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Pablo Escobar: ¿Quién se quedó con su fortuna? Esto es lo que sabe

La viuda del narcotraficante reveló qué pasó con los millones que generó el paisa y quién tiene esa fortuna.

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19 de noviembre de 2020

La esposa de Pablo Escobar, conocida como ‘la Tata’, detalló en su libro llamado “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar”, que luego de la muerte de su pareja, los enemigos de él la citaron para ajustar cuentas y tuvo que despojarse de varias propiedades, contando con las que estaban a nombre del narcotraficante.

Victoria Eugenia Henao dijo que el cobro que le hicieron los aproximadamente 40 narcotraficantes ascendía a 120 millones de dólares, que entregó con el fin de que no le hicieran daño tanto a ella como a sus hijos ni a la familia de Escobar. Según dijo, estos recursos fueron pedidos por los gastos en la guerra con el jefe del cartel de Medellín y por los daños y perjuicios que este les causó y que estaban relacionados con asesinatos, daños a sus propiedades, secuestros y otros hechos.

¿Quiénes tomaron la fortuna de Escobar?

Según lo señalado por ‘la Tata’, los primeros en pedirle plata a la viuda fueron aquellos que trabajaban para el narco como “Popeye”, “Giovanni”, “Mugre”, “Otto” y “Arete”.

En su libro cuenta que negoció con “los principales capos del narcotráfico en Colombia”, acción que fue liderada por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y los jefes del cartel de Cali. Ese proceso duró al menos 8 meses, en 1994, y algunas de las entregas de los bienes de Escobar fueron realizadas a los narcotraficantes José “Chepe” Santacruz y Hélmer ‘Pacho’ Herrera, en sedes del club América de Cali.

Henao afirmó que necesitó dos asesores contables y siete abogados para organizar el listado de bienes con los que pagó las exigencias de los narcos. Finalmente, en la lista aparecieron poco más de 60 bienes.

Alberto Santofimio Botero en un paseo por el Magdalena Medio junto al capo Pablo Emilio Escobar Gaviria, jefe del cartel de Medellín. Ambos están señalados del magnicidio del dirigente liberal Luis Carlos Galán. FOTO: JUAN JOSÉ HOYOS.

“La reunión fue larga y tediosa porque se dedicaron a escoger uno a uno los 62 bienes incluidos en la lista que llevé. Pero a diferencia de nuestro primer encuentro, me pareció otra buena señal que aceptaran recibir el 50 % de la deuda en bienes incautados y el restante porcentaje en propiedades listas para comercializar, eso sí, libres de apremios judiciales. Eso de apropiarse de bienes ‘emproblemados’ tenía una explicación: sus conexiones en las altas esferas del Estado les ayudarían a ‘lavar’ los bienes de Pablo, dejando por fuera a sus herederos. Lo que evidentemente sucedió”, relató la viuda.

En otro aparte del libro, la mujer habló de algunos de los bienes que entregó, en esa y otras reuniones externas a la negociación, e incluso nombró a quienes recibieron esas propiedades: “El extenso y costoso terreno estaba pegado a la mansión Montecasino, con lo cual Fidel amplió su poderío económico”. Aquí mencionó que el jefe paramilitar Carlos Castaño, por imposición de su hermano, Fidel Castaño, recibió un lote de nueve hectáreas.

También contó que los Castaño se tomaron al menos una docena de lotes en lugares céntricos de Medellín, “donde años después fueron construidos algunos lujosos hoteles y costosos centros comerciales” y se quedaron con dos pinturas que ascienden a los 3 millones de dólares.

Sebastián Marroquín y Pablo Escobar. | Foto: Propiedad de la familia Marroquín Santos

Según dijo la viuda, otros capos se repartieron “un complejo de torres de apartamentos en El Poblado, cerca de la loma del Tesoro, adquirido por Pablo en la década de los 80, más de 10 apartamentos del lugar estaban disponibles”.

Henao añadió que una de sus cuñadas también se quedó con una parte de la fortuna del fallecido narcotraficante, pues se quedó con un penthouse en El Poblado, ubicado en Medellín.

“La Tata” aseguró que tras la muerte de Escobar se enteró que tenían “una finca en los Llanos Orientales (...) de cien mil hectáreas de extensión y, por supuesto, fue muy apetecida por los enemigos de mi marido, entre otras cosas porque tenía pista de aterrizaje”; sin embargo, no mencionó cuál de los narcotraficantes se quedó con ella.

A un señor que llama en su libro el “Comandante Chaparro” le ofreció dos fincas, “una con una pista de aterrizaje y otra al lado del río”, y agregó que también le dio dos máquinas que pertenecían a la hacienda Nápoles, una costosa motoniveladora y una planta eléctrica.

Por su parte, Leonidas Vargas, jefe del Cartel de Caquetá, le aseguró que Escobar le debía un millón de dólares, motivo por el cual ella decidió darle uno de los aviones que habían sido confiscados por la Fiscalía y devueltos tras estar confiscados durante 10 años. “Él se quedó con el aparato después de verificar que podía volar y salió ganando porque en un hangar del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín estaban almacenando un lote de repuestos que solo le servían a ese avión, valorados en cerca de 300 mil dólares”, recordó Victoria Eugenia Henao.

Otras pertenencias de Pablo Escobar, como autos Jaguar, BMW, Mercedes-Benz, aviones y helicópteros, formaron parte de la negociación que Henao realizó con los enemigos narcotraficantes de su esposo.

El testamento de Pablo Escobar

SEMANA conoció uno de los primeros testamentos de Escobar, en el que el capo del cartel de Medellín especifica que la mitad de sus bienes, en caso de muerte, irían para su esposa, Victoria Eugenia Henao; a su entonces único hijo, Juan Pablo, lo que le correspondiera por ley, además de toda su colección de carros antiguos y clásicos. Y sobre futuras hijas mujeres –años después nacería Manuela–, aclaró que de la “cuarta de mejoras que la ley otorga” recibieran bienes, muebles, enseres, porcelanas, adornos o electrodomésticos.

Pablo Escobar coronó la entrada de la hacienda Nápoles con la avioneta en la que transportó su primer cargamento de coca a Estados Unidos.

Sus padres y hermanos tendrían el 99 % de la cuarta parte de toda la fortuna y destinó el 1 % a una tía.

Sobre la existencia de este testamento habló Juan Pablo Escobar en el libro “Mi padre”, y relató que hubo un conflicto con la familia Escobar Gaviria. Dice: “Estábamos dispuestos a cumplir al pie de la letra su voluntad expresada en que el 50 % le correspondía a mi madre como socia conyugal, el 37,5 era para mí y el 12,5 restante, denominado la Cuarta de Libre Disposición, para mis abuelos, Hermilda y Abel, para mis tíos paternos y una tía suya”.

En este testamento no se habla de montos de dinero y los anexos de las sucesiones son casi inconseguibles; se habla de una lista de obras de arte de alto valor, ya desmembrada y vendida en Colombia.

| Foto: archivo SEMANA

Después se hablaría de un segundo testamento elaborado por varias razones: el nacimiento de Manuela y por la persecución desatada contra los extraditables. En este documento sacó a algunos hermanos de la repartición. Pero lo sorprendente es que en dicho testamento se habla de una fortuna de unos 120 millones de dólares, un valor muy inferior teniendo en cuenta que “Forbes” llegó a tasar el patrimonio de Escobar en 3.500 millones de dólares a finales de los años ochenta.

La fortuna de Pablo Escobar, al parecer, sigue viva muchos años después; y la extinción de dominio a las propiedades que hasta el día de hoy tienen quienes estuvieron cerca de él muestra que la mafia perpetúa sus ganancias.