Nación
Wilson, el perro que acompaña la búsqueda de los niños en el Guaviare, está perdido. Hay indicios de que está con los menores
Este indicio llena de motivación y esperanza a las Células Combinadas de Búsqueda, que día y noche adelantan tareas de rastreo en el área.
Una nueva pista sobre el posible paradero de los cuatro menores desaparecidos el pasado primero mayo, en las selvas de Caquetá y Putumayo, despierta aún más la ilusión de las labores de búsqueda que adelantan las Fuerzas Militares en la zona.
De acuerdo con el comandante Pedro Sánchez, se basan en tres hipótesis: están vivos y perdidos, murieron o las disidencias los tendrían en su poder, esta última es poco probable debido a que, en dicha selva, el único campamento que encontraron se encuentra abandonado hace aproximadamente año y medio.
Sin embargo, las autoridades quieren aferrarse a que estos niños indígenas siguen con vida, luego de que Wilson, un integrante canino que acompañaba la búsqueda, se perdiera, ya hace varios días, y en las últimas horas fueron encontradas una huella del animal y la de un niño.
“Seguros de que los niños están con vida. Estamos innovando en estrategias para poderles bloquear unos puntos, darles información (...). Tenemos un perro perdido y las últimas huellas muestran la huella de un perro y la de un niño. Creemos que está con ellos. Sería espectacular. Les haría una buena compañía”, señaló Fausto Avellaneda, comandante de la misión terrestre de la Operación Esperanza, en entrevista para un especial de Los Informantes.
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Por esta razón, ese nuevo indicio llena de motivación y esperanza a las Células Combinadas de Búsqueda, que día y noche adelantan tareas de rastreo en el área.
Otras pistas
Las autoridades también localizaron una huella sobre el terreno fangoso que, por su tamaño, al parecer, pertenecería a Lesly, la niña de 13 años.
“Los Comandos de Fuerzas Especiales, para corroborar que sí se trataba de un indicio perteneciente a alguno de los cuatro niños desaparecidos, desde el pasado primero de mayo, realizaron una pisada de uno de los uniformados de talla 40 y la diferencia es evidente”, señaló la entidad.
Sin embargo, el más reciente hallazgo había sido el pasado 23 de mayo, cuando fueron localizados en dos lugares diferentes dos pañales, una tapa de tetero y una carcasa de celular.
Así mismo, en el análisis del terreno, las Fuerzas Militares han encontrado árboles con frutos propios de la zona. Allí identificaron borojós y mangos silvestres que, de ser consumidos pueden servir para aportar nutrientes y fuerza a los menores durante sus recorridos.
La búsqueda no se ha detenido y continúa avanzando sobre puntos estratégicos con ayuda de equipos satelitales que guían y orientan a las tropas y comunidades indígenas con el objetivo de encontrar pronto a los cuatro niños.
Otras pistas
El brigadier general y comandante conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, dio a conocer en diálogo con Colombia Hoy Radio, cómo avanza esta incansable búsqueda.
En primer lugar, y a modo de alivio, señaló que la búsqueda está bien encaminada, debido a que encontraron nuevas pruebas que les hace pensar que están cada vez más cerca. “Creemos que hemos pasado a unos 200 o 300 metros de ellos”, señaló el brigadier Sánchez. “Hemos encontrado evidencias y hemos corroborado con los GPS, como cuando hallamos los dos pañales, uno usado, que pasamos a cerca de 100 metros de ellos”.
Además, indicó que con el apoyo de las comunidades indígenas y los comandos, encontraron recientemente unas huellas que serían un gran paso para la búsqueda. La hipótesis que manejan sobre el paradero de los cuatro menores de edad es que se hayan dirigido al río San Jorge, un territorio donde no hay asentamientos ni comunidades.
“Creemos que cambiaron de rumbo hacia el norte y al oriente, y los indicios nos dicen que irían hacia el río Apaporis. Así se achica la búsqueda con nuestros 119 comandos y 72 indígenas”, señaló el brigadier.
Sánchez también informó que los menores de edad se siguen movilizando en una región muy extensa, la cual permite llegar hasta Quito, en Ecuador. Sumado a ello, indicó que la zona cuenta con variedad de animales peligrosos, como serpientes y depredadores, por lo que el instinto de supervivencia es relevante en esta situación.
Los militares han recorrido más de mil kilómetros por toda la selva (1.250), siendo el mismo recorrido que se hace desde Bogotá hasta Quito y regresar a Pasto. “Nuestros nombres no se cansan, no en su corazón ni en su alma”, dijo el brigadier, al reiterar que la esperanza no está perdida.
Las labores de búsqueda por tierra están siendo integradas por las acciones que otros comandos hacen desde el aire. Por medio de perifoneo, distribución masiva de volantes y kits de supervivencia, han acompañado a los uniformados que están dentro de la selva.
Asimismo, las aeronaves dispuestas para esta misión tienen la capacidad de detectar calor y tomar fotografías a 30 centímetros a nivel del suelo y también cuentan con satélites, lo cual contribuye a contar con información precisa, de calidad y primera mano.
Por otro lado, el general Sánchez sostuvo: “No vamos a terminar esta operación hasta que la terminemos o hasta que la lógica lo diga. Ellos están vivos; si estuviesen muertos, hubiese sido más fácil encontrarlos porque estarían estáticos y los caninos de búsqueda los hubiesen detectado por olores” (sic).
Además, descartó completamente que los niños indígenas se encuentren bajo el control de algún grupo armado en la zona. Sin embargo, señaló que entre los hallazgos descubrieron un campamento ilegal a 2,8 kilómetros del lugar en que ocurrió el accidente de la aeronave, el cual pertenecía a una estructura vinculada al frente disidente de alias Iván Mordisco.
Con respecto al posible acompañamiento que tengan los menores de edad, el general señaló que esa situación no es descartada, pero tampoco cuentan con las evidencias que confirmen ese escenario, dado que las huellas encontradas en el suelo corresponden a calzado menor a talla 35, aparte de haber pasos descalzos, como los son presuntamente los de la niña de 13 años.
“Estamos articulados con células combinadas de búsqueda donde se unen los indígenas a nosotros y de esta manera multiplicar ojos, oídos, y hacer mayor presencia en la zona. Lo más importante es la información. Por eso, la Línea #107, celular del Ejército Nacional, está habilitada para recibir información de la búsqueda de los niños y denunciar las acciones criminales en la zona”, puntualizó Sánchez sobre el trabajo en conjunto de las diferentes entidades para dar con la ubicación de los indígenas.
Finalmente, el brigadier concluyó, al indicar que el área de búsqueda es de 30 kilómetros cuadrados, pero sigue siendo “buscar una aguja en un pajar”, debido a que la región es inhóspita, por lo que encontrarlos es una tarea ardua, mas no imposible”.