POLÍTICA

“Nunca he dicho que la actual Corte Suprema de Justicia sea parte del cartel de la toga”: Sergio Fajardo a César Gaviria

El distanciamiento político entre el antioqueño y el expresidente cada vez son más grandes y parecen revivir cada cuatro años, cuando ambos tienen intereses electorales.

5 de octubre de 2021
César Gaviria y Sergio Fajardo
César Gaviria y Sergio Fajardo | Foto: SEMANA

La disputa política y personal entre el expresidente César Gaviria y el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo sigue escalando. Este martes, el precandidato presidencial paisa salió a aclarar: “Nunca he dicho que la actual Corte Suprema de Justicia sea parte del cartel de la toga. Nunca. Porque así lo creo: así de simple”.

La aclaración surgió porque el expresidente Gaviria- uno de los mayores contradictores de Fajardo-, aseguró en SEMANA: “No creo señor Fajardo que insinuando que la Corte Suprema de Justicia tiene algo de relación con el cartel de la toga usted logre esconder sus terribles pecados”.

Gaviria lanzó ese señalamiento contra el antioqueño al responderle por el veto de la Coalición de la Esperanza al exrector de la universidad de los Andes Alejandro Gaviria, claramente apoyado por el oficialismo liberal. “Primero resuelva sus gravísimos problemas con la Justicia y luego hablamos de sus otros entuertos”, añadió el exmandatario.

Fajardo, para reforzar su aclaración, recordó sus afirmaciones frente a la Corte en una entrevista digital: “Yo espero que algún día se pueda conocer de manera pública el testimonio de quien era fiscal anticorrupción con Néstor Humberto Martínez como fiscal general, es decir, Gustavo Moreno, hoy detenido, acusado de corrupción y una cantidad de hechos muy oscuros y dolorosos para nosotros como colombianos porque ahí es donde aparece el cartel de la toga y se devela un entramado corrupto, hasta lo más profundo que se puede llegar a la corrupción. Es un daño muy grande el que le han hecho a esta sociedad”.

Al antioqueño no le interesa cazar peleas con la Corte Suprema. Al fin y al cabo, es el mismo organismo judicial que decidirá su suerte penal en los próximos meses, al menos en el proceso que le abrió la fiscalía de Francisco Barbosa porque cuando fue gobernador de Antioquia firmó un crédito en dólares y no tuvo en cuenta que la variación del precio de la moneda afectó las finanzas del departamento.

Las diferencias entre Fajardo y César Gaviria no son nuevas. En 2018, cuando la centroizquierda podría tener un chance en las presidenciales, Fajardo rechazó el apoyo del Partido Liberal y no quiso hacer coalición con el exjefe negociador de paz Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo. El rechazo de Fajardo hacia el liberalismo oficialista, o al menos el que lidera César Gaviria, es de tal tamaño que no lo permite estar de su lado en una contienda, así se repita la historia de las pasadas elecciones, cuando sus enfrentamientos le permitieron a la derecha pavimentar la pista y llegar fácilmente a la Casa de Nariño.

Fajardo considera a Gaviria como un político tradicional, de maquinarias, y no está dispuesto a estar donde esté apoyando el expresidente. Por esto, junto con Juan Fernando Cristo, Jorge Enrique Robledo y Juan Manuel Galán condicionaron el paso de Alejandro Gaviria a la Coalición de la Esperanza, si el candidato insiste en el apoyo- así sea de espaldas- del oficialismo liberal, una decisión que pone en una encrucijada al académico porque tendrá que decidir en las próximas semanas si no llega a la coalición de centroizquierda, y al contrario, se queda con el apoyo de las maquinarias liberales.

El problema es que si acepta la primera vía, llegará solo, sin mayor respaldo político y acompañado de unas juventudes que también se disputa Sergio Fajardo. Y si coge la segunda ruta, podría fortalecerse con las maquinarias del liberalismo en las regiones. No obstante, tendría que confirmarle a su electorado que César Gaviria está de frente con su campaña, lo que también significaría que un gran sector de opinión que lo respalda pueda darle la espalda.

Sea cual sea el escenario, será complejo para Alejandro Gaviria. El problema es que a seis meses de una consulta interpartidista, el tema tendrá que estar definido.