DIÁLOGOS

¿Es viable un nuevo plebiscito?

En medio de críticas de la oposición, pierde fuerza la posibilidad de someter a la refrendación la renegociación del acuerdo de paz. Argumentos en contra: son millonarios los costos y el pueblo ya fue consultado.

21 de noviembre de 2016

Mientras el expresidente Andrés Pastrana, el Partido Conservador y Alejandro Ordóñez piden que se realice otro plebiscito para refrendar el nuevo acuerdo de paz, casi todos los sectores del país se alinean en una opción diferente.

El Consejo de Estado, representantes de diferentes partidos políticos y los mismas cabezas del Congreso han pedido que la refrendación del nuevo acuerdo se haga a través de un mecanismo popular indirecto como lo es el Legislativo.

El fallo de la Corte Constitucional sobre el Plebiscito para la Paz dijo 52 días antes de la votación del 2 de octubre que ante la negativa del pueblo, dos serían las salidas posibles del Gobierno para refrendar el acuerdo de paz.

Consulte: Proceso de paz: se destapan las cartas en la Corte Constitucional

La primera está relacionada precisamente con la convocatoria a un nuevo plebiscito en las mismas condiciones del anterior, para someter al pueblo un nuevo acuerdo con las FARC.

Sin embargo, los riesgos son altos y no hay garantías de ganar en las urnas con una mayoría suficiente para proceder con la implementación.

Los peros fueron enumerados por el presidente del Congreso, Mauricio Lizcano: “Sería una nueva polarización, no hay tiempo para una nueva campaña, no se pueden gastar más de 300.000 millones de pesos”.

En materia de tiempos, escoger la opción del plebiscito implicaría que el presidente debe convocar al Congreso, que tiene máximo 30 días para pronunciarse. Una vez surta este trámite, la Corte ha dicho que se debe dar un lapso de por lo menos otros 30 días hábiles para adelantar campañas. En efecto, una nueva refrendación se estaría llevando a cabo para comienzos de febrero del 2017.

“Es un salto al vacío, que además de ahondar la polarización aumentaría la inestabilidad del cese del fuego. Muestra de ello son los hechos de Cauca y la costa con la muerte de guerrilleros, cualquier combate acaba con todo. No podemos someter a Colombia a un desgaste; poner a Colombia en este debate político nos dejaría en ruinas políticamente hablando”, dice Lizcano.

El presidente Santos lo ha dicho públicamente y ante la comunidad internacional: el cese del fuego decretado hasta el 31 de diciembre es frágil. Corre el tiempo en contra, incluso, para la presencia de los verificadores de la ONU, que aunque respaldan al Gobierno, su apoyo no es ilimitado.

Aunque es un compromiso de las FARC mantener ese cese del fuego, la sostenibilidad financiera de las tropas en medio de un cese del fuego indefinido es otro de los peligros para la paz. Esto aunado a la captación de sus integrantes por cuenta de otros grupos al margen de la Ley.

En sus viajes al Londres y posteriormente a Estados Unidos, Santos ha ido descartando la posibilidad de una nueva refrendación a través de plebiscito, teniendo en cuenta también que no puede someter políticamente al pueblo a una polarización, como en la primera consulta del 2 de octubre.

Los costos económicos del plebiscito, según informó el registrador Juan Carlos Galindo, estuvieron por encima de 300.000 millones de pesos. Aunque jurídicamente la Corte abrió la puerta para una nueva convocatoria, el alto costo de esta es un pero importante para no tenerla en consideración. Y menos teniendo en cuenta que no hay garantía de ganar con una mayoría importante en las urnas.

Alrededor de este punto, juega en contra de un nuevo plebiscito el temor de que campañas direccionadas y que hagan uso de información imprecisa terminen influyendo en la votación del pueblo.

La segunda alternativa que registró explícitamente la Corte es que el presidente Juan Manuel Santos mantiene todas las facultades para suscribir acuerdos de paz con grupos armados ilegales y en el marco de una salida negociada al conflicto, con el fin de mantener el orden público.

Aunque el primer mandatario podría constitucionalmente adelantar la implementación de los acuerdos sin ninguna refrendación, la opción que escogería el Gobierno estaría en un mecanismo de consulta popular indirecto: el Congreso de la República.

Puede leer: ¿Cómo quedó la refrendación en el nuevo Acuerdo de Paz?

Entre las consideraciones del Gobierno estaría que el presidente ya cumplió su compromiso de consultarle al pueblo y de acatar los resultados negativos. De manera que se produjo una renegociación del acuerdo teniendo en cuenta varios de los puntos de la oposición.

Una nueva refrendación popular sería innecesaria y por ello coge fuerza la opción del Congreso, donde hay una representación del pueblo amplia y donde con los representantes de los partidos políticos se puede dar un debate responsable. Cabe recordar que el presidente Juan Manuel Santos tiene el 75 % del Congreso, lo que anticipa un resultado.

Finalmente, el presidente Santos recibirá en Oslo este 10 de diciembre el Premio Nobel de Paz. Llevar el mensaje de un acuerdo de paz con las FARC ya refrendado traería la confianza del mundo en la paz de Colombia.