NACIÓN
“Ojo con el 2022”: Álvaro Uribe libre alerta sobre el “proyecto socialista” en Colombia
En su primera intervención pública, el expresidente aseguró que el país no puede caer electoralmente ante quienes promueven el odio de clases. “No puedo renunciar a advertir las amenazas que nos asechan”, dijo
Se sabía que la intervención de Álvaro Uribe dejaría ver su apuesta política. En los 12 minutos de intervención, el exmandatario dejó claro que le apuntará ante todo a trabajar por una única causa: el 2022. No es la primera vez que lo dice. En las múltiples intervenciones que hizo en detención, incluida la entrevista con SEMANA, el expresidente había alertado que esa era una de sus más firmes convicciones y miedos.
Vea la intervención de Álvaro Uribe
“Ojo con el 22”, dijo el expresidente como última frase para cerrar la breve intervención que hizo este lunes. “Por la defensa de la libertad y la democracia, hasta el final”, agregó.
En sus palabras, el exmandatario había descrito a qué le apuntaba con esa frase. “Avancemos en iniciativas de progreso social y económico que sean la alternativa al riesgo socialista, que pretende replicar el fracaso de Venezuela y Nicaragua, y que tiende mantos de incertidumbre sobre otros países de la región”, advirtió.
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Para él, el país se enfrenta a esa amenaza en las elecciones presidenciales que vienen. Y en sus palabras, lanzó algunas frases con las que busca explicar qué podría pasar en el país, según él, si eso sucede. “A las confiscaciones del socialismo, a sus impuestos y restricciones asfixiantes, que inhiben la creatividad, opongámonos con más seguridad, más empresas que ofrezcan más oportunidades, más cohesión social, más educación, más emprendimiento y más remuneración", dijo.
Uribe había hablado antes, sin mencionarlo, a lo que él considera han sido los logros del gobierno suyo y de lo que lleva Iván Duque. Se refirió a la confianza inversionista, a las carreteras, al posible crecimiento económico que vendrá luego de los meses duros de la pandemia.
También habló de otro de sus caballos de batalla. No permitir que el discurso de ciertos sectores de la oposición logre calar en esas elecciones de 2022. “Al odio de clases del socialismo opongamos nuestra convicción de economía fraterna”, dijo.
Al final de su intervención, Uribe aseguró que mantendrá la lucha por su honorabilidad. “Mi carrera electoral ha sido de disciplina, trabajo, diálogo popular, austeridad. Empezó de niño, de la mano de mi madre, con un superior ejemplo de amor a Colombia. Mi vida pública ha generado mucha controversia, pero carezco de voluntad para dejar de pensar en Colombia", dijo.
El exmandatario, en su discurso, había hablado de su proceso penal, de la implementación del proceso de paz, de sus críticos. Pero decidió finalizar con esos escenarios de futuro. “No puedo renunciar a advertir las amenazas que nos asechan”, dijo. “Sé que no tengo cupo en el tren del apaciguamiento, donde por evitar las dificultades de la lucha y congraciarse con el tigre, se termina en sus fauces”, agregó.
2022: la preocupación de Álvaro Uribe
Desde hace un tiempo, el exmandatario venía hablando de “la Colombia del 2022”. Así denominó en esa misma entrevista con Vicky Dávila su preocupación por las próximas elecciones presidenciales. Fiel a su carácter y a su pasado, a Uribe le roba el aliento pensar en manos de quién quedará el Gobierno. Esa frase fue una manera de referirse, indirectamente, a la intranquilidad que le despierta que el próximo presidente sea alguien de un sector político de lo que él llama “la izquierda”.
De hecho, durante el tiempo en que Uribe estuvo detenido, nunca dejó de estar activo en las redes sociales. Tuvo exactamente la misma presencia que ha tenido desde que dejó la Presidencia en 2012.
En realidad, después de haber renunciado a su cargo como senador, pudo ejercer sus opiniones incluso de una manera más extensa que antes: “Uribe, detenido o no, es uno de los dos hombres con mayor influencia de opinión que tiene el país”, le dijo a SEMANA el analista político Carlos Suárez, uno de los estrategas más reconocidos en la arena electoral, que en el pasado trabajó con políticos como Álex Char y Dilian Francisca Toro. “Mientras estuvo detenido, no perdió su derecho de opinar: él estaba con detención domiciliaria, pero no incomunicado y mucho menos condenado. Uribe goza de todos sus derechos políticos, que puede ejercer a través de cualquier medio lícito. Nada le impide a Uribe opinar y nadie puede impedir que sus opiniones se hagan públicas”.
Asimismo, el abogado Francisco Bernate resalta que aunque en Colombia las personas detenidas tienen limitada su libertad, conservan sus derechos. “Un preso tiene derecho al trabajo, a asociarse, a la libertad de expresión, al voto. Los colombianos estamos facultados para hacer todo aquello que nos esté permitido y solo nos debemos impedir de realizar lo que esté prohibido. No hay ninguna regla que impida el uso de las redes sociales”, dijo. “Caso diferente es que la persona haya agredido a través de redes sociales y el juez le imponga la obligación de abstenerse de utilizarlas”.
Pero ese nunca fue el caso del expresidente Uribe.
Sin embargo, más allá de la fuerza que su opinión ejerce sobre el pulso de la política colombiana, la verdadera pregunta es si Uribe va a poder convertir una situación de desventaja, como lo fue su detención, en un punto a favor.
De acuerdo con el analista Carlos Suárez, a pesar de no tener una silla en el Congreso, el expresidente seguirá siendo una voz esencial en el panorama: “Uribe en libertad puede actuar como cualquier ciudadano y su papel principal, seguramente, será unir y fortalecer a su partido para enfrentar unas elecciones a Congreso, en las que él no irá en listas”, le dijo a SEMANA. “Y a partir de esa misma estrategia, intentará conseguir una candidatura presidencial viable para el 2022”.
No sería extraño que Uribe saliera fortalecido de esta situación. El mismo abogado Abelardo de la Espriella lo dijo hace unas semanas, en uno de sus trinos, cuando acuñó un apodo para el expresidente: “el tigre del Ubérrimo”.
La estrategia 2022
Hace unas semanas, cuando Uribe fue detenido, la senadora Paloma Valencia dijo que Colombia estaba ante “un momento muy triste” después de que “uno de los colombianos más importantes de la historia” perdió su libertad.
El mismo 12 de agosto, tan pronto se conoció la orden de la Corte Suprema de Justicia de detener al expresidente, la senadora propuso una idea casi titánica e imposible: sacar adelante una Asamblea Nacional Constituyente con la que, según ella, los problemas de la justicia se iban a solucionar.
“El Centro Democrático tiene la idea de hacer una gran reforma a la justicia para poder crear instituciones que representen a todos los colombianos y en las que todos podamos confiar, y precisamente por eso hemos considerado que los mecanismos de participación democrática son los ideales para eso, para que el ciudadano pueda participar y tomar las decisiones sobre esas instituciones que queremos construir”, señaló la senadora.
En su intervención de este domingo, Uribe no llamó a una Asamblea Constituyente, pero sí a un referendo con temas clave, en especial respecto al proceso de paz como por ejemplo, derogar la JEP.
Esta vía ya la había advertido en la entrevista con Vicky Dávila y María Isabel Rueda. “Que ese referendo disminuya el Congreso y cree el Ingreso Solidario para los mayores de 65 años”, dijo durante la conversación.
En ese sentido, Carlos Suárez señala que la estrategia de Uribe se debe enfocar en crear una candidatura viable que sea aceptada por un espectro político más allá de la derecha, sin dejar de ser confiable para sus bases electorales: “Después de Santos y Duque, tal vez, el mayor de los problemas de Uribe sea encontrar un candidato que supere los temores de sus propios seguidores. La narrativa está ya jugada y las encuestas, como la de Gallup, la avalan: atajar al ‘castrochavismo’ será una de las banderas y la segura candidatura de Petro también la avala”, dijo el analista.
Así las cosas, posiblemente Uribe saldrá a jugar para 2022 con unos números que no son los mismos de la centro derecha y derecha del país con los que contaba en el pasado, cuando sus ideas ganaron las elecciones presidenciales de 2010 y 2018. “Su estrategia se dividirá en varias aristas. Una de ellas, contarle al país moderno cuál es el verdadero Uribe, porque las nuevas generaciones conocen de él la narrativa que han instalado sus rivales políticos”, opina Suárez.
Y en esa búsqueda, Uribe tiene aliados. Los principales, su familia: tanto su esposa, Lina Moreno, como sus hijos, Tomás y Jerónimo Uribe, dieron declaraciones públicas para defenderlo cuando estuvo detenido.
“Quiero mucho a mi familia, yo quiero mucho a esta patria, en eso tal vez he sido demasiado cansón. He extendido muchísimo mi carrera política y me preocupa mucho el futuro”, les dijo a Vicky Dávila y María Isabel Rueda en la única entrevista que dio durante su reclusión domiciliaria. “Es que si el Gobierno de Juan Manuel Santos, proempresa privada, hizo tanto daño, ¿cómo será un gobierno de resentidos contra la empresa privada?”.
Y aunque desde hace varios meses expresó su deseo de pasar más tiempo con su familia y sus nietos, para una personalidad como la de él es imposible dejar de enfocarse, con el celular en mano, en la política.