Política

Pacto Histórico: crecen las dudas por falta de transparencia en el orden de las listas cerradas al Congreso

La alianza progresista que lidera Gustavo Petro parece tener prácticas internas que recuerdan a la política tradicional que él mismo critica. Esta es la denuncia.

10 de diciembre de 2021
gustavo petro Candidato presidencial
Desde hace varias semanas han trascendido disputas internas en el Pacto Histórico por el orden de las listas cerradas al Congreso de la República. | Foto: Juan carlos sierra

Desde hace varias semanas han trascendido disputas internas en el Pacto Histórico por el orden de las listas cerradas al Congreso de la República. A pesar de que existe intención de enmendar lo ocurrido entre candidatos, persisten las dudas por el supuesto favoritismo de los precandidatos menos experimentados y preparados para llegar al legislativo. Este jueves (9 de diciembre), se conoció de la renuncia de una precandidata a la Cámara por Bogotá y la denuncia apuntaría a que en la alianza progresista se llevan a cabo procesos opacos para escoger el orden de las listas.

Juana Afanador, activista y escritora, pretendía lanzarse por el Polo Democrático, pero las acciones discutibles e incongruentes del Pacto Histórico la llevaron a renunciar a su aspiración. “Mis convicciones también me han llevado a ser enfática en el rechazo de algunas prácticas al interior del Pacto Histórico”, anotó.

Afanador se refiere a las alianzas con figuras que van en contra de los derechos de las mujeres, las comunidades sexualmente diversas y quienes en algún momento se encontraron ligados a la “política tradicional uribista”.

Sin embargo, el centro de su molestia se enfoca en el mecanismo escogido para llegar al Congreso de la República: las listas cerradas que recaudan votos y asignan curules en orden de arriba hacia abajo. Afanador, en este sentido, considera que se mantendría la armonía en la coalición con listas abiertas de voto preferente.

Después de poner en la mesa su nombre para la candidatura, confesó que sus expectativas “fueron languideciendo progresivamente” porque las listas cerradas privilegiaron “fidelidades, promoción de delfinazgos y estímulo de mecanismos propios de la vieja política que, se supone, debemos superar”, aseveró.

Aseguró también que, entre más se acerca el plazo para definir las listas, “crecen las dudas, los debates, la incertidumbre y la poca claridad frente a los criterios de definición del orden de la lista”. Ahí, menciona las ya mediáticas disputas en el Atlántico, Bogotá, Antioquia, Nariño y Valle del Cauca.

Incluso, alertó que el senador Wilson Arias, del Polo Democrático, está considerando no volver a lanzar su aspiración al legislativo por los perjuicios que vienen detrás de las listas cerradas.

“Por lo anterior, he decidido renunciar a mi aspiración a la Cámara de Representantes por Bogotá. Desafortunadamente, no veo garantías para competir por una curul que me permita seguir luchando desde el Congreso de la República”, anotó quien fue precandidata por la colectividad.

Las críticas desde el interior del Pacto Histórico no paran. En algunas ocasiones, son directamente dirigidas a Gustavo Petro y a un supuesto talante autoritario. En un trino, Sara Tufano, activista y militante del Polo Democrático, también resaltó la importancia que tendría la apertura de las listas al Congreso de la República.

“Lo más ético y coherente es que las listas del Pacto Histórico sean abiertas. No lo digo solo yo, lo dicen las juventudes de las más diversas regiones del país. Sin mecanismos claros ni democráticos para ordenar las listas terminará imperando la cercanía a Gustavo Petro”, aseveró la socióloga en su cuenta de Twitter, etiquetando directamente al senador.

En el Pacto Histórico, a pesar de ser una colectividad progresista, se pueden percibir movimientos que favorecen a aquellos más cercanos al liderazgo de Gustavo Petro. Mientras se pierde coherencia ideológica con coaliciones y adhesiones con sectores que en algún momento eran opuestos al petrismo, las bases de la alianza de izquierda pierden la convicción de que el movimiento del senador significa un cambio en la forma de hacer política.