Valle del Cocora. Foto: Getty
La palma de cera es representativa del Valle de Cocora. | Foto: Getty Images/iStockphoto

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Palma de cera cayó sobre un carro en el valle del Cocora

No se registró ninguna persona lesionada ya que el vehículo se encontraba estacionado en el lugar. Sin embargo, hay alerta por los permisos que se requieren.

16 de abril de 2022

Este viernes, en medio de la Semana Santa, se presentó un accidente que ha llamado la atención de locales, turistas y las autoridades en Salento, municipio del departamento del Quindío. El tallo de una palma de cera cayó sobre un carro que se encontraba parqueado en un sitio privado.

Afortunadamente, hasta donde se ha conocido no hay heridos y afectaciones de vidas humanas. Mientras tanto, como se evidencia en las imágenes, el carro quedó con graves afectaciones ya que la palma impactó fuertemente todo el vehículo.

Según la información que se ha conocido se trata de un predio privado llamado La Esperanza, cercano al municipio de Salento en Quindío, por lo que serán los dueños del carro quienes deberán considerar los hechos con los dueños del lugar.

Aun así, las autoridades han estado atentas a lo sucedido y la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ) ha dado parte de lo sucedido y varias recomendaciones para visitar este lugar turístico del país.

En ese sentido, la CRQ aseguró que, al ser un predio privado, es deber de los dueños la conservación de la flora del lugar en este caso. Además, alertaron que no contarían con los permisos necesarios ni una solicitud para prestar este servicio o el cuidado de las palmas.

Esta región del valle del Cocora es característica por su fauna y flora, en la que no solo se encuentran estas características palmas de cera de gran altura, sino que conviven en el ecosistema diferentes especies de aves que deben ser conservadas.

En medio del suceso del carro, varios usuarios y expertos han buscado hacer consciencia del panorama turístico que se vive en la región, que si bien es uno de los atractivos que tiene el país tanto para locales como de otras partes de Colombia y del mundo, no estaría con las mejores condiciones para su conservación y el turismo podría estar impactando negativamente este lugar.

José Calet Prado, un experto en sostenibilidad del país, explicó que este lugar puede llegar a ser “insostenible” si no se toman medidas al respecto.

“Simplemente tiene un uso devorador del ecosistema, inclemente con el patrimonio histórico y no representa goce de un ambiente sano”, aseguró.

Dice que es una reserva natural del país representada por la emblemática palma de cera y hábitat del loro orejiamarillo y el cóndor de los Andes, otra de las especies representativas del país.

Recuerda que allí ha habido una pelea jurídica en la que el Tribunal Superior de Armenia lo declaró sujeto de derechos en el 2020. Sin embargo, el año pasado la Corte Constitucional tumbó esa decisión.

Además, evidencia que para entrar y salir del lugar se utilizan mecanismos de transporte que cada vez están impactando en peor medida estos ecosistemas. Por ejemplo, además de los vehículos particulares se usan las características Jeep Willys tradicionales de esta región, pero que en ocasiones van con sobrecupo y no cumplirían todas las medidas de seguridad ni para el lugar ni para los turistas.

“La ruta que normalmente toma 20 minutos, en temporada alta toma entre 2 y 3 horas, con filas interminables de vehículos, nadie controla nada, y además la capacidad de los parqueaderos en el valle para vehículos privados se desborda”, asegura Prado.

El experto en sostenibilidad menciona que los vehículos contaminan con su material particulado y el uso del suelo, pero también los caballos, que son otra modalidad usada y que no solo terminan agotados por las largas jornadas y el terreno inclinado, sino que el excremento que dejan impacta el suelo de la reserva.

“Miles de personas visitan el valle, rebosando la capacidad de carga, sin recibir una charla sobre el ecosistema, dejando a su paso residuos, compactando el suelo, afectando la calidad del paisaje y el agua. Los senderos son áridos y las zonas verdes muy similares a un potrero”, reclama Prado.