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Paro nacional | Caso de patrullera presuntamente abusada por vándalos en un CAI llega a la CIDH
El abogado internacional del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Víctor Mosquera, envió una carta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llegó una carta enviada por el abogado Víctor Mosquera, quien señala que en relación al paro nacional y las protestas que se han venido desarrollando en Colombia entre el 28 de abril y el 21 de mayo de 2021, es preocupante la situación de una integrante de la Policía Nacional de Colombia que fue presuntamente torturada y violentada sexualmente por civiles en la ciudad de Cali.
“En este sentido, la Firma ha evidenciado una gravísima vulneración flagrante a los derechos humanos amparados en el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, según los cuales ninguna persona puede ser sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”, señala la misiva en su inicio.
La carta hace un relato detallado de lo ocurrido señalando que el día 29 de abril de 2021, en la ciudad de Cali siendo el segundo día del Paro Nacional, “una patrullera, integrante de la Policía Nacional (de quien se reserva su identidad por su seguridad) inició su día laboral en la estación de policía de Aguablanca, Cali, lugar que se le había asignado para reforzar la seguridad de la zona en razón a las marchas que se venían presentando”. Luego advierte el documento que, en horas de la tarde, un grupo de manifestantes se acercaron a la estación de policía de Aguablanca y comenzaron a incendiar llantas. Así mismo, buscaron rocas, palos y botellas para lanzarlos contra la estación.
“En medio de los ataques, uno de los manifestantes indicó que debían sacar a la patrullera de la estación por el simple hecho de ser mujer al considerarla el eslabón más débil, afirmando: “Vea hermano, una mujer, saquémosla”. Ante esto, los compañeros de la patrullera intentaron protegerla de los manifestantes; sin embargo, sus esfuerzos no fueron suficientes pues los manifestantes golpearon a los policías y lograron sacar a la patrullera de la estación”; agrega.
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La patrullera cuenta, según la la carta, que los civiles la sacaron de la estación de policía arrastrándola, por lo que ella en ese momento les rogó por su vida. Una vez lograron sacarla de la estación de policía la tiraron en el piso y sin piedad comenzaron a golpearla, insultarla, despojarla de sus pertenencias. No bastándoles con esto, un hombre se puso sobre ella y le quitó la chaqueta de su uniforme.
Ante la CIDH, se expone que: “Los actos de tortura por parte de los vándalos hacia la patrullera fueron de tal magnitud que otras personas le sujetaban los pies y las manos para que la tocaran y la golpearan. Es de destacar que además de la tortura física y la violencia sexual que sufrió la patrullera, también fue torturada psicológicamente pues la amenazaron con realizarle otro tipo de actos sexuales, que por fortuna no pudieron cometer, ya que la patrullera logró escaparse con ayuda de un gestor de convivencia”. Además, señalan: “Hay que destacar que recibió ayuda de un ciudadano ajeno a las manifestaciones, quien le permitió entrar a su carro para sacarla de ese lugar donde le estaban lanzando piedras, palos y hasta abusando de ella sexualmente”.
Señala también que estos actos de violencia no pueden seguir presentándose.