Educación
Padres de familia de niños con discapacidad denuncian discriminación en colegios de Colombia
En los planteles estarían exigiendo que los niños tengan un complemento constante para el menor en las aulas de clase, incrementando los costos para la familia, o simplemente cierran la posibilidad de matrícula en la institución.
En marzo se celebra mundialmente el mes del Síndrome de Down por disposición de la ONU, motivados por una mayor conciencia pública sobre el tema y así recordar que todo ser humano tiene derecho a la dignidad, pues a pesar de las diferencias que existan, siempre se complementa la sociedad entre unos y otros.
Se calcula que 1 de cada 700 nacidos vivos en Colombia tienen síndrome de Down, aunque no hay cifras exactas, pues aún se cree que hay un subregistro significativo. Sin embargo, por estudios extraoficiales, se estima que en el país hay alrededor de 40.000 personas con esta condición que termina generando en algunos círculos sociales estigmatización.
Estudios demuestran que independiente con qué condición nazca el ser humano necesitad del entorno social para desarrollarse abiertamente, es por esa razón que el Ministerio de Educación desde hace varios años ha permitido que en los colegios tradicionales se tenga la opción de educar a niños que tienen síndrome de Down, déficit en visión o audio, entre otros, para no crear brechas ni discriminación.
Pero padres de familia denuncian en SEMANA que muchos colegios del país le están cerrando la puerta en la cara a sus hijos con múltiples excusas. Un fenómeno que se está viendo más en instituciones educativas privadas que públicas. Incluso están exigiendo que independientemente de la característica especial que tenga el alumno, es necesario que los padres consigan a un acompañante al que llaman “sombra”, esa persona tiene que estar todo el tiempo en las clases, lo que en realidad no sería necesario si el docente tiene vocación de enseñanza.
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Pues, explican que esa figura fue creada únicamente para aquellas personas que son totalmente dependientes de alguien, pero no es el común denominador en la mayoría de los casos. Y, por el contrario, sí obliga o a que uno de los padres tenga que retirarse del empleo para estar todo el tiempo con el niño que podría ir solo a estudiar o los obliga a gastar más dinero en su educación, debido a que tienen que contratar a un tercero.
“Todos los días una institución educativa cierra sus puertas a un menor con discapacidad y eso debe cambiar. Porque esa niña, ese niño o ese joven que es rechazado por razón de una discapacidad, tiene también un millón de capacidades. Entre ellas, por supuesto, la capacidad de aprender”, dijo Mónica Cortés, directora de Asdown Colombia.
Para ella, al igual que la sociedad se indigna cuando no deja entrar a una persona afro a un gastro-bar, es igual o peor de molesto que en los colegios les cierren las puertas a los estudiantes con discapacidad intelectual, Argueta que eso es eso también es impensable.
Historia como esas se denuncian a diario, hace unas semanas se conoció el caso de la madre que compartió en Instagram la odisea para matricular a su hijo. 11 instituciones le han negado un cupo, el Liceo Francés solo fue la primera. Sin darse la oportunidad de conocer al niño, le dijeron: “¿por qué no buscas un colegio donde pueda ser feliz?”, según lo revelado.
Alertan que a las familias les cierran la puerta desde el jardín. Si el niño no camina, si no habla, puede llegar a los cinco años sin ninguna oportunidad de atención educativa. Otras familias reciben el primer golpe al buscar cupo en un colegio “grande”.
La directora de Asdown Colombia recalca que hay una amplia normativa, leyes, decretos y convenciones que garantizan en el papel los derechos de todos los niños para ir al colegio. Pero hay una brecha grande en su implementación efectiva en todo el sistema educativo, público y privado.
“No debe ser un problema educar niños que estudien usando audífonos que los aíslen del ruido, o que aprendan a usar una calculadora en lugar de memorizar las tablas de multiplicar”, precisó Cortés.