idea por la cabeza.

La única forma de que otro colombiano pudiera eclipsar la leyenda de García Márquez era un premio de superior jerarquía. El Nobel de paz, se supone la mayor distinción de la humanidad. En un país que nunca, desde los días del florero de Llorente, había vivido en paz, era muy factible que algún día recayera el galardón. Juan Manuel Santos, un economista que se dio a conocer como periodista y que se hizo presidente de la República, como su tío abuelo Eduardo Santos, fue el primer presidente en sentarse a negociar con las FARC y en llegar a un acuerdo con la guerrilla para que pusieran fin a más de medio siglo echando bala, a pesar de que los colombianos no aprobaran dicho pacto.

También en una madrugada, la del 7 de octubre del 2016, el Comité noruego reconoció los inagotables esfuerzos del presidente colombiano por alcanzar la paz. Juan Manuel Santos se convertía en el segundo nobel colombiano de la historia, el quinto nobel de paz de América Latina.

Santos prefirió ceder el reconocimiento a todos los colombianos y a todas las víctimas de la guerra. También quiso que García Márquez continuara siendo el colombiano que más gloria le ha regalado al país.

El más grande escarabajo

Nacido en Tunja en 1990, forjado en Cómbita y estudiante en Arcabuco, Nairo Quintana, a los 26 años de edad, se convirtió en el mejor ciclista colombiano de toda la historia. Campeón dos veces de la montaña del Tour de Francia, y dos veces subcampeón de la general; Campeón del Giro de Italia y Rey de la Vuelta a España. Coronó las cimas más empinadas de Europa, el Alpe d’ Huez o los Lagos de Covadonga. Superó mitos de la talla de Lucho Herrera y Fabio Parra, y con toda una carrera por delante, apunta a pasar a la historia como el primer colombiano que llegue vestido de amarillo a los campos elíseos de París.

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James, el galáctico colombiano 

Nació en Cúcuta en 1991, dio sus primeros pasos en Ibagué, se hizo adolescente en Medellín y hombre en un barrio del sur de Buenos Aires. En sólo diez años, James Rodríguez se convirtió en el colombiano que más copas ha levantado en toda la historia. Desde cuando tenía 16 años. Campeón de la Primera B con Envigado; campeón de Argentina, con Banfield; campeón de tres ligas de Portugal y una Copa Europa con el Porto.

Jugador más joven en debutar con la Selección Colombia, más joven el ponerse la camiseta número 10. Primer, y probablemente único, colombiano en coronarse goleador de un Mundial de fútbol. Lio Messi y Cristiano Ronaldo ya han disputado tres mundiales, no han podido conquistar lo que a James le bastó en su primer mundial. Marcó seis goles en Brasil 2014, uno de ellos, el primero ante Uruguay, calificado como el mejor del certamen.

Primer colombiano en ponerse la 10 del Real Madrid, el mejor equipo del ranking histórico de la FIFA. Campeón de la Champions League, el trofeo de clubes más prestigioso del mundo, y campeón de dos supercopas de Europa, y una supercopa española. Apenas tiene 25 años y ha conquistado lo que ningún otro colombiano en la historia. Por lo menos tiene un lustro de fútbol por delante, quizá dos, un par de chances para acercar a Colombia a levantar la Copa más codiciada en todo el mundo.

Alfonso Senior fue un barranquillero que antes del Bogotazo se obsesionó con tener en Colombia al mejor equipo de fútbol del planeta. Fundó a Millonarios, contrató los mejores futbolistas de la argentina, con Alfredo Di Stéfano a la cabeza. En 1952, Millonarios de Colombia le ganó 4-2 al Real Madrid y le empatanó la celebración de sus bodas de oro. El sueño del más cachaco de los costeños se hizo realidad en 1953 cuando los embajadores ganaron la Primera Copa Mundial de Clubes, en Venezuela, tras superare River Plate y el Real Madrid. Fue Eldorado del fútbol nacional, quizás el único respiro de la en la época de la Violencia, en la que se mataban por un color, rojo (liberales) o azul (conservadores).  

Tres décadas después, un equipo de solo colombianos en el plantel, Atlético Nacional, fue el primer equipo colombiano en coronarse campeón  de la Copa Libertadores. En el 2004, el humilde Once Caldas de Manizales repitió la hazaña y estuvo a un tiro penalti de coronarse campeón del mundo. En el loco año 2016, Nacional volvió a levantar la libertadores, y sueña con levantar la copa mundial de clubes en diciembre, donde es favorito para llegar a la final contra el Real Madrid, donde juega James. En el 2015 Independiente Santa Fe fue el primero equipo colombiano en ganar la Copa Suramericana.  

Oro olímpico  

En Candelaria, Valle, en 1965, nació la mujer que conquistó la primera medalla de oro para Colombia en unos Olímpicos. En los de Sidney 2000, María Isabel Urrutia fue la primera colombiana en subir a lo más alto del podio, en levantamiento de pesas.

Paisa de pura cepa y nacida en 1992, Mariana Pajón, la reina del BMX, se colgó su primera medalla de oro en los juegos de Londres 2012, con tan solo 21 años. Cuatro después, defendió su lugar en Ríio 2016. La número 1 del ránking mundial es la mujer que acostumbró al país a llegar en el primer lugar y le enseñó que bañarse en oro no estaba tan lejos de los colombianos.

Nacida en Apartadó, Catherine Ibagüen ha derretido al planeta con su sonrisa y con sus saltos. Hoy es la mujer qué más largo salta en el planmeta, su especialidad el salto triple. Desde 2015 es la campeona del mundo, la número uno de la liga diamante, y en Río 2016 su vuelo de más de 15 metros tuvo la recompensa de la primera medadalla de oro en Atletismo para Colombia. La diosa de Ébano hace parte de los 6 deportistas con dos medallas olímpicas, en Londres 2012 se había colgado la de plata.

También en Rio 2016, Óscar Figueroa, de Zaragoza, Valle, fue el primer colombiano en colgarse una medalla dorada. El pesista que en Londres había alcanzado el bronce brilló con el dorado metal en Brasil y se convirtió en el cuarto deportista en tener en su vitrina dos preseas olímpicas.

Hasta el Éverest

En abril del 2001, el barranquillero Fernando González Rubio se convirtió en el primer colombiano en alcanzar la cumbre del monte Everest, el más alto del mundo. También, primer colombiano en alcanzar sin oxígeno artificial seis de las 14 cumbres más altas del planeta, por encima de los 8.000 metros, y uno de los pocos hombres del mundo empeñado en escalarlas todas sin oxígeno.

Por la puerta grande 

Nacido en Bogotá, en 1965, César Rincón salió cuatro veces consecutivas a hombros por la puerta grande de Las Ventas de Madrid, la catedral del toreo, entre la primavera y el otoño de 1991. Desde entonces, ninguna otra leyenda ha conseguido igualar la marca. Ni José Tomás. Un colombiano era coronado rey de la tauromaquia y todos los españoles se rindieron a sus pies. Emocionó tanto a los franceses que lo hicieron hijo adoptivo. Rincón y Fernando Botero son los artistas colombianos que tienen esa doble nacionalidad.  

El descubrimiento

El científico Manuel Elkin Patarroyo, oriundo de Ataco, Tolima, descubrió la vacuna contra la malaria y fue el primer colombiano en ser reconocido con el premio Príncipe de Asturias, en la categoría de Investigación Científica y Técnica, en 1994.

El arte 

En los años 80, Fernando Botero, de Medellín, comenzó a invadir el mundo con sus gordas de bronce. Sus voluminosas esculturas se pasearon por las principales capitales de los cinco continentes y fue dejando donaciones por cada rincón del mundo que se conmovía con su arte. La firma de Botero es la rúbrica colombiana más reconocida en el planeta.

La voz más escuchada

Desde la década pasada, la música de la barranquillera Shakira suena por todas las calles del mundo, fue la voz de la canción del Mundial de fútbol de Suráfrica 2010 y tiene la más amplia colección de galardones que cualquier artista colombiano en la historia: 416 premios, incluidos 12 Latin Grammy Awards y cuatro Grammy Awards.

En el Espacio 

Otra barranquillera, Adriana Ocampo, demostró que sus sueños no tienen techo, ni siquiera en el firmamento. Es la colombiana que lideró la misión que más lejos ha llegado al espacio. Administra el Programa de Misiones Científicas de la NASA, fue la responsable de la misión Juno que el pasado mes de julio consiguió instalar una sonda en Júpiter.

Las reinas

Nacida en Pereira, pero enamorada de Manizales, Luz Marina Zuluaga fue la primera Miss Universo que tuvo Colombia, en 1958. Casi seis décadas después, la barranquillera Paulina Vega conquistó el cetro y la corona a la mujer más bella del universo en el 2015.

Hace 34 años, en Estocolmo, Gabo se declaró un inventor de fábulas que todo lo creía y que se sentía con el derecho de creer que aún no era tarde para emprender la creación de una nueva y arrasadora utopía de la vida. “Donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Tres décadas después del primer Nobel, y el que parecía el único de la historia, Colombia sumó el segundo, el más codiciado, el de la paz. Y cada vez son más los paisanos que se abren paso entre las adversidades para conquistar la cima del mundo.