Historias de vida
Pasó de ser lustrador de zapatos a gran empresario de la industria del calzado
John Williams demostró que pese a las adversidades se puede salir adelante en medio de una sociedad que lucha por la desigualdad y la falta de oportunidades.
Cada paso que dio John Williams en medio de las dificultades lo llevaron al éxito y a convertirse en un empresario que genera empleo a 300 personas. Creció en una familia en la que las necesidades económicas abundaron, tanto así que a los 13 años decidió salir a las calles a trabajar. Cargaba una caja para lustrar calzado. Pasar varias horas al día frente a decenas de zapatos embolándolos le permitió detallar cada costura, materiales y al hablar con sus clientes sobre la comodidad, quizá fue lo que le despertó el talento de crear calzado. Su sueño siempre fue ser empresario.
Durante dos años se dedicó a horrar cada moneda que le pagaban y cuando se dio cuenta alcanzó a reunir $300.000, un monto significativo para esa época, suficiente para iniciar su negocio: a los 15 años de edad realizaba diseños apetecidos por mayoristas en el centro de Bogotá en el popular sector de San Victorino.
El buen nombre que logró construir cruzó fronteras y ya no solo proveía a los almacenes capitalinos de calzado, sino que desde otras regiones del país lo empezaron a buscar para contratar sus servicios, que ganó la fama de ser de buena calidad y con precios competitivos. Luego de varias décadas y cuando pensaba que estaba llegando a la cima, se enfrentó a un nuevo reto que lo obligó a empezar de cero.
En su fábrica se presentó una falla eléctrica que generó un incendio que logró consumir toda la mercancía. “La verdad, terminé con una sola muda de ropa, mi familia casi se muere, logré sobrevivir. En esa época perdí alrededor de 80 millones de pesos, no sabía qué hacer, terminé en la calle de nuevo”, dijo Williams.
Aunque fue difícil, no fue imposible volver a salir adelante. Hoy en día genera empleo para 300 personas, tiene 30 puntos de venta en diferentes ciudades de Colombia. Con distribución internacional, asegura que en lo corrido del año ha vendido 400.000 pares de zapatos en países como Chile, Ecuador y Perú. Un avance importante para la industria del calzado que por el tema de la importación china había perdido terreno.
El empresario destacó que parte de su éxito se lo debe al talento y compromiso de mujeres cabeza de hogar: “Hoy contamos con gran cantidad de personal, en su mayoría son madres cabeza de hogar, quienes trabajan de la mano con nosotros desde hace más de 10 años”, añadió el empresario.
Los tipos de zapatos que una mujer debe utilizar para cuidar la salud de sus pies
De acuerdo con el portal Ortoweb, usar un calzado adecuado es fundamental para el bienestar del pie e incide indirectamente en el funcionamiento óptimo de las articulaciones, la columna vertebral y el cuello. “En efecto, muchas de las deformaciones de los pies y de las patologías del aparato locomotor y circulatorio son consecuencia de haber usado un calzado inapropiado durante largos períodos de tiempo”, apunta el sitio web especializado en ortopedia.
Calzado para estar en casa
Las mujeres suelen transitar en diferentes espacios. La calle, su lugar de trabajo, etc. El hogar también forma parte de su cotidianidad. Y este es un factor que también se debe tener en cuenta al momento de usar zapatos.
De acuerdo con el doctor Cristian Ortiz, traumatólogo del Centro de Tobillo y Pie de la Clínica Universidad de los Andes, “usar un calzado que no usamos diariamente puede producir un problema. Hay mujeres que están acostumbradas a usar un tacón mediano o alto, y el cambio a un zapato plano puede producir molestias. Las pantuflas, muy usadas en este período, son incapaces de amortiguar el impacto contra superficies duras, y eso pudiese provocar algunas lesiones como contusiones, fracturas, fascitis plantar, tendinitis, entre otras”.
Algunas personas tienen por costumbre permanecer con el mismo calzado que utilizaron durante su jornada laboral u otros compromisos. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la casa es el lugar donde mayor tiempo se pasa. Por esto, Ortiz menciona algunos factores:
- El zapato debe ser cómodo.
- Debe ajustar bien, tanto de largo como de ancho.
- Se debe tener en cuenta un espacio suficiente entre el dedo más largo del pie y el borde del zapato para mayor comodidad.
- El calzado no debe apretar en ninguna parte del pie.
- Al igual que la ropa: si produce dolor o molestia, no se debe usar.
En algunas ocasiones, las mujeres suelen recurrir a pantuflas o estar descalzas en el hogar. Respecto a esto, el experto de la Clínica Universidad de los Andes aclara que “lo recomendable es usar calzado como zapatillas, que son cómodas, entregan una superficie acolchada en el talón, afirman bien el pie, son flexibles y se pueden usar sin problemas durante el día. Lo importante siempre es usar un calzado que me haga sentir bien, con el pie cómodo para que se pueda mover y desplazarme fácilmente. Eso es mucho mejor para nuestros pies que estar descalzos o con pantuflas”, apunta Ortiz.
Calzado deportivo
Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explica que el calzado deportivo tiene algunas características que otro tipo de calzado no poseen. Es importante utilizar zapatos especiales para realizar actividad física, ya que esto ayuda a evitar lesiones y que reúnan estos factores:
- Protección para el tendón de Aquiles: esto ayuda reducir la presión en el tendón de Aquiles, por el hecho de que sujeta el zapato alrededor del talón.
- Cuello del talón: amortigua el tobillo y proporciona un ajuste adecuado.
- Parte superior: esta área sostiene al zapato en el pie. Esto permite una ventilación en el calzado.
- Plantilla: esta es muy importante, ya que le da soporte al pie y al arco.
- Suela intermedia: amortigua y disminuye el impacto que ocurre cuando el pie se apoya en el suelo.
- Suela: los tipos de suela que tienen surcos o estrías ayudan a mantener la tracción, detalla Mayo Clinic.
- Puntera: brinda espacio para que los dedos de los pies estén cómodos y disminuir el riesgo de callosidades.