POLÍTICA
¿Por qué se levantaron los líderes del paro de la mesa convocada por Duque?
El Gobierno les propuso dialogar bajo la metodología de la conversación nacional pero los organizadores de la protesta se negaron y por eso no se sentaron con los gremios. Piden que la negociación de los 13 puntos se dé por aparte y de forma directa con el presidente.
El desayuno con huevos y almojábanas al que el presidente Iván Duque invitó en la mañana de este martes a los líderes del paro no salió como el Gobierno esperaba.
Aunque transcurrió de forma respetuosa, hizo aflorar nuevas diferencias sobre la metodología de la conversación nacional, lo que hace imposible un acuerdo en el corto plazo que contribuya a desactivar la protesta social que se vive en las calles. Al final del encuentro, los líderes de los sindicatos anunciaron que este miércoles habrá un nuevo paro.
Hacia las 7:00 a.m., casi 20 líderes sindicales y de organizaciones sociales llegaron al Salón Bolívar de la Casa de Nariño. Allí, Duque los recibió junto con la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y sus ministras de Interior, Trabajo, Educación, y los ministros de Agricultura y Comercio Exterior.
El presidente les dio un saludo, lamentó la muerte de Dilan Cruz, tras ser agredido por un agente del Esmad el sábado en el centro de Bogotá, y luego hizo un resumen de lo que ha hecho el Gobierno en cada uno de los temas centrales que reclaman los líderes de la protesta. Duque solo habló en este primer momento.
Después, le dio la palabra a Diógenes Orjuela, el líder de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que llegó con un pliego de 13 puntos. Orjuela los leyó, uno por uno. El primero busca que el Gobierno retire “el proyecto de ley de reforma tributaria en tránsito en el Congreso”. En el segundo, solicita que se derogue el decreto que le dio vida al holding financiero estatal, que agrupa a nueve empresas financieras como el Banco Agrario, Findeter, Finagro, el Icetex y el Fondo Nacional del Ahorro.
En otros puntos se pide que se disuelva el Esmad y se depure a la Policía Nacional, instituciones a las que responsabilizan de la muerte de Dilan Cruz. Los líderes del paro también exigen que el Gobierno se abstenga de tramitar la reforma pensional y laboral, y privatizar o enajenar bienes del Estado. Además, que revise los tratados de libre comercio; que se siente con Defendamos la Paz y evalúe el cumplimiento del acuerdo suscrito con las Farc; que tramite en el Congreso los proyectos anticorrupción, que derogue el impuesto para la crisis financiera de Electricaribe, entre otros.
Este extenso listado de peticiones fue oído atentamente por Duque, quien tomó nota. Otros líderes presentes en la reunión, como el ambientalista Carlos Andrés Santiago, también tomaron la palabra y le reprocharon al presidente que esté autorizando las pruebas piloto para el ‘fracking’, cuando en la campaña se opuso a este mecanismo de exploración de hidrocarburos. También le exigieron negar cualquier licencia que facilite la explotación minera en Santurbán (Santander).
“Le insistimos al presidente, de manera reiterada, que estos espacios deben hacerse de manera abierta y de cara a la gente. No deben ser reuniones encerradas en la Casa de Nariño, cuando la gente en las calles está pidiendo otras cosas”, dijo Santiago.
Pero lo que hizo terminar el encuentro de manera abrupta fue una invitación que les hizo Duque para que, en una segunda mesa y de manera inmediata, se sentaran con los gremios y los entes de control, en medio de la metodología de la conversación nacional. A los líderes del paro no les sonó la idea. Por eso, se pararon y salieron de la Casa de Nariño y advirtieron que ellos no harán parte de esa apuesta política con la que Duque intenta solventar el momento más díficil de su gestión.
“Los temas serán abordados exclusivamente a través de los mecanismos que se acuerden independientemente de los establecidos por el Gobierno para el diálogo nacional”. Así lo dejaron por escrito los sindicatos al final del pliego de 13 puntos.
Orjuela, el presidente de la CUT, sostuvo que ellos demandan “una interlocución directa”. “Ahora lo que viene es que nos respondan por escrito lo que piensan de nuestras peticiones”, aseguró.
Lo que viene en las próximas semanas es incierto. El Gobierno no quiere que el diálogo con los líderes del paro se salga de la metodología de la conversación nacional, ya que se convirtió en la gran apuesta de Duque para buscar conectarse con los ciudadanos y ganar gobernabilidad.
La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez fue enfática al terminar la reunión: “En este momento pretender tener conversaciones que excluyan al resto del país es una equivocación porque tenemos a buena parte de los colombianos, que son realmente una mayoría silenciosa, que también discrepan en algunos puntos con ellos o con el Gobierno”.
“Si queremos tener una conversación nacional, hay que tener espacios incluyentes, no excluyentes. Acá tambien hay que entender que lo que quiere el Gobierno es tener en cuenta los distintos puntos de vista y por eso una conversación constructiva no puede radicalizar las posiciones”, agregó la vicepresidenta.
Lo que se vio en la Casa de Nariño, en últimas, es una gran paradoja. Los líderes del paro vienen reclamando diálogo y, ante eso, el presidente anuncia con bombos y platillos una conversación nacional. Pero bastó el primer encuentro para que una de las partes se levante de la mesa y ahora exija otras reglas de juego.