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Francisco superstar
La esperada visita del papa a Colombia tiene tres dimensiones: una religiosa, una política y otra social. ¿Qué puede esperarse de la peregrinación del sumo pontífice?
El argentino Jorge Bergoglio, el cardenal jesuita que el Cónclave de Roma encontró en el fin del mundo para designarlo papa en 2013, llega por fin este miércoles a Colombia, el séptimo país con más católicos sobre la Tierra y el tercero de América Latina. Las visitas papales siempre son “dos en una”, dice Guillermo León Escobar, embajador de Colombia en la Santa Sede y uno de los vaticanistas más respetados del país. El papa es el pastor de los fieles católicos y, al mismo tiempo, el jefe de Estado del Vaticano.
El pontífice recibirá honores de jefe de Estado, pero también el del máximo jerarca de la fe que tiene más creyentes en el país. En Bogotá lo recibirá el presidente de la república, Juan Manuel Santos, con los honores y el protocolo acostumbrados en la visita de un jefe de Estado. Ahí, “tras un corto recibimiento y honores, llega el ‘papa mandatario’”, dice Escobar.
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En los días previos a la llegada del pontífice, la Iglesia ha hecho énfasis en el carácter pastoral –y no político- del viaje. ¿Se desprenderá Francisco de su figura de líder político y renunciará Santos a buscar que los colombianos vean su presencia como una bendición al proceso de paz? Seguramente no. Si algo ha demostrado el papa Francisco, es que dirige sus palabras y sus acciones no solo a movilizar a los cristianos, sino a la sociedad y a la política. Y Santos, quien se encuentra en uno de sus momentos más bajos de aceptación popular, aprovechará el carisma de Bergoglio para que apoye la paz, y para que promueva la necesaria reconciliación.
El periodista y vaticanista Camilo Chaparro considera que todo lo que diga o calle el papa va a tener una interpretación religiosa, pero también política. Y eso explica, en parte, la confusión que tienen la mayoría de los colombianos sobre las razones que traen a Francisco al país: apoyar la paz, como quiere mostrar el gobierno, o hacer una visita pastoral del líder católico que quiere renovar el mensaje de Jesús.
En sus viajes anteriores por todos los continentes, Francisco siempre se ha mostrado distante y crítico de los políticos y de los poderosos. Y ahí, sin dudas, muchos se llevarán sorpresas. Si bien el sumo pontífice envió varios mensajes para respaldar el proceso de paz de La Habana e incluso intentó acabar con el enfrentamiento de Santos y el expresidente Álvaro Uribe en la fallida audiencia de Roma en diciembre de 2016, el papa viene a hablarles a los colombianos comunes y corrientes, especialmente a los más pobres y vulnerables. Va a ser insistente y contundente en predicar las ideas cristianas -la fe, la Iglesia, la familia, la vida desde la concepción hasta la muerte- y en insistir en la necesidad de dar el paso hacia la reconciliación, pero no solo política sino frente al odio, las injusticias sociales y económicas; la indiferencia frente a los pobres, los desvalidos, los habitantes de la calle, el medioambiente.
El periplo
En Bogotá, tras salir de la Casa de Nariño, llegará a la plaza de Bolívar donde lo esperan 22.000 jóvenes que oirán su primer mensaje a todos los colombianos y, por extensión, a los católicos del mundo. Después, tras un recorrido y varios encuentros, a las 4:30 oficiará la misa más grande que se haya realizado en el parque Simón Bolívar. En su homilía defenderá la vida, hablará de la Virgen María y sobre la necesidad de ayudar a los más pobres. Exhabitantes de calle, enfermos y discapacitados tendrán un espacio reservado cerca del Templete Eucarístico.
Al día siguiente, en Villavicencio, el mensaje central de la misa campal será la reconciliación con Dios, la paz, el perdón y la imperiosa necesidad que hoy tiene la sociedad colombiana de convivir, así como las nuevas obligaciones que impone la terminación del conflicto. “El papa va a apoyar el desarrollo de la paz, como profeta de la paz, defensor del bien común, del bienestar ciudadano y de la vida”, dice Escobar.
El sacerdote jesuita Carlos Novoa escribió en el especial ‘Francisco en Colombia’ de SEMANA, que “el papa viene a enseñarnos la paz, a superar la masacre de las armas y a comunicarnos que, además de esta superación, si no hay perdón, reconciliación y eliminación de las tremendas injusticias y exclusiones que marcan el cotidiano nacional e internacional, nunca será posible construir una convivencia pacífica”. Francisco certifica cómo “la pobreza y las discriminaciones son el origen de la violencia y el terrorismo”. Asimismo, insistirá en las causas de toda esta vorágine y en el imperativo de asumirlas y resolverlas.
Por su parte Hernán Olano, director del Departamento de Historia de la Universidad de La Sabana y vaticanista, dice que “se espera que emita un mensaje sobre la situación de Venezuela aprovechando que van a estar los integrantes de la Conferencia Episcopal de ese país en Villavicencio. Ya estando tan cerca tiene que pronunciarse sobre la crisis y dentro de esos puntos no solo está la persecución a la Iglesia, sino la actitud valiente de los jóvenes frente al sistema”.
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El sábado, en Medellín, hará su llamado central a los jóvenes, quienes tienen en sus manos el poder de transformar la sociedad. En una de las ciudades más católicas se espera que haga una defensa y un llamado a las vocaciones religiosas. “Para que empiecen y se preparen a construir la paz que les está entregando una generación que hizo la guerra y les entrega la paz para que la consoliden, para que den el primer paso para construir una nueva sociedad y un nuevo país”, dice el embajador Escobar.
Y, finalmente en Cartagena, tras visitar barrios pobres y algunos lugares religiosos, dejará el mensaje de la defensa de los derechos humanos. “La pobreza y la inclusión serán el eje del discurso en Cartagena, no solo para los pobres de Cartagena sino del mundo que se encuentran afectados por lo que el mismo papa ha denominado la cultura del descarte”, dice Olano.
Una vez finalice la misa, el papa se trasladará al aeropuerto de la ciudad, en donde lo despedirá el presidente Santos, con su esposa y comitiva. De nuevo, Francisco se vestirá de jefe de Estado como protagonista del acto protocolario al dejar el suelo colombiano.
Aunque la agenda está perfectamente planeada y las homilías ya impresas, aún hay preguntas. ¿Insistirá en propiciar el acercamiento entre Santos y Uribe? ¿Qué tanto se jugará en el apoyo a la paz con las Farc? ¿Impulsará los diálogos con el ELN? ¿Cómo lo verán los miembros de la comunidad LGTBI que han visto en él una esperanza? ¿Qué dirá del cultivo y tráfico de drogas o de la destrucción del medioambiente? Aunque en un comunicado el viernes la Iglesia anunció que no se reunirá ni con Uribe, ni las Farc, ni con la oposición colombiana o venezolana, hay expectativas sobre los mensajes o silencios del papa Francisco hacia ellos.
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Habrá gestos importantes. En Villavicencio 2.000 indígenas de las 102 etnias del país esperan entregarle -en medio de una calle de honor custodiada por la guardia indígena- un acta en la que denuncian el despojo histórico de sus territorios ancestrales, la violación sistemática de los derechos de sus pueblos y el detrimento de la madre tierra que el desarrollo trae cada día. No será el único.
Fe, ante todo
Por encima de todo, en la agenda del papa está la misión pastoral. Como advirtió el obispo Fabio Suescún, director ejecutivo de la visita, “viene a realizar una visita exclusivamente pastoral, es decir, a cumplir su misión como sucesor de san Pedro y vicario de Cristo: a confirmarnos en la fe, la esperanza y la unidad. Su presencia entre nosotros servirá para que con su magisterio y discernimiento nos ayude a descubrir, como creyentes, el camino que hemos de seguir como colombianos de frente a las oportunidades y retos que tenemos hacia el futuro. Su visita ha de ser entendida como la de un padre que consuela y anima, para que asumamos la tarea de fortalecer los valores que nos dignifican como seres humanos y que nos construyen como sociedad, centrándonos en la reconciliación, el perdón, la justicia y la paz. En consecuencia, su presencia será punto de partida”.
El papa ya ha visitado los países con más habitantes católicos del mundo: Brasil, México, Filipinas, Estados Unidos. Le faltaban Francia, Colombia, Congo y Argentina. Sus demás viajes se centraron en naciones donde la Iglesia está amenazada o requiere de un diálogo y convivencia con otras religiones, como en sus viajes a Tierra Santa, Albania, Sri Lanka, Turquía, Armenia, Egipto; y hay otros en los que también ha tenido un claro componente político, como al Parlamento Europeo, Cuba, Estados Unidos y la ONU.
La gira de Colombia es importante porque el papa busca renovar la fe, pero también sembrar las ideas de su pontificado y de la revolución que está adelantando en la Iglesia, y que no necesariamente concuerda con parte de la curia romana, según el periodista Chaparro.
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Y para el jesuita Novoa, “el compromiso de nuestro papa es político en profundidad; no olvidemos que toda acción humana de forma insoslayable es política, porque siempre afecta la coexistencia social. Y esta es diversa del partidismo político, no pretende alinearse con un partido político u otro, o con algún líder de estos, lo cual debe quedar muy claro para evitar peligrosos equívocos, o manipulaciones indeseables”.
De ahí, sus actuaciones decididas para llamar atención sobre temas como la amenaza ambiental del planeta y el cierre de conflictos entre las naciones. Francisco jugó un papel crucial en el proceso para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos después de una larga guerra fría que amenazó con hacer estallar otra conflagración mundial; apoyó la paz en Colombia, que ahora quiere consolidar, y ha intervenido en Venezuela, en donde lo han buscado para aliviar la crítica relación entre el gobierno y la oposición.
Pero el principal motivo del viaje es refrendar la fe y frenar la pérdida de católicos a manos de cultos evangélicos o agnósticos. Mientras a finales de los años cincuenta más del 90 por ciento de la población se declaraba católica, en 2014 el porcentaje alcanzó solo el 79 por ciento, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew, de Estados Unidos. Otra medición del Centro Nacional de Consultoría a raíz de una encuesta hecha en junio pasado, determinó que para el 84,5 por ciento de los colombianos la religión es importante, pero solo el 72 por ciento se declaró católicos, seguido con el 15 por ciento que se proclamó evangélico. La Iglesia católica sigue siendo mayoritaria, pero hay tendencias que demuestran un fuerte crecimiento de las Iglesias evangélicas. Para cumplir la misión pastoral, la gira papal tiene numerosos encuentros religiosos, ceremonias litúrgicas y actos de renovación como la beatificación de los padres Pedro María Ramírez y Jesús Emilio Jaramillo, nuevos mártires por defender la fe.
La visita puede llegar a tener elementos polémicos, pero será un bálsamo y una pausa necesaria en un país convulsionado por la pugnacidad política, el pesimismo y los escándalos de corrupción. Francisco ha pronunciado palabras que se acomodan perfectamente a Colombia: “No todo está perdido, porque los seres humanos capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse… no nos dejemos arrebatar la esperanza, construyamos ya una nueva sociedad”.