Gustavo Giraldo, alias Pablito, comanda la temida columna Domingo Laín del ELN.

TERRORISMO

Pablito el sanguinario

Con el ataque en la Escuela de Cadetes este jefe guerrillero intenta dar un “golpe de Estado” dentro del ELN y demostrar al país que es el hombre fuerte del grupo.

26 de enero de 2019

El alias parece inocente: Pablito. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad. Tras ese remoquete se oculta Gustavo Giraldo, un temido jefe guerrillero del ELN que, según las investigaciones, sería el principal responsable de ordenar el ataque terrorista del pasado 17 de enero contra la Escuela de la Policía, que dejó 21 jóvenes muertos y más de 70 heridos.

Le puede interesar: Los angustiosos tres minutos y medio que duró el carro bomba recorriendo la General Santander

Tres días después del atentado, esa guerrilla expidió un comunicado en el que reconoció su responsabilidad. Y 24 horas más tarde alias Pablo Beltrán, jefe de la misión negociadora instalada en Cuba, dio una entrevista a la agencia de prensa AFP en la que afirmó que no sabía del ataque a la Escuela y que desconocía los planes de los frentes en Colombia.

Alias Pablito y el ELN cuentan con la protección del gobierno de Venezuela. Es su gran ventaja.

Como consecuencia del carro bomba, el presidente Iván Duque rompió la mesa de diálogo, que estaba suspendida desde su llegada a la Casa de Nariño, y pidió a Cuba entregar a los integrantes de la delegación del ELN. El Gobierno reactivó las órdenes de captura contra diez de los integrantes del comando central guerrillero y logró que Interpol expidiera circulares rojas contra los jefes, entre ellos, el propio Beltrán, alias Gabino y Aureliano Carbonell, algunos de los miembros de la delegación que está en La Habana.

Después del ataque en la Escuela de Cadetes, el Gobierno nacional reactivó las órdenes de captura contra diez dirigentes del ELN y logró que Interpol expidiera tres circulares rojas contra integrantes de esa guerrilla que están en La Habana.

Más allá de las consecuencias judiciales y diplomáticas, para algunos resulta difícil de creer que Beltrán y la cúpula de los elenos no estuvieran enterados de un atentado de la magnitud del perpetrado contra la Escuela de Cadetes. Sin embargo, si fuera cierto, quedaría en evidencia la falta de mando y control sobre las estructuras subversivas. Incluso, para algunos analistas, con esa acción ejecutada por Pablito, él estaría tratando de dar una especie de “golpe de Estado” para demostrar quién es el verdadero hombre fuerte de esa guerrilla.

Para la mayoría de los colombianos Pablito es un completo desconocido. Su nombre y alias sonaron con fuerza por primera vez hace casi tres años porque organizó un paro armado que prácticamente paralizó medio país, y se sintió con especial intensidad en Nariño, Santander, Norte de Santander, Vichada, Casanare y Arauca.

Le recomendamos: Ocho pistas clave del ataque terrorista en B

En efecto, en septiembre de 2016 esa guerrilla anunció que durante 72 horas los habitantes de esas regiones estarían sometidos a una serie de restricciones al comercio y a la movilidad con motivo de la conmemoración de los 36 años de existencia del frente Domingo Laín. Se trata de la estructura más fuerte de ese grupo, con cerca de 1.500 hombres, que actúa principalmente en el departamento de Arauca bajo la dirección de Pablito.

El gobernador de ese departamento tuvo que suspender las clases en los colegios durante tres días. También se vio obligado a gestionar ayuda aérea para atender y trasladar pacientes debido a que el bloqueo de las vías alcanzó el 90 por ciento y los guerrilleros de Pablito impidieron transitar, incluso, a las ambulancias y las misiones médicas. Todo esto ocurrió a pesar de que siete meses antes, en marzo de 2016, habían comenzado las conversaciones entre el Gobierno de entonces y el ELN. El país contemplaba una luz de esperanza de que disminuyera la ofensiva de los elenos. Pero no fue así. Y Pablito se encargó de demostrarlo.

Entre abril y finales de julio de ese año, solo en Arauca sus hombres atacaron en 44 ocasiones una docena de municipios. En esos tres meses volaron en 14 oportunidades el oleoducto, quemaron camiones, asaltaron estaciones de Policía y bases militares, y detonaron granadas y artefactos explosivos contra establecimientos comerciales. Sus francotiradores y milicianos asesinaron diez miembros de la fuerza pública mediante un llamado plan pistola. Y también mataron a 18 civiles en ese periodo, según los reportes de la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo.

¿Quién es él?

En la esquina izquierda aparece el jefe guerrillero en su foto más reciente. 

En los años sesenta los padres de Pablito llegaron desde Antioquia como colonos a la región del Sarare, Arauca. En 1978, el ELN creó el frente Domingo Laín y casi desde su inicio Pablito entró a sus filas. Un par de años más tarde, tras la captura del jefe de esa columna subversiva, Pablito asumió su comandancia. A sangre y fuego la transformó en poco tiempo en la más importante de ese grupo. Extorsiones, secuestros y asesinatos indiscriminados fueron algunas de las marcas que Pablito le imprimió a su estilo de mando.

Tras volar el oleoducto más de 250 veces, consiguió obligar a multinacionales petroleras a pagar sumas multimillonarias, lo que le permitió a esa facción crecer y financiar sus acciones terroristas. Y hace una década lideró una guerra territorial contra las Farc que le causó a esta guerrilla más de 150 muertos.

Puede ver:  Guerrilla en Colombia, brazo paramilitar en Venezuela

En enero de 2008 las autoridades lo capturaron en el golpe más grande contra un jefe del ELN en su existencia. Sin embargo, menos de dos años más tarde, un juez tomó la extraña decisión de trasladar al jefe guerrillero desde Bogotá para acudir a una audiencia en Arauca. Allí sus hombres lo rescataron de la cárcel en medio de una balacera cinematográfica y Pablito escapó hacia Venezuela. A partir de entonces, desde el otro lado de la frontera, retomó el mando de su grupo.

Pocas veces cruza a territorio colombiano. No obstante, eso no ha impedido que sus hombres cumplan a cabalidad sus órdenes. En octubre de 2017 lo ‘ascendieron’ al comando central (Coce), la máxima instancia del ELN, equivalente al secretariado de las desaparecidas Farc.

Con más poder se convirtió en uno de los mayores opositores al avance de los diálogos entre esa guerrilla y el Gobierno. En febrero de 2018, de la mano de Pablito, el ELN desató una ofensiva terrorista que dejó en claro que esa guerrilla era el nuevo mayor enemigo del país. Arauca, Cesar, Antioquia, Norte de Santander, Cauca y Nariño sintieron la escalada violenta, que, según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), tuvo un tamaño tres veces mayor al promedio registrado en los años anteriores.

Tan solo en una semana decretaron un paro armado; dinamitaron el ferrocarril que saca el carbón por La Guajira; tumbaron dos torres de alta tensión, claves para abastecer de energía a la costa; atentaron contra cuatro puentes y quemaron varios vehículos. Solo durante el año pasado, Pablito y sus hombres dinamitaron en 117 oportunidades el oleoducto y secuestraron a más de 18 civiles, entre otras acciones.

Según los analistas, Pablito y los elenos tienen a su favor cinco factores que lo han transformado en la mayor amenaza. 1) Venezuela: aunque la influencia del ELN se extiende en varios departamentos del país, tiene su centro de operación al otro lado de la frontera. Sin relaciones con esa nación es prácticamente imposible cualquier tipo de acción judicial o militar. 2) El ELN no es una guerrilla de masas como en su momento las Farc. Delinquen por dislocación táctica, es decir, con un esquema de tríadas compartimentadas cuyos integrantes poco se conocen entre sí. De ese modo operan en Bogotá por medio, por ejemplo, de movimientos como el MRP, responsable del ataque al Centro Andino. 3) Tiene una alta capacidad para mimetizarse en los movimientos sociales, universidades y sindicatos.

4) El aparato estatal se concentró en las Farc durante años y descuidó la inteligencia sobre el ELN. 5) Las acciones de los elenos y de Pablito siguen la lógica de la guerra de la pulga, atacan blancos fáciles en zonas alejadas y salen corriendo, como ocurrió con el sangriento atentado a la estación de Policía en Soledad, Atlántico, hace un año.

Sin embargo, de esos factores anteriores, sin duda, el mayor problema para combatir efectivamente a Pablito y sus hombres es la protección que reciben del Gobierno y las Fuerzas Armadas venezolanas. Mientras esta situación no cambie, difícilmente Colombia podrá enfrentar con contundencia a Pablito, el sangriento jefe del ELN que cada vez representa un mayor dolor de cabeza para el país.