Denuncia
Cliente de Davivienda vive una pesadilla: lo suplantaron y el banco no responde aún
Una de las modalidades de delitos bancarios más comunes es que el delincuente pasa toda la información real posible, incluidas las huellas dactilares, para sacar créditos. Muchos terminan pagando lo que no han consumido.
Guillermo Cock, quien vive en Bogotá, no sale del asombro. No entiende cómo un banco con tanta credibilidad se puede dejar meter gato por liebre. “Son muchos los casos denunciados, el mío arrancó el 7 de septiembre”, dijo el denunciante que se contactó con SEMANA.
Lleva más de un mes con una deuda de 23 millones de pesos por unos electrodomésticos y otros artículos que supuestamente compró por internet con una tarjeta tipo crédito que le autorizaron de manera exprés en el banco Davivienda. “No pienso pagar lo que no es mío, son 23 millones que alguien robó, ¿por qué tengo que pagar yo?”, refuta con indignación.
Dice que el 7 de septiembre se enteró de lo que estaba sucediendo, pues apareció un nuevo producto en su perfil de la app del banco: una nueva tarjeta y un consumo de 23 millones en iShop.“ Ese mismo día coloqué la denuncia ante la Fiscalía donde le fue asignada el número de noticia criminal”, dice.
Cuando cuenta su versión en el banco, le responden, incluso de manera escrita, que él sí solicitó la tarjeta debido a que en el proceso aparecen reportadas su identificación biométrica y los trámites de seguridad que la entidad financiera creó para hacer los filtros necesarios. Algo que, según él, no concuerda con la realidad.
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“Cruzando fechas y horas (27 de agosto de 2021 a las 5:52) día de la suplantación, yo estaba realizando unas compras cono mi tarjeta de crédito real en un outlet en el norte”, dice Guillermo con documentos en mano. Pero ese argumento no es suficiente para el banco, donde siguen corriendo los intereses y el riego de sanciones por falta de pago.
Han sido días y noches largas donde rebobina su mente para entender qué pasó y justo un día antes, de lo que él denuncia se trata de una suplantación, pasó algo extraño en un concesionario al que asistió.
“El 26 de agosto, cuando inicio la compra de un vehículo nuevo, el asesor me informa que necesita dos fotocopias de la cédula y realizar autenticación biométrica”, cuenta Guillermo, quien pensó que ese era un procedimiento normal. “Me tomó todas las huellas en una plataforma del celular y me hizo quitar la mascarilla para tomarme una foto”.
Pero no era cualquier celular, era el de gama más alta del mercado y su última versión, lo que le llamó la atención, al igual que el hecho de que los otros asesores del concesionario no hicieran lo mismo con otros clientes, pero el episodio no pasó de ser simplemente percepción del entorno.
Al día siguiente continuó con los tramites y según el banco, de acuerdo de la investigación adelantada, “ese día realizaron una actualización de mis datos casi a la misma hora de la suplantación, yo pienso que esto solo lo pueden hacer con personas internas de Davivienda”, señala. Guillermo cree que algunos trabajadores del banco pueden ser cómplices de bandas delincuenciales que se dedican a delitos informáticos aprovechando las grietas de seguridad que pueda tener la entidad financiera.
“Mi conclusión es que hay personas al interior trabajando con personas que les gusta delinquir y Davivienda no tiene un sistema de seguridad robusto para evitar estas suplantaciones”, indica, cuestionando que no entiende cómo el banco insiste en que pague la deuda cuando en realidad lo que debería estar haciendo es prestándole atención para evitar que más clientes suyos que pagan sumas grandes en manejo de tarjetas, con la que se garantiza la seguridad de su capital, se conviertan en próximas víctimas.
En la respuesta que entrega el banco a los clientes, que en general se han visto envueltos en circunstancias similares, se dice que la entidad realiza permanentemente la adopción de buenas prácticas en seguridad de la información, la atención y respuesta a los diferentes requerimientos de los entes reguladores, la participación activa en diferentes mesas de trabajo sectoriales con autoridades, la actualización continua de modalidades de fraude y de las herramientas que permiten “proteger a sus clientes” ante posibles eventos de fraude.