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Parto a sangre fría: la macabra historia de una mujer a la que le robaron el bebé de su vientre

SEMANA conoció apartes del cínico interrogatorio que rindió Yadira Alexandra Yepes, señalada de ser el cerebro del terrorífico homicidio de una habitante de calle embarazada para robarle su bebé, en Soacha.

23 de abril de 2022
| Foto: getty images

“Ella presentaba herida en el abdomen con exposición de órganos, otra en el cuello por degollamiento, tenía las manos atadas, y su cuerpo fue encontrado abandonado en medio de un mar de sangre. Tirado en un potrero”, la cruda narración forma parte del macabro caso de la habitante de calle embarazada asesinada en Soacha para robarle su bebé, mediante una especie de cesárea a cuchillo limpio.

El sábado 9 de abril, en la vereda Chacua, a las afueras de Soacha, el municipio vecino al sur de Bogotá, se ejecutó uno de los crímenes más perturbadores de la historia reciente.

A una mujer, aún con vida, pero bajo efectos de narcóticos, le tasajearon el vientre y le extrajeron a su hijo, un bebé que estaba a solo un mes de nacer. Una mujer y tres hombres orquestaron el plan, que incluyó una cesárea artesanal contra la indefensa mujer, que vivía en condición de calle. Los criminales, a los que se les puede calificar de despiadados, acordaron que cumplido el plan, con el bebé en sus brazos, lo venderían por 15 millones de pesos a redes de tráfico de niños.

Macabro plan

Según la investigación, Yadira Alexandra Yepes Sotelo fue el cerebro del repudiable homicidio. Se trata de una mujer de apenas 23 años, pero con un prontuario criminal extenso para su corta vida.

Sobre su espalda pesa un proceso por homicidio y hurto. La Justicia le había concedido el beneficio de prisión domiciliaria, condición que no frenó sus fines homicidas y, por el contrario, la aprovechó para delinquir. Yadira armó el plan para salir con las manos limpias. Primero debía acercarse a su víctima, seducirla para ganarse la confianza sin que sospechara de sus descabelladas intenciones.

Así se hizo amiga de la habitante de calle elegida para su propósito. Le regalaba comida, ropa usada, juguetes para bebé, dinero y hasta la ayudaba con hospedajes esporádicos en casas de mala muerte, conocidas como pagadiario. La envolvió en un ambiente de hermandad, y la mujer embarazada seguramente se sintió protegida, salvaguardada y con apoyo para traer al mundo una nueva vida.

No encontró motivos para dudar de quien se presentaba como una mano amiga. Ya con la primera parte del plan ejecutado con éxito, venía la otra fase: robar el bebé. La joven sabía que no lo podía hacer sola, debía conseguir a alguien que le hiciera la segunda en sus desquiciados pensamientos. Por ello acudió a viejos amigos de andanzas delictivas, a quienes les compartió su idea.

Con engaños, dice la investigación a la que tuvo acceso SEMANA, se llevaron a la habitante de calle a la lejana vereda, y, como Judas, Yadira entregó a la mujer embarazada en manos de los criminales. Estaba muy drogada, medio zombi, y no era consciente de lo que le hacían. Esa condición fue aprovechada por sus asesinos para internarla en un matorral, en donde, sin poder oponer resistencia, le amarraron las manos para inmovilizarla.

Tirada en el piso y adormecida por la droga que le habían hecho consumir sus victimarios, ejecutaron el acto que se puede calificar de carnicería pura. Le abrieron el estómago, sacaron sus órganos, y de manera rudimentaria retiraron al bebé. A la mamá la degollaron sin piedad, dejándola destrozada y abandonada en el pastizal.

Lo que conoció SEMANA del cínico interrogatorio que rindió Yadira ante los investigadores de la Policía es la confesión de que los dos sujetos, luego de llevarse a la mujer embarazada, regresaron un tiempo después y le entregaron al bebé. Las autoridades recopilaron videos como prueba. En ellos se aprecia a Yadira caminando por un barrio desolado con el niño en sus brazos, y a su lado un sujeto la acompaña en bicicleta.

En su declaración les confesó a las autoridades, sin arrepentimiento ni remordimiento, que la mujer asesinada era la mamá del bebé que ella tenía en sus brazos. Incluso reconoció que iba a comercializar al niño por 15 millones de pesos en redes dedicadas al tráfico de menores.

La investigación

La tranquilidad de la comunidad que vive en la vereda Chacua se rompió ese 9 de abril, cuando en un matorral encontraron el cuerpo sin vida. Los resultados forenses indicaban que la mujer había sido objeto de un cruel procedimiento, una cesárea artesanal. Los uniformados prendieron las alarmas y les avisaron a los hospitales y centros de salud del sector para que informaran si alguna persona llegaba con un bebé de brazos.

A los pocos días, la Policía recibió una llamada de un centro médico, desde donde informaron que había llegado una mujer con un recién nacido, indicando que no había logrado llegar a un hospital para ser atendida en labores de parto y que el niño nació en su casa.

De inmediato, llevaron a la mujer a la sala de exámenes para verificar su estado de salud y el del bebé, pero encontraron que la paciente no presentaba carga física ni hormonal de alguien en estado de gestación reciente, hecho que levantó la sospecha de los especialistas, quienes de inmediato informaron a las autoridades.

Macabro: asesinan a una mujer embarazada para robarle el bebé en Soacha
Macabro: asesinan a una mujer embarazada para robarle el bebé en Soacha | Foto: Suministrada a Semana

Al llegar los investigadores, se encontraron con los familiares de la mujer, y la verdad sobre lo sucedido comenzó a salir a la luz. El esposo de la supuesta mamá les contó a las autoridades que su compañera sentimental se encontraba en estado de embarazo, pero que le llamó la atención que ella de un momento a otro, sin avisar, apareció con un bebé, por lo que decidieron llevarla al centro médico.

Atentos recibieron la declaración del esposo, que indicaba el camino de la responsabilidad de Yadira. Efectivamente, estuvo embarazada, pero había sufrido un aborto, situación que no le informó a su esposo ni a su familia. Decidió mantener la mentira del embarazo hasta que conoció a la habitante de calle y le surgió la idea de quedarse con el bebé para hacerlo pasar como su hijo.

En medio de esta horrorosa trama, Yadira convenció a sus familiares de organizar un baby shower para el niño que supuestamente estaba por nacer. Siguió con su vida como si estuviera embarazada mientras ideaba su criminal estrategia. Los investigadores por el momento tratan de establecer si es verdad la versión de que el bebé iba a ser vendido por 15 millones de pesos o si lo dijo para engañar a sus cómplices y convencerlos para que la ayudaran a robarlo.

Sobre los secuaces de Yadira, las autoridades ya identificaron plenamente a uno de ellos, a quien están buscando. Los otros dos se encuentran en proceso de individualización. La presunta autora intelectual del macabro engaño fue judicializada por los delitos de homicidio agravado, tortura y tráfico de niños. El bebé, que no sabe el oscuro camino por el que llegó a la vida, se encuentra en poder del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y en óptimas condiciones de salud.

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