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Padre e hijo asesinaron brutalmente a dos jóvenes, una de ellas menor de edad, en Cali: esta es la dramática historia
Padre e hijo son los presuntos responsables del brutal asesinato de dos mujeres, una menor de edad. Tasajearon los cuerpos con lo que encontraron a la mano para evitar ser descubiertos. Esta es la historia.
Germán Evelio Ñáñez y John Michael Lenis Arias convirtieron su casa, en el sector de ladera de Siloé, en Cali, en una carnicería. Lo que en principio sería una noche de desenfreno con licor, drogas y mujeres, entre ellas una menor de edad, terminó en una macabra escena del crimen orquestada por este padre y su hijo, casualmente no reconocido, pero cómplice de los brutales hechos.
Elizabeth Alejandra Rojas y Karen Gissel Canelo, de 17 y 21 años, fueron contactadas por John a través de Facebook. No pensaron que corrían peligro, todo apunta a que se tenían confianza porque ya se conocían o al menos se hablaban desde tiempo atrás, así lo han determinado las pesquisas de las autoridades. “Compramos unas pepitas y nos fumamos algo”, con este mensaje convenció a las mujeres de salir de sus casas el 19 de agosto de este año. No lo dudaron, era viernes y querían pasarla bien.
No les importó la distancia: vivían en el municipio de Yumbo, tomaron un bus y se fueron hasta Cali. Casi a las cinco de la tarde, las jóvenes hicieron contacto con Germán, el padre de John, en el sector de Siloé.Todo transcurría con normalidad. Los vecinos los vieron subir las gradas que llevan a la vivienda y hasta observaron a una de ellas asomada en el balcón. Luego cayó la noche, y la música, el licor y las sustancias psicoactivas fueron el coctel que embriagó a los cuatro.
Una vez las mujeres ingresaron a esa casa, nunca más volvieron a salir, o al menos no con vida. Hebert Mejía Castro, teniente coronel de la Seccional de Investigación Judicial y Criminal (Sijín) de la Policía de Cali, quien lideró la investigación, contó a SEMANA que entre las nueve de la noche, momento del último registro de actividad en los celulares de las víctimas, y las dos de la madrugada del 20 de agosto, los hombres cometieron los crueles vejámenes.
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Padre e hijo se asociaron para matarlas y luego desmembrarlas, de manera improvisada, con las herramientas que tenían a disposición. ¿Pero si la idea era pasarla bueno, por qué decidieron asesinarlas? Son varias las hipótesis que manejan las autoridades, sin embargo, todas apuntan a que el origen fue una discusión.
“Hemos establecido que eran prepagos, jóvenes y demasiado extrovertidas; les gustaba el consumo de estupefacientes (…) De pronto el padre, quien tiene más años (48), quiso estar con una de ellas y le exigió el pago por sus servicios. Él se ofuscó y alegó argumentando que ya les había dado drogas. También pudo ocurrir que se pasaron en el consumo de drogas, pelearon y mataron a una de las mujeres, ahí decidieron acabar con la vida de la otra”, estimó el uniformado
.Nadie escuchó nada. Los vecinos de John, de 22 años, y Germán estaban acostumbrados a los ruidos, el consumo de trago y de drogas. Mientras Siloé dormía, hicieron del predio una casa del horror.
La manera en que las asesinaron, por el estado en que han sido encontrados los restos, es materia de investigación. Lo cierto es que tras matarlas, se dedicaron a desmembrarlas y, literalmente, picarlas en pedazos pequeños para botarlas en diferentes lugares del sector.
“Querían picarlas para tirarlas por la cañería, pero los tubos de las casas en Siloé son muy pequeños como para que pase la carne, por eso tomaron sábanas y cortinas y depositaron algunos restos en la alcantarilla, pero esta también es muy pequeña”, explicó Mejía.
Al mediodía del 20 agosto, las autoridades encontraron en la alcantarilla mencionada por el oficial, a pocos metros de la vivienda, trozos de carne tasajeados, vísceras, piel, un útero y una blusa usada por Karen el día de los crímenes. Días después, el 28 de agosto, en inmediaciones al cementerio de Siloé, fueron encontrados los brazos y las piernas de la menor de edad dentro de una bolsa. Se sabe que las extremidades encontradas eran de Elizabeth por un tatuaje que tenía en una mano, mientras que los análisis determinaron que el útero corresponde al cuerpo de Karen, porque ella era madre de un pequeño y este órgano había engendrado un hijo en el pasado.
“Ha sido difícil establecer cómo las mataron y desmembraron porque los cortes de piel que aparecieron son pequeños. Cuando vimos los restos no sabíamos si eran de un animal o un ser humano”, dijo Mejía. El paradero de las dos cabezas y de las extremidades de Karen es aún desconocido, y quizás ya nunca aparezcan.
Habitantes de Siloé dijeron haber visto a los dos presuntos homicidas botando bolsas a unos contenedores comunitarios que acumulan residuos del barrio, los cuales luego son vaciados en el camión de la basura. Si los restos que hacen falta fueron tirados allí, rastrearlos sería una tarea imposible para las autoridades. Solo John y Germán saben realmente dónde los abandonaron.
Las autoridades tardaron poco más de un mes en recolectar las pruebas suficientes para capturar a padre e hijo y allanar la vivienda. Entrevistas con familiares y amigos de las jóvenes, conversaciones de ellas con los supuestos asesinos, videos de las cámaras de seguridad del Masivo Integrado de Occidente (MIO) y llamadas entre ellos son los elementos que tienen a John y a Germán privados de la libertad.
Los testeos de la escena del crimen permitieron fortalecer las sospechas de que padre e hijo son los asesinos de las mujeres. En el predio encontraron manchas de sangre que habían sido limpiadas y que no se veían a simple vista, pero sí con equipos especializados. Las cortinas en las que envolvieron los cuerpos, una funda de almohada manchada y algunas prendas de vestir de las mujeres, entre ellas un par de zapatos blancos, también fueron halladas.
Germán, quien tiene antecedentes por violencia intrafamiliar y fue abandonado por su esposa por este motivo, aparece sonriendo, de oreja a oreja, en la fotografía del registro de la captura, como si celebrara lo ocurrido o se sintiera satisfecho.
Después, de manera informal, el señor nos dice que lo único que sabe es que su hijo fue el que llevó a las muchachas y que ellos se empericaron tanto que la traba les duró ocho días, y que solo recuerda que estuvieron en la casa, hubo una diferencia y nada más”, explicó el teniente coronel.
Tanto las víctimas como los victimarios son de origen humilde. John tiene esposa y es padre de un bebé de tres meses, mientras que Germán tiene otra hija, quien de hecho vive en el primer piso de la casa donde ocurrieron los crímenes, pero supuestamente estaba fuera de la ciudad el día de los macabros sucesos.
De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, a estos sujetos les imputaron los delitos de homicidio agravado y desaparición forzada, los cuales no aceptaron durante las audiencias. Las penas a las que se enfrentan son altísimas. Aunque no supieron nada de ellas durante semanas, los familiares de Elizabeth y Karen guardaban la esperanza de encontrarlas con vida. Ahora, ante la confirmación de las autoridades del hallazgo de sus restos, solo claman justicia. “Nos dejan un vacío inmenso, no se merecían esto”, sollozaron allegados de las jóvenes en redes sociales.