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Papá de Luis Andrés Colmenares recordó a su hijo con tristeza: “Otra vez octubre”
El joven falleció en extrañas circunstancias en 2010.
Mientras muchas familias celebran la llegada de octubre, debido a que en esta época festejan Halloween con fiestas, disfraces y dulces; para la familia Colmenares Escobar es un mes lleno de recuerdos dolorosos debido a la partida de uno de sus integrantes: Luis Andrés Colmenares Escobar.
El próximo 31 de octubre se cumplen 12 años de la muerte este joven, que sucedió en extrañas circunstancias y que aún no son del todo esclarecidas. Por tal motivo, Luis Alonso Colmenares, padre del joven, publicó a través de su cuenta de Instagram un video donde se muestran fotografías de Luis Andrés y este, a su vez, está acompañado de un sentido mensaje.
“Otra vez octubre... Desde hace 12 años siempre que empieza octubre es difícil para mí. Cuando la gente me conoce, cuando me ve en los aeropuertos, en los aviones, en cualquier parte, o mis estudiantes en las aulas universitarias, todos se quedan viéndome, y yo me imagino que se preguntarán: cómo hace este hombre para seguir la vida con semejante cruz encima”, expresó Luis Alfonso.
De acuerdo con el padre de la víctima, aunque la partida del joven los golpeó fuertemente como familia y el recuerdo sigue doliendo, han sabido afrontar la situación con valentía.
“Hoy les digo algo que he leído: “hay momentos de la vida donde la realidad nos golpea duro. Nos sentimos morir, pero por suerte no nos morimos. La clave está en saber pararnos una vez más”. Saber pararnos otra vez y seguir el camino”, agregó Luis Alfonso.
Y concluyó diciendo que “Mientras sigamos vivos hay mucho por hacer y tenemos que sacar las fuerzas de donde sea para seguir el camino. No lo duden nunca: todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Los misterios de la muerte de Luis Andrés Colmenares
La muerte de Luis Andrés Colmenares es el caso judicial que quizá más atención ha generado en los colombianos por años. El fallo que confirma la absolución de Laura Moreno y Jessy Quintero se da tras 10 años de pleitos en los estrados y en los medios de comunicación. A las dos jóvenes, un juez de primera instancia ya les había otorgado una sentencia a su favor. Los argumentos del tribunal sostienen que existe una duda razonable sobre el papel de ambas jóvenes. Además, enlistó la serie de errores que cometió la Fiscalía de Eduardo Montealegre en el desarrollo del caso. La justicia asegura que con el material probatorio que ha existido en estos 10 años, se sostiene más la tesis de que fue un accidente y no un crimen.
Sin embargo, las circunstancias en las que se produjo la muerte de Colmenares no dejaron nunca de ser extrañas para los colombianos que siguieron el caso. SEMANA narró en detalle lo que sucedió esa noche del 30 de octubre de 2010 en una crónica. Así contaron testigos y los implicados a la revista lo que pasó en ese controversial momento:
“La tarde del sábado 30 de octubre de 2010, horas antes de su muerte, Luis Andrés Colmenares Escobar estaba conversando por su teléfono móvil con Laura Moreno. “Dejemos eso así. Yo no soy de peleas ni de problemas”, le oyeron decir. “Ponle tú orden a eso. Es que yo no quiero problemas con nadie”. Luis apenas había comenzado a salir con Laura hacía unas tres semanas. Y era claro para él, como les había contado a sus allegados, que ella estaba tratando de salir de una relación difícil con otro novio, Carlos Cárdenas. Por eso, quienes oyeron la conversación se imaginaron que estaban hablando de él.
A pesar de que Luis, de 20 años, y Laura, unos años menor, estudiaban la misma carrera en la Universidad de los Andes, solo se fijaron el uno en el otro a principios de ese octubre. En la semana de receso de la universidad, un grupo de amigos armaron un paseo a Carmen de Apicalá y allí coincidieron. Al principio, Luis tuvo que bajarse del paseo porque a su mamá la operaron de urgencia de una apendicitis. El destino tal vez le puso la tentación de salvarse.
Pero él, a última hora, y cuando su madre ya estaba bien, resolvió unirse al grupo en los dos últimos días de vacaciones. Allí conoció a Laura y comenzó, como llaman los guajiros, el ‘vacilón’. Ella se mostró interesada en Luis. Tanto que muy pronto comenzó a recogerlo en su casa en Quirinal, de camino a la universidad, en un carro con chofer y escoltas. Laura vive en Ciudad Salitre con una prima porque su familia reside en Casanare, donde su papá es un próspero y exitoso ganadero de la región y tiene además una compañía que hace todo tipo de obras civiles y de geotecnia para las más grandes petroleras del país. Además, según dijo Laura a la Fiscalía, tiene una empresa de taxis en Bogotá.
Ese sábado, Luis no parecía estar muy seguro de querer ir a la fiesta de Halloween. Algo lo inquietaba. Y, metódico como era, comenzó a hacer una lista de pros y contras de ir a la fiesta. En la lista de pros anotó: “Arreglar el problema con Laura”. Resolvió ir. A las 11 de la noche de ese sábado, Laura llegó a recogerlo, luego pasaron por Gonzalo Gómez y se fueron a cumplir la cita que tenían con su combo de amigos en la Zona Rosa, más exactamente en la discoteca Penthouse, cerca de un pequeño parque que hay en el costado sur de la 85 con 13.
En las fotografías se ve cómo se divirtieron. Luis Andrés iba disfrazado de diablo, y Laura, de la ratoncita Minie. Carlos Cárdenas también fue disfrazado de policía con esposas y revólver de juguete al cinto. En otra fotografía, tomada a las tres de la mañana a la salida de la discoteca, minutos antes de que ocurrieran los trágicos hechos, se ve a Luis con la cabeza baja y a Laura, con otra compañera, Jessy Quintero, conversando.
Ellas son las únicas dos testigos de lo ocurrido. Las dos coinciden en contar la misma historia a las autoridades: ellas dicen que estaban en la salida de la discoteca esperando el carro para irse de la fiesta y de repente Luis Andrés se fue hacia la 85 con 15 a comprar un perro. Y que de repente, cuando ya tenía el perro en la mano, él salió corriendo hacia el parque El Virrey, que queda dos cuadras más al norte, y que se tiró al caño. “Lo cogí, lo abracé para que no siguiera corriendo. Se soltó a la fuerza y siguió corriendo hacia el caño. Vi cuando él cayó en el caño”, declaró Laura Moreno.
“Llamé al celular de Luis y me contestó Laura, la llamé para saber dónde estaban, me contestó que estaba en un caño. Mientras hablábamos, ella empezó a gritar que el Negro se había caído en un caño. Decía: ‘¡Se cayó, se cayó!’”. La historia, aunque puede sonar extraña, podría ser también cierta. Sin embargo, a la familia de Luis Andrés –un muchacho juicioso, sin problemas de alcohol, uno de los mejores resultados del Icfes del país, con 50 medallas de todo tipo en el Liceo Cervantes y con tres monitorías en la universidad– no le cabía en la cabeza ese comportamiento. Además, no era de su temperamento enloquecerse por las mujeres. En ese momento comenzaron a aflorar las primeras preguntas.
La familia nunca se creyó esta historia. Y empezó a gritar a los cuatro vientos que lo de su hijo no era un suicidio. Sin embargo, cuando conocieron la necropsia, en febrero de este año, todo parecía consumado. En el dictamen forense decía que su hijo había muerto por la caída y el examen de alcoholemia arrojó grado tres –el máximo– en su sangre. Pero ahí, otra vez comenzaron las preguntas: ¿cómo había podido correr tantas cuadras si con ese grado de alcoholemia no habría sido capaz de sostener su cuerpo? ¿Por qué la necropsia se demora en salir casi dos meses? No obstante las preguntas que la atormentaban, la familia Colmenares Escobar, ante ese documento con valor de prueba judicial, no tenía nada que hacer. Y solo varios meses después, cuando Oneida, la mamá del fallecido, una mujer de Villanueva, Guajira, que cree que las madres tienen contacto con los hijos aunque se vayan, soñó que su Luis le decía: “Mami, la prueba está en mi cuerpo, búsquenla”.
Y por eso decidieron contratar a un experto en exámenes forenses, que con solo comparar los resultados de la necropsia con el álbum fotográfico del levantamiento del cadáver encontró muchas incongruencias: unas tan evidentes como que no tenía solo una herida, como consta en el primer informe de Medicina Legal, sino siete. Y otras mucho más técnicas que llevaron al forense particular a concluir que Luis “no murió ahí, ahí lo pusieron”. El médico legista encontró 60 inconsistencias en el informe inicial de Medicina Legal y determinó que Luis, antes de ser arrojado al caño, debió permanecer boca arriba en otro lugar por mínimo 12 horas.
La sentencia que confirma la absolución de Laura Moreno y Jessy Quintero no es el fin tampoco. El hermano de Luis Andrés, Jorge Colmenares, anunció que seguirán judicialmente el caso en las instancias que tengan disponibles. “Esto no termina aquí. Seguiremos luchando por encontrar justicia”, dicen.
*Este artículo es una versión actualizada del reportaje que hizo SEMANA sobre la muerte de Colmenares cuando el caso salió a la luz pública.