POLÍTICA PÚBLICA
¿Para qué sirve la Ocde?
De la entrada de Colombia a esta organización se ha hablado mucho, pero pocos han entendido su importancia para el país. SEMANA le explica.
La semana pasada regresó a Bogotá la economista Catalina Crane, quien tal vez no tiene uno de los nombres más conocidos del gobierno Santos, pero fue una de las principales arquitectas del ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). Pocas veces en el país se había desplegado una estrategia de trabajo tan coordinado, diseñado, planeado y sincronizado, y su ejecución involucró a un grupo de funcionarios que desde Bogotá y París trabajaron en varios frentes para lograr la meta.
La entrada de Colombia a la Ocde es una enorme oportunidad y un logro de gran dimensión. Formar parte de un centro de pensamiento del más alto nivel a escala global, implica regirse por los estándares más altos de diseño en las políticas públicas, que ya han acogido los países más desarrollados del mundo. En la práctica, adoptar esos estándares garantizará una mejor calidad de vida para los colombianos.
Para comprender la dimensión del logro no sobra describir el contexto del nacimiento de la Ocde: la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Las discusiones que allí se forjaron consolidaron un foro de promoción de las mejores políticas públicas a través del intercambio de conocimiento y evaluación entre pares.
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Hoy, la Ocde es un espacio único para el intercambio de experiencias, que monitorea la evolución de muchas áreas de la política –excepto seguridad y cultura– y genera estándares que comparten los países miembros en diferentes áreas. Con la entrada de Colombia como miembro, la organización suma 37 países.
El camino fue largo y exigente. Desde 2011, cuando el presidente Juan Manuel Santos manifestó su interés, empezó un trabajo de intercambio que dio lugar a una serie de revisiones de gobernanza pública, innovación, desarrollo territorial e inversión, entre otros. Y también compromisos concretos como, por ejemplo, el asumido al aplicar las directrices de la Ocde para la transparencia en la operación de empresas multinacionales, con la ley contra el soborno transnacional.
Las reformas aplicadas le dejan al país una institucionalidad más solida y transparente.
En mayo de 2013, el país recibió formalmente el visto bueno para iniciar el proceso y la hoja de ruta para el mismo. Para el caso de Colombia –y para cada país es diferente– se estableció que la evaluarían 23 comités, no todos los que conforman la Ocde. Dicha evaluación involucra el cumplimiento de los estándares y principios de cada comité con base en revisiones técnicas.
En 2014, Colombia entregó el memorando inicial que confirma la posición del país frente a los cerca de 240 estándares o instrumentos legales, y detalla la aceptación o no de los instrumentos y si implica un tiempo para implementarlos o alguna observación.
A partir de la entrega del memorando se inició el proceso ante cada comité. Un país no gana su entrada por mayoría, sino por consenso de todos los miembros. Es decir, una vez Colombia obtuvo la opinión favorable de los 23 comités, su ingreso pasó a consideración del Consejo de la Ocde.
Finalmente, en junio pasado, el Consejo extendió la invitación formal a Colombia para ser uno de sus miembros. Satisfecho ese requisito, el Congreso colombiano tendrá que suscribir el ingreso a este organismo, como ocurre con cualquier otro tratado internacional.
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Dentro de la dinámica de funcionamiento de la organización, es necesario analizar la manera como operan los comités. Se trata de una serie de reuniones que ocurren en París una o dos veces al año sobre temas como inversión, medioambiente, competencia, asuntos fiscales, salud, gobernanza pública, entre otros. En su transcurso, funcionarios expertos en cada tema de cada uno de los países miembros se reúnen para discutir una agenda y establecer estándares que comparten los países miembros de la organización.
Adicionalmente, una planta de funcionarios de la Ocde conformada por expertos, académicos o exfuncionarios de cada área provee los insumos necesarios al comité para tomar decisiones.
Esas prácticas son dinámicas y evolucionan permanentemente. Por lo tanto, requieren una revisión constante que significa una comparación con los países más desarrollados. Por esta razón, al alcanzar la condición de miembros, los pares reconocen que Colombia tiene prácticas exitosas para compartir y que, en consecuencia, está en las mismas condiciones que ellos.
El intenso camino que recorrió el país para entrar a la Ocde no responde a un capricho. En los cuatro años de trabajo participaron muchos funcionarios tanto en Bogotá como en París, en lo que se llamó una fuerza de tarea, liderada en diferentes momentos por un contacto de alto nivel. Inicialmente, lo encabezaron en la Presidencia de la República Catalina Crane y María Lorena Gutiérrez.
Después, Crane, como representante de Colombia ante la Ocde en París, asumió el liderazgo de coordinar el acceso a los comités con el apoyo desde Colombia de un equipo en el que estuvieron Gutiérrez, Luis Guillermo Vélez, Mauricio Cárdenas y Carolina Soto. Este trabajo articulado arroja resultados como que la Ocde haya reconocido las buenas prácticas que ya se implementan en el país, particularmente en materia de estadísticas.
Las reformas aplicadas en el marco de cada comité también le dejan al país una institucionalidad más sólida y transparente en asuntos como el Plan Decenal de Justicia, que promueve el acceso, la eficiencia y la modernización del sistema judicial; la ley de soborno transnacional o un instrumento inédito en el país, pero clave a la hora de diseñar la política agropecuaria: el censo agropecuario.
Aunque Colombia ya es miembro de la organización y obtuvo el visto bueno de los comités, algunos de ellos pidieron la revisión periódica de avances del país en ciertos aspectos: política ambiental, política regulatoria, pesca, químicos, gobernanza pública, empleo y asuntos laborales y comercio. Colombia tendrá que elaborar periódicamente informes sobre los avances alcanzados en estos temas, después de que el Congreso ratifique la convención en Colombia y esta sea depositada en Francia.
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La Ocde es el espacio ideal para que los funcionarios colombianos aprendan de primera mano acerca de las mejores prácticas de sus pares en otras naciones. Gracias a este ingreso, hoy Colombia tiene en todo el mundo el reconocimiento como un país regido por políticas serias y transparentes, que contemplan en su diseño los más altos estándares sociales y ambientales, parámetros exigidos, a su vez, a inversionistas nacionales o extranjeros que desarrollen negocios en el país.
En suma, Colombia, como miembro de la Ocde, se consolida como un actor importante en la construcción de políticas públicas globales. Se trata, sin duda, de una oportunidad para el sector público y privado de impulsar, bajo el mismo marco, la agenda que requiere el país.